21. Desgracia en la casa Henderson

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|| Julieta ||

Alex había pasado el resto de la tarde en el mismo sitio, haciendo lo mismo, dibujando todo el tiempo. Sentí la mirada de Ryan sobre mí, y despegué los ojos del niño.

―Déjalo en paz, acosadora―gruñó Ryan mientras tecleaba en su laptop.

―Estás demasiado tranquilo Ryan, maldición, tenían a tu hijo.

Lo miré con enojo y me retiré a la cocina. Golpeé la mesa con mis puños y dejé caer la cabeza sintiéndome frustrada. Necesitaba la información que tenía Alex. Algo hizo click en mi cabeza, debía pensar como Margaret. Utilizar una de sus técnicas sutiles para hacer que yo hablara sin darme cuenta.

Regresé a la sala, ignorando la mirada de advertencia que me daba Ryan me senté en el suelo junto al niño. Tomé una de sus hojas y lápices de colores. Hice el mayor esfuerzo por dibujar un extraño muñeco que se pareciera a Perro. Alex se fijaba en lo que yo hacía y lo repetía en su papel.

Vamos niño, solo dame una pista.

Me fijaba que su dibujo tenía detalles diferentes, a su muñeco le hizo el cabello oscuro, era más pequeño, y tenía lentes.

―¡Oh Dios! ―susurré. Sin duda, tenía que ser el juez―¿Quién es ese?

Alex negó con la cabeza y siguió dibujando. Mis manos temblaron cuando alguien tocó la puerta, Ryan dejó su laptop y abrió la puerta. Sentí alivio cuando vi a Margaret entrar. No se parecía a la psicóloga fastidiosa de siempre, lucía enojada, su postura era rígida y las comisuras de sus labios formaban una línea. Se parecía a Mónica.

―¿Cómo está el pequeño? ―preguntó sin saludar.

―Sin un rasguño―contestó Ryan.

―¿Qué contacto tuviste con Perro? ―Me preguntó a mí. Su frialdad me tomó por sorpresa.

Tomé el dibujo de Alex y lo arrugué en mis manos. Una chispa de esperanza empezó a crecer, quizás tenía lo suficiente para rescatar a alguien de las manos de Henderson. Salvar a Sam.

Le conté a Margaret todo lo que Perro me había dicho, sin reservarme detalles. Cuando concluí ella y Ryan se miraron como si estuvieran encajando un rompecabezas.

―Perro quería enfrentarme y luego mi hijo aparece aquí―Ryan movió su cabeza con frustración―Creo que Perro está trabajando por su cuenta. ¿Y si no solo nos enfrentamos con los Romanov?

―¿Qué crees tú Julieta? ―Margaret me miró a los ojos, como si quisiera encontrar alguna verdad dentro de mí.

Me reí con sorna.

―Después de tanto tiempo actuando sin importarte mi opinión, ¿Justo ahora la quieres? ¿Crees que oculto algo?

―Yo...―empezó a decir ella.

Enarqué las cejas y la miré con dureza, por un momento me sentí como la vieja yo. La que no se dejaba manipular, ni creía en palabras vanas.

―No sé qué pretendes con tu actitud de reverenda perra pero no les oculto nada a ustedes.

―Creo que Margaret piensa que has estado en contacto con tu novio―dijo Ryan haciendo mucho énfasis en la última palabra.

―Me gustaría―dije con sinceridad―Pero Sam y yo somos dos desconocido con algunos recuerdos en común.

―Mercedes seguirá buscándole la pista a Perro―se dirigió Margaret a Ryan―. Uno de los gemelos sigue con Amy Henderson y el otro custodia a William. Rosset ya está bien y pidió encargarse de Julieta. Tú y yo seguimos siguiendo al juez de cerca.

La locura de JulietaWhere stories live. Discover now