23. Quien traiciona a quien.

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~Julieta~

—No estarías con el corazón roto, si te hubieses enamorado de mí. —dijo Zack mientras se cerraban las puertas del elevador —Soy como un ángel, solo me faltan las alas.

—No tengo el corazón roto—refunfuñé—, si Ryan quiere estar con Mercedes, a mi no me importa. No me interesa su vida privada en lo más mínimo. Tengo cosas más importantes en las cuales preocuparme.

Zack se reclinó sobre mí y me miró inquisitivamente.

—¿Te das cuenta que no mencioné a Ryan? Me refería a Sam—enarcó las cejas—, al parecer sí estás preocupada por la vida privada de Ryan.

Me mordí el labio inferior ante la mirada de Zack. Las puertas se abrieron y caminé hacia la habitación de JJ con Zack pisándome los talones.

—Necesitas hablar sobre esto Braden. No hay nada peor que sentirte ahogado por tus propios pensamientos. — dijo Zack —. Esa frase sonó bien, debería postearla en Tumblr.

Desde la escena del hospital Ryan y yo nos habíamos evitado, muy maduro de nuestra parte, Zack y yo hablamos lo suficiente como para yo poder lograr convencerlo de que lo mejor sería que dejara de vivir con Ryan. Después de lo que pasó la noche anterior, dudaba que nos viéramos a la cara cada día.

Después que mi nariz mejorara, empezaría a trabajar con Bennett y tendría ingresos con los cuales manejarme sin tener que sentir que dependía del dinero sucio de mis padres o de los favores de los demás.

—¿Cómo está el hombre más apuesto del mundo? —Pregunté al entrar a la habitación de JJ.

—Estoy justo detrás de ti—contestó Zack.

—Podrían hacer menos ruido—gruñó mi hermano—. Tengo jaqueca.

—Trataba de darte ánimos, pero contigo no se puede bestia.

JJ bufó y yo fruncí el ceño, pensaba que estaría feliz porque al fin solo le quedaba un día en el hospital. Pero su rostro reflejaba todo lo contrario a la felicidad, algo sucedía con él.

—Yo iré a hablar con el doctor—dijo Zack—, tenemos que saber si todo está listo para mañana.

Cuando Zack salió de la habitación, me senté en una silla junto a la cama de mi hermano. Lo miré fijamente hasta que él se sintió lo bastante incomodo como para prestarme atención.

—No puedo adivinar qué sucede, tienes que decirme, así funcionan las relaciones familiares normales.

—¿Desde cuándo algo en nuestra maldita vida es normal? —preguntó con desdén.

—Nada, pero no por eso debemos dejar de intentarlo.

—Claro Braden, juguemos a las casitas y a la familia feliz. ¿Qué crees? ¿Qué nuestra vida cambiará con tus malditas palabras bonitas? ¿No ves lo jodido que estamos?

Lo miré con asombro sin saber qué contestar. Contuve el deseo de gritarle devuelta o de ponerme de pie y alejarme. En su lugar, me estiré hacia él y busqué su mano, cuando la tuve junto a la mía le dediqué media sonrisa.

—No sabes todas las noches que pasé junto a tu cama mientras no despertabas, todas las lágrimas que derramé... y ahora estás aquí, eso es suficiente para que quiera que esta vida mejore.

JJ me miró sin decir nada por unos segundos, tras un largo suspiro su rostro se relajó.

—Me siento impotente en esta cama, yo debería estar encargándome de todo. Sin embargo, no puedo hacer nada.

La locura de JulietaWhere stories live. Discover now