Capítulo 27: Sentimientos tristes, ambiente incómodo

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Hubo un silencio en la mesa, un silencio de pocos segundos que se sintieron cuales horas fueran. Mientras picaba mi comida con un tenedor, con la mirada perdida, una película pasaba por mi mente en la cual mamá era herida por su novio. Me empezó a brotar una lágrima y sin darme cuenta de que Ben me veía confundido, me empezaron a salir más lágrimas mientras aún veía a ninguna parte, cuando finalmente alcé la mirada y volví a la realidad, mi hermano me miraba confundido a la vez que preocupado con comida en su tenedor para llevarla a su boca. Dejó el cubierto sobre su plato y sin aún decirme nada, dio un sorbo de su zumo. 


Su silencio me volvía loca, ¿Iba a decir algo o no? Él gustaba de hacerme sentir idiota y aparentemente ese día en especial, había despertado realmente irritante y sarcástico. Hasta que mi curiosidad mezclada con una gigante pizca de enojo, le pregunté:

-¿Dirás algo? ¿O sólo te quedarás ahí sin decir nada? 

-Eres... tan irritante al igual que sensible 

Golpeé el comedor con la palma de la mano mientras me empujaba a mí misma en la silla hacia atrás y con los nudillos en el riñón izquierdo y con un tono más grave y fuerte dije:

-¿Yo irritante? Hoy despertaste increíblemente molesto y no sé por qué, ayer estabas perfectamente bien y hoy... no sé qué diablos pasa contigo, ¡casi se quema la cocina!

-Eso fue culpa tuya y... no soy molesto ... sólo soy así...

-Mentira, tú siempre eres frío pero nunca eres una molestia... dime qué te pasa ¿Hice algo que te molestó?

-Eso no es de tu interés

-Claro que lo es, eres mi hermano, sabes que yo te amo, eres... mi mejor amigo

-Bien... solo deja de decir cosas tan cursis, empalaga... yo... estoy enojado, por que recurriste a alguien que literalmente no conoces para subirte el ánimo en lugar de buscar consuelo conmigo, eso me hirió los sentimientos, sin mencionar que ni siquiera conoce el tema y que a parte no te subió nada el ánimo, porque aún estás llorando

Su declaración me dejó, literalmente, tiesa con lágrimas de rabia en los ojos, con la mano aún sobre la mesa, la pálida piel de su cara se empezó a tornar rosa, era de las pocas veces que yo en mi vida había visto a Ben sonrojarse... por decir sus sentimientos. Duré unos segundos en la misma posición, luego me paré y con lentos pasos llegué a él y lo abracé al rededor del cuello, mis tibias lágrimas ya no eran por mamá, sino por Ben. Él nunca decía sus sentimientos a nadie, nunca supe si a Ben le había gustado alguien antes, si lo habían molestado en algún lugar, si se habían metido con él...  jamás hablaba sobre él y sin embargo... siempre escuchaba lo que los demás tenían que decir. 


Mis lágrimas caían en mis brazos para resbalarse y luego mojar su camisa. Ben me regresó el abrazo a través de sus manos, apretando mis brazos con sus manos con dedos de pianista.


Permanecimos así no más de un minuto, sentimientos tristes, ambiente incómodo. Lo solté y le revolví su ya revuelto cabello antes de darle un zape. Regresé a mi asiento y continué comiendo; mientras seguíamos desayunando con aún el olor a sartén quemada en el aire, le pregunté:

-Entonces... ¿Qué hacemos con respecto a mamá? Está ebria ahora mismo, sin duda

-Haremos lo que hiciste hace un rato: llamarla, es la única forma de cerciorarnos de que nada le suceda

-Pero la cuestión es... cada cuánto

-Podemos hacerlo cada 3 o 4 horas, evitando ser una molestia 

Mi padrastroWhere stories live. Discover now