Capítulo 29

7.1K 704 68
                                    

El verano transcurrió más rápido que un suspiro entre risas, alegrías, cenas a la luz de la luna y sus últimas visitas a la casa del lago de la familia Park antes de que se enteraran por el cuidador, que el padre de Jimin decidió vender la casa que almacenaba tantos recuerdos de su joven romance junto a Jungkook, solo quedaban dos semanas para iniciar el año universitario, era el momento de abandonar el nido y aventurarse a la vida de manera independiente.

Jungkook acomodaba sus últimas pertenencias en el auto deportivo de Jimin afuera de su hogar con la ayuda de sus padres, un largo viaje en carretera hacia Arizona los esperaba. La noche anterior Jimin había sido brutalmente echado de su propia casa por los hombres de su padre, al tener su equipaje listo y sus objetos de valor ubicados en el maletero de su auto, pudo salir sin mayor revuelo, repasó por última vez el lugar rápidamente antes de salir, solo pudo recordar el sin número de veces que hizo el amor con su novio y los hermosos momentos que pasaron juntos, de cierta forma estaba aliviado de dejar ese espacio frío y solitario que lograba ser iluminado solo cuando Jungkook lo llenaba con su presencia.

-Amor espérame un minuto por favor, quiero despedirme de mi habitación—Jungkook había hecho su ritual de despedida a su ahora vacío cuarto, mínimo tres veces. No superaba el hecho de dejar su enorme closet, ni su cama que lo acurrucó en tantas tristezas y reconciliaciones con Jimin, menos quería abandonar su precioso balcón por el que tantas veces escaló Jimin, su habitación era su espacio mágico y personal. Con lágrimas en los ojos cerró la puerta de su cuarto y de despidió de sus padres.

-Cuídense por favor, llamen si necesitan cualquier cosa, estaremos atentos al teléfono—Habló la madre de Jungkook dirigiéndose a ambos, los despidió con un gran abrazo maternal que conmovió el corazón de Jimin y emprendieron rumbo a su destino.

-¿Estás nervioso bebé?—Preguntó Jimin a su novio mientras veía por el rabillo del ojo como Jungkook se inclinaba hacia los asientos traseros comprobando por décima vez que llevaban todo, no habían salido del estado y ya había llamado a su madre cinco veces para preguntar por cosas que no estaban al alcance de su vista, recibiendo por respuesta Hijo te dije que eso lo pusimos en el maletero.

-No lo estoy—Contestó Jungkook desafiando a Jimin tiernamente con la mirada. Se rindió con un pequeño suspiro—Solo un poco...

-Estaremos bien amor, te protegeré y nos cuidaremos el uno al otro, no te preocupes ¿De acuerdo?—Las palabras de Jimin tranquilizaron su corazón, el pequeño asintió con una gran sonrisa y se inclinó para besar en la mejilla a su novio.

Fallaron de ruta dos veces por la terquedad de Jimin, al final decidieron que Jungkook conduciría lo poco que quedaba para llegar a su destino. Fue un viaje tranquilo a excepción de Jimin refunfuñando por su orgullo de hombre al volante.

-Bebé no seas caprichoso, solo acepta que conduzco mejor que tú—Dijo Jungkook con burla en su voz y una sonrisa ladina cargada de ironía y suficiencia.

-¡Nunca!—Exclamó Jimin con los brazos cruzados sobre su pecho y los pies apoyados en la guantera del auto como un niño pequeño.

-Bueno...para que sea más fácil...poseo un mejor sentido de la orientación ¿Feliz?—Jungkook sabía que su novio era orgulloso y no admitiría el hecho de ser mejor conductor que él.

-Quizás...-- Respondió Jimin aceptando la realidad de lo que decía el pequeño.

-Berrinchudo—Murmuró Jungkook.

-¡Mira quién habla!—Contraatacó Jimin, solo faltaba que sacara la lengua.

-Sí pero es tu culpa por malcriarme así—Aceptó Jungkook encogiéndose de hombros para restarle importancia al tema.

Perfect lies (Jikook)Where stories live. Discover now