PRÓLOGO

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Shanghái, una ciudad que no duerme, fue testigo del amor de un par de niños de primaria, aquel día ellos se conocieron en un parque de diversiones. Adrien tenía apenas 7 años cuando sintió mariposas en el estómago, para él esa sensación era completamente nueva y más cuando estaba con una niña, esa niña se llamaba Marinette y tenía unos padres cariñosos que, a comparación de los de él no era nada. Mamá siempre trabajaba con su padre así que prácticamente se crió solo. Aquel día jugaban en el parque de diversiones, exactamente en los columpios.

-Oye, Mari...-dijo el mientras se mecía en el columpio- ¿Quieres ir por un helado?

-No...-dijo ella meciéndose aún más, su cabello bailaba con el viento del lugar, para Adrien, Marinette era la más hermosa niña que una vez había visto - Papá viene con unos helados...

-Oh mi pequeña...-dijo su padre, Tom alzó a su hija en brazos y la abrazó con tal dulzura que Adrien sintió algo de envidia.

-Papá ¿cierto que compraste helados para todos? - La mamá de Mari era hermosa, le ofreció un helado a Adrien. Emocionado, el rubio tomo el helado de Vainilla entre sus pequeñas manos y luego comenzó a lamerlo.

-¡Gracias! Esta sabroso...- Marinette vivió días felices en Shangai -Subamos al Túnel del Amor...

-Oh, sí, ¡buena idea! - Adrien corrió hacia el túnel del amor, se paró frente a Marinette y cuando iba a ser su turno lo midieron con una regla hecha de Madera. No medía lo necesario como para subir solo, tenía que ser acompañado por un adulto o alguien mayor y más grande que él.

-Voy con él...-dijo Marinette ofreciéndole una sonrisa a la mujer que los medía- Yo cuidaré que no haga travesuras...

-Una chica fuerte...-dijo la mujer que los estaba atendiendo - Cuida de tu pequeño hermano...- Marinette rió con delicadeza mientras veía la cara de Adrien hacer un puchero, no le agradó nada lo que dijo la joven. Solo se llevó las manos al bolsillo y con desgano se subió al bote seguido de sus padres.

-Eres una bruja...-dijo él sin mirarla, estaba molesto porque le habían dicho pequeño. El rubio era pequeño, a comparación de Marinette que gozaba de una buena altura, finas facciones y hermosa sonrisa- No es justo que midas más que yo... ¡yo soy un hombre!

-Oh, y yo una mujer...-dijo ella indignada tomándose la cintura- En realidad eres un enano...

-C-Claro que no...-dijo Adrien haciendo su berrinche en el bote- Es más, ¡te apuesto algo Marinette!

-¿Que me apuestas? -Marinette lo miró más cerca, estaba tan cerca de él que no pudo evitar ponerse nervioso- Dudo que se algo interesante...

-La apuesta es la siguiente...-hablo con determinación el jovencito- Si yo crezco más alto que tú, te casarás conmigo...

-Eso es absurdo, seguirás siendo muy pequeño para cuando crezcas. No acepto la apuesta... -la azabache rio un poco mientras pasaban por el túnel.

-¡Eres una Bruja Cobarde! -gritó el jovencito cayendo de bruces al suelo, terminó raspando su cara, para cuando salieron del Túnel Adrien estaba llorando como todo niño de siete años que se lastima. La mamá de Marinette que estaba en el bote junto con ellos lo levantó sacudiendo sus rodillas, le acarició suavemente la mejilla y sacando un curita de su bolsa se lo puso en el rostro.

-Como nuevo...-Sabine, era un amor de madre y ante situaciones como estas siempre tenía una solución inmediata - Listo, ahora por favor no vuelvas a saltar en el bote o caerás en el rio...

-Jajajaja Adrien es un tonto...-Marinette se tomó el estómago riendo, Adrien se enfadó por la burla de Marinette y decidió no hablarle.

-Solo es travieso...-Sabine le acarició la cabeza a su hija- Ambos son un par de niños muy traviesos...

The Best Friends ||Adrianette||Where stories live. Discover now