EL DISEÑADOR Y SU HIJO

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Marinette abrió los ojos muy temprano por la mañana, tenía en mente lo que debía de hacer en el club de periodismo. Hoy iba a debutar como entrevistadora justo con la persona que admira. Gabriel Agreste, era el diseñador más reconocido en todo París y por ende un gran conocedor de la materia que ella deseaba estudiar saliendo de la preparatoria Francoise Dupont. Tomó un refrescante baño y bajó como todos los días a desayunar con sus padres. Sabine, tenía el desayuno listo, un par de panes integrales con queso, un vaso de leche, jugo de naranja y croissant. Tom, que trabajaba en la panadería de su familia se desvelaba para traer el mejor pan a la mesa y también vendérselo a París, por algo no era el mejor panadero de las celebridades.

-Papá, me alcanzas uno de esos riquísimos Croissant, hoy se ven más apetitosos que otros días...-aplaudió mientras papá se los acercaba y tomaba uno. Se lo llevó inmediatamente a la boca y al sentir crujir de su adorada harina, la llevó al cielo, era exquisito, crocante y sobre todo tenía un sabor salado con mantequilla – ¡¡Tus Croissant son el cielo!!

-Muchas gracias, hija – El padre de la familia Dupain-Cheng era increíble, disfrutaba ver a su hija devorarse cada creación suya como si fuera una niña de diez años.

-Ayer por primera vez vi a Adrien Agreste muy de cerca, estaba jugando básquet en el campo deportivo de la preparatoria – su madre levantó la cabeza, sabía que había escuchado ese nombre en algún lugar, pero ¿en dónde? – Fui a recoger mi libreta de diseño y me golpeó la cabeza con su balón....-dio un suspiro de alegría- Él es tan espectacular...

-Veo que te gusta ese chico, es la primera vez que te oímos hablar así de un chico...-dijo Sabine riendo por las reacciones efusivas de su hija.

-Madre, él es tan perfecto. Quiero decir, tiene unos ojos verdes esmeraldas brillantes, una sonrisa de príncipe de cuentos de hadas y las manos lo suficientemente grandes que si me abrazara me sentiría completamente protegida por él...-suspiró nuevamente pero esta vez con algo de decepción- Pero, tiene tantas chicas alrededor que no tendría ninguna oportunidad de hablar con él...

-Porque no lo intentas, un chico así no se debe dejar pasar ¿No es así Tom? –Sabine, amaba a su esposo y sin duda esta era una expresión clara de ello. Ella tenía veinte años cuando ambos se conocieron en París y luego de un par de años decidieron contraer nupcias. Ella era oriental y él un simple panadero pero ambos tenían un gran futuro por delante.

Al cabo de un año de casados Sabine salió embarazada de Marinette, que muy pronto crecería para ser el orgullo de la familia Cheng. Su amado tío Cheng deseaba conocerla tan pronto como pudiera y fue entonces que decidieron ir a Shangai a vivir en su gran mansión. El tío Cheng adoraba a su amada sobrina nieta, por eso que al fallecer su primer mandato fue que la llevasen a París. Desde ese momento ellos comenzaron a trazar el futuro prometedor de su hija.

-Un chico así debe dejarse pasar si quieres tener éxito en la vida...-Tom sonríe tocando su bigote con la punta de sus gorditos dedos, Sabine lo codeo para que dijera algo positivo- Pero si él es tan perfecto para ti, tienes que acercarte a él. Recuerda siempre que eres una Dupain-Cheng y los Dupain-Cheng jamás se rinden antes las adversidades... Lucha mi querida niña si él es lo que quieres...

-Papá...-suspiró pesadamente y lo miró- ¿Crees que un jugador de Básquet se fijaría en una Nerd como yo?

-No eres una Nerd...-dijo Tom y miró su reloj- Creo que es tarde para ir a la preparatoria...

-¡Oh! ¡No de nuevo! –se paró rápidamente de su asiento y corrió a alistarse. Abrió su vestidor y sacó lo primero que encontró. Su ropa consistía en un Short rosa y una blusa con cuello tipo "v" con un diseño floreado en la parte derecha de aquella hermosa blusa. Cogió su mochila y se despidió de su perra – Tikki, regresaré luego... nos iremos al parque hoy... lo prometo

The Best Friends ||Adrianette||Where stories live. Discover now