SOLO RECUERDOS DE TI

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-Dime , ¿Qué es lo que tienes que decirme?...

Adrien, de cierta manera estaba feliz de conformar una familia con Marinette , actualmente trabajaba en la empresa de su padre mientras ella cuidaba de casa y se tomaba un receso merecido por su largo trabajo. ¿Debía contarle o no? Lo cierto es que no sabía cómo decirle lo que estaba pasando, pero tampoco es como si debiera quedarse callado pero ahora debía pensar en el estado emocional de dos personas más que en el suyo. Marinette y su hijo constituían una parte fundamental para lo que estaba pero venirse, es por ello que decidió quedarse callado.

-No... solo que, hoy tuve un buen día en el trabajo, parece que tu asistente está haciendo un buen trabajo..

-Entonces, ¿es solo eso? - expresó Marinette caminando hacia la cocina- ¿Quieres algo de comer?

-Sí. Tengo tanta hambre que me comería un Búfalo...- Marinette lo quedó mirando, una de sus bromas, pero esta tenía sentido. 

-No haz comido desde la mañana, no es así, prometiste que comerías algo... - La azabache no pudo evitarlo, quedó viendo a su esposo cogerse la nariz y dirigirse al baño, al rato salió con el rostro lavado y luego sonrió como si nada estuviera pasando

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Los meses comenzaron a pasar y Marinette notaba que algo iba mal, ya tenía seis meses de embarazo cuando algunos comportamientos de Adrien comenzaron a volverse habituales. Se quedaba por horas en el cuarto de baño, tosía y tosía expulsando la comida que ella le daba, la vez pasada hizo lo mismo en el restaurant luego de una larga velada. Había perdido mucho peso y por si fuera poco el cabello comenzaba a caerse como si estuviera...

-¡Adrien! , dime lo que realmente tienes. Se muy bien que sabes que es lo que te está pasando ...- Adrien salió del baño, pálido y sin ganas de hablar. ¿Algo realmente malo ocurría?

-No es nada, me cae mal la comida, desde hace algún tiempo mi estómago no es el mismo...-dijo él sonriéndole- será mejor que descanses, iré a comer algo para recuperar lo perdido...

-Es lo que cocino...-Adrien negó la cabeza y se acercó a acariciarle el vientre a Marinette

- Eres mi tesoro, tú y mi valioso hijo son el tesoro que siempre quise tener...

Adrien quedó abrazado a la cintura de su mujer, mientras esta  le acariciaba con cuidado el cabello rubio que ahora parecía tan frágil. Y así continuaron los días, sin pena, ni gloria. Sin nada más que decir, besó el vientre de Marinette con amor, callando lo que realmente pasaba.

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Al final , los nueve meses pasaron completamente rápidos. Y él seguía tan débil. Se mantenía al margen de la vida de Marinette, la excusa perfecta, viajes de negocios. Su padre por su parte no sabia tampoco lo que pasaba y era mejor que no lo supiera, al menos no por ahora. Adrien estaba en la mansión Agreste, unas cuantas semanas más. Se la paraba encerrado, mientras caminaba o se quejaba de algo que hacía en su habitación.

Gabriel intentaba no molestarlo pero había llegado a tal punto su encierro, que hoy, el día en que su hijo decidió nacer no estaría con Marinette. Las llamadas al Señor Agreste eran numerosas, entre ellas la llamada de la misma Fiorella que parecía mantenerse hermética y fría con respecto al estado de Marinette.

-Si, está bien. Los doctores dicen que es un niño saludable de 3.655 kg. Lo normal en los niños...-expresó ella mirando a los otros bebés que se encontraban en la sala de pediatría. 

-¿No sabes algo de Marinette? - ella suspiró pesadamente y echó su cabeza para atrás, la extraña sensación de que ella no debería estar acá le invadió de cabeza a pies.

The Best Friends ||Adrianette||Where stories live. Discover now