ROMPIENDO LAZOS Y SECRETOS

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Por primera vez en mucho tiempo Liz se sacó las mascara. Estaba en el auto y se cruzó de manos y de piernas. Lo miró sonriendo de manera fría. Claro, había logrado mentirle y él la había descubierto pero aún tenía un haz bajo la manga. Lizeth se rió un poco en medio de su locura y lo miró a los ojos.

-Cariño... No sé de qué mentiras estás hablándome...-le devolvió la mirada, quien cayera, quien desviara los ojos sería quien perdiera y fue Adrien- Supongo que ya lo sabes. Es decir, Alya, Nino o Marinette te dijeron que yo no soy la chica de Shanghái...

-Sí. Marinette...-se quedó callado cuando ella lo miró con algo de ira. Claro, ella tenía que arruinarlo todo como siempre.

-¿Qué tienes en contra de ella? –dijo mientras el auto seguía estacionado.

-¿Sr. A donde lo llevo? –el chofer los quedó mirando por el retrovisor.

-A la calle Asis en el distrito 3 de París...-dijo él dándole el dinero necesario como para que no volviera a molestar.

-¿Puedo pedirte un trato? –Liz lo miró, estaba hablando en serio – Si te cuento todo. Te saldrás del equipo de Baloncesto...

-¿Qué? ¿Por qué Haría tal cosa? – Liz le tomó del rostro con fuerza- Liz, suéltame. Me estás lastimando...

-Porque si no lo haces, tú y yo saldremos lastimados...-lo soltó de mala gana y miró por la ventana.

-Está bien. Solo convénceme de porque tengo que hacerlo...-Respiró hondo y miró a través de la luna del taxi.

-Hace dos años estuve con Nathanael. Éramos felices a pesar de las discusiones, en aquellos tiempos pensaba que todo se resolvía con algo de comida y palabras de afecto. Habíamos tenido una pequeña discusión con respecto a mi ingreso en el equipo de las porristas...

Liz comenzó a narrarle todo, desde el inicio. Adrien estaba escuchando. Gran parte de las cosas que ella decía las desconocía por completo. Había otra vida detrás de esta faceta de chica indefensa. Alguien que no se molestó en ver lo que pasaba. Incluso Nathanael preso de los celos y de los malos pensamientos le dio la espalda cuando esto sucedió y tampoco estaba lejos de la realidad. Como una persona consiente de los problemas de la sociedad, Nathan solo quería velar por el bienestar de su amada novia, así que le prohibió que se uniera al equipo de las porristas. Pero ella desobedeció deliberadamente.

-Lizeth. Por favor, debes dejar el equipo de las porristas. Sé que ese cerdo de Rodrigo está detrás de ti, me lo ha dicho tantas veces que sé que cumplirá su palabra... -Nathanael era calmado, de hecho las peleas con él no se podrían llamar discusiones sino consensos.

-No, me estás prohibiendo hacer algo que tenía pensado desde hace mucho...-Liz muy por el contrario de él, se exaltaba mucho y por consecuencia terminaba enojada.

-Pero... Por favor, tú dices amarme y ¿es así como lo demuestras? – era la primera vez que Nath se descontrolaba. La tomó de los hombros y la miró a los ojos- No cuentes con mi apoyo...

El tiempo pasó tan rápido. Liz utilizaba dos horas de su tiempo para hacer las actividades del club de las porristas. Aquel día la mandaron a guardar las pelotas de Basquet. Aquel día la dejaron llevar sola las pelotas, nadie fue a acompañarla, cuando ingresó con el carrito inmediatamente le cerraron la puerta impidiéndole salir. El grupo líder del equipo de Básquet conformado por tres personas estaba allí. Se giró para verlos a todos, les sonrió y se dirigió a la puerta para irse, las cosas se habían puesto tensas. Pero no pudo salir. Uno de ellos al tomó del cabello y arrastrándola la tiró a dentro de los vestidores. A pesar de sus gritos ninguno de las chicas vino a salvarla.

The Best Friends ||Adrianette||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora