02.

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Rubén pasó un brazo de Daryl por sus hombros para después levantarlo con mucho esfuerzo.

Tremenda estatura le sirve para nada; rodeo los ojos para después concentrarme en ver cómo los bandidos correr al lado opuesto a nosotros.

—Debemos correr —indique aún viendo hacia la dirección donde habían desaparecido los bandidos para volver en mí misma a los dos hombres detrás mío — Dejar la motocicleta no es una opción.

El cazador ante eso suelta un gruñido agachando su mirada dándose por vencido otorgándome la completa razón.


—Estas aprueba rubio —le advierto a Rubén señalando con el dedo índice, este asiente repetidamente como si fuera un niño
pequeño. — Ahora necesito que cuides de Daryl, ¿Qué clase de armas llevas contigo?

— Yo no cargo armas —dice en un susurro agachando la mirada.


Sin decir nada le extendí la mía:—Cuando necesites disparar sabrás como usarla, puedes preguntarle al arquero cualquier duda que tengas sobre nosotros, toma el arma si quieres seguir viviendo —ordene girando sobre mis propios talones comenzando a caminar lejos de ellos.


— ¿Qué se supone que debo hacer aquí con él?

— Sobrevivir Rubén, sobrevivir.






~•••~






Costosamente logre empujar aquel auto varado en medio de la calle para poder tener mejor visión de este; era el mejor a simple vista, rompiendo la ventana logre abrir la puerta de este sin ningún problema. Rompiendo unos cuantos cables de diferentes colores este encendió con suerte de tener medio tanque de gas; sonreí en mis adentros viendo como este funcionaba sin problema alguno.

Apagando el motor salí del auto pero el sonido de un arma ser cargada me detiene en seco.

—¿Qué tenemos aquí? —dicen con arrogancia provocando que mis sentidos se pudieran alertas —Una mujer pelirroja.

— Dicen que las pelirrojas son las mejores—añade una segunda voz.

En menos de un segundo me encontraba rodeada de hombres ya grandes de edad. Sus barbas y cabellos canosos eran prueba de ello; sin contar el tono grave de sus voces.

—Váyanse —susurro—; sobrevivo por mi cuenta sola, ustedes no quieren problemas y yo los evitó, así de sencillo.

—¿Tienes idea de hace cuanto no veo una mujer? —pregunta un canoso enfrente mío bajando su arma con fastidio — Joder nena, no arruines el momento.

— Mejor danos tus armas, tú cuchillo, y tú lindo coño.

Sin contestar observe mi alrededor viendo con detenimiento cada cosa dándome cuenta como el rubio se escondía detrás de un auto.

— Se lo merece más la persona que esta atrás de esos autos —dije señalando con la cabeza los ya mencionados objetos —Es un marica creo que él sería el candidato perfecto para que tomara mi lugar.

Los hombres girando a esa dirección caminaron lentamente, Daryl saliendo del costado del auto este se subió ningún problema a la parte del piloto.

—Úsala —dice extendiéndome la ballesta.


Sin vacilar la tome entre mis manos para después jalar el gatillo dándole a uno de esos hombres en la cabeza, lo más sorprendente de todo es que aquel rubio comenzó a disparar sin dudarlo a la vez que corría hacia mi. Subiéndonos ambos al auto acelere a la par que los disparos pasaban rozando por el auto.

 
—Mi motocicleta —lloriquea Daryl mientras ve por la ventana —Volveremos por ella ¿entendiste?

—Si señor Dixon —respondo apretando el volante entre mis manos.

Por el retrovisor observó aquellos ojos verdes viendo a la distancia.

—Idiota —lo llamo —¿Te encuentras bien?

—Creo que si —dice girándose a verme— gracias por ayudarme o recogerme de ahí lo que sea.

— ¡Deje mi motocicleta! —reprocha Daryl dando patadas en su berrinche.


— De nada —respondo volviendo mi vista al camino —Aún estás a tiempo de querer bajar.



—No —me interrumpe— no me gusta estar solo...


¿Por qué siempre repite esa misma frase?











n/a: Agnes en multimedia.

汽油Donde viven las historias. Descúbrelo ahora