Día 15.

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No entiendo por qué los lunes las micros van tan llenas. Pobrecitos aquellos que tengan que llevar maquetas.
En el camino sigue subiendo gente, hasta que no se cómo (por que ni siquiera me había dado cuenta) termino frente al chico. Si, ése chico.
Va muy concentrado leyendo, casi me derrito. No es común ver a un chico leyendo en el autobús, ¿saben?
Lo observo tanto, que me da una mirada, haciendo que me sonroje y no lo mire más. Debo aprender a disimular.

En una vuelta del camino, cuando el chófer decide acelerar, pierdo el equilibrio y caigo, pero no en el suelo, si no en sus piernas. Ahora si quedaré carmesí de por vida.
Él solo sonríe y me ayuda a levantarme. A mi alrededor, todos ríen fuertemente. Trágame tierra.
Desde este momento, con toda la vergüenza que he pasado en su presencia, creo que no quiero volver a verlo.
No se lo crean, solo bromeaba.

Esta tragedia irá a la lista de cosas que solo me pasan a mi.

P es de Platónico.Where stories live. Discover now