Día 24.

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Hoy solo escuchamos música e intercambiamos gustos y artistas. Un tercio del camino cantamos a todo pulmón e intentamos imitar a los vocalistas o los instrumentos musicales. Muy fallidamente, debo decir.
 

-¿Y tu por qué andas tan feliz?

-Porque el cielo está más azul, no llueve y hoy es miércoles de pollo con papas fritas en el casino... ¿no son suficientes motivos?- no puedo ocultar mi sonrisa, incluso cada vez sonrío más, tal vez estoy en plena metamorfosis y me voy a convertir en el gato de Alicia en el país de las maravillas. Temo por mis mandíbulas, tal vez se rompan de tanto sonreír...
-Tu felicidad tiene nombre, y empieza con P-replica otra de mis insufribles amigas.
-¿Patatas? Si, tienes razón.
-Ten cuidado con ese chico. No lo conoces, no sabes sus intenciones. Sabes que si rompe tu corazón estaremos aquí, pero debes tener en cuenta que es un chico y ellos son impredecibles.

Solo callo, se que tienen razón. Debo tener los pies en la tierra y estar alerta.  Se que no lo quiero, ni siquiera me gusta... tanto.
No es como si no pudiese vivir sin él, ni nada. Solo estoy comportándome como una adolescente inmadura que piensa que  todo es color de rosa, aunque en el fondo, sabe que no es así.

P es de Platónico.Where stories live. Discover now