Capítulo 22

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Louis se marchó a su casa.

Obviamente iba a volver porque sólo fue a ducharse, y a cambiarse. Harry no estaba nervioso pero sí estaba emocionado. No sabía por qué lo emocionaba tanto estar en una misma mesa con Louis otra vez, aunque con Peggy... bueno no estaba muy seguro que hacía allí pero no estaba interesado en eso.

Lo bueno es que iba a estar Louis en ese momento.

—Te veo un poco emocionado —dijo Des entrando a su habitación—. Estás feliz. Eso es genial, Harry.

Harry volteó a mirarlo, y reprimió una sonrisa. Asintió para luego señalarse a sí mismo.

—Sí... estás bien —dijo—. Estás bien para él. Quédate tranquilo.

El rizado rió por la nariz, y asintió nuevamente.

Des se sentó en la orilla de la cama, y miró al rizado detenidamente. Harry lo notó raro así que caminó hasta la puerta para cerrarla, y sentarse junto a su papá. Y en eso, Des notó que Harry esperaba que él dijera algo.

—Sé que discutimos demasiado con tu madre, y quizá éstos días ha estado peor pero nos queremos —dijo él con cautela—. Tú mamá no es mala, Harry. Sé que no está de acuerdo con nosotros pero ella no es mala. Ella sólo se preocupa un poco demasiado por ti, y quizá hay cosas que... piensa que es correcto para ti —miró a su hijo a los ojos—. Tú. Tú Harry, eres el único que sabe que es correcto para ti. Tú eres el único que puede decidir qué es lo que quieres. Y a quién eliges por encima de todo. ¿De acuerdo? Tienes dieciséis, y eso lo sé. Pero... la edad, la verdad, es que no importa mucho.

Harry escuchaba cada palabra con atención. Su papá siempre tenía razón al parecer.

—También sé que deseas decirle tantas cosas a tu mamá, y aunque no puedas decirlas. Ella se da cuenta de todo, sabe cómo te sientes respecto a Louis. ¿Lo sabes, no? —dijo su papá, y él asintió—. Sólo no sé por qué no está aceptándolo, y ya. Hay personas que les cuesta aceptar los hechos. Hay muchas personas en este mundo que les cuesta aceptar la felicidad de los demás. Y es lo que tienes que entender. ¿De acuerdo? —llevó una mano hacia el hombro del rizado para solamente brindarle apoyo—. Y quería que sepas que siempre tendrás mi apoyo. Y que, jamás te tires para atrás hijo. La vida está llena de problemas, y tú solamente debes encontrar la solución de ellas. ¿Entendido campeón?

El rizado sonrió y asintió.

—¡Des, Harry! —llamó Anne—. ¡Peggy ya está aquí! 

Des se levantó, no sin antes decirle al rizado:

—Por ejemplo; hay que resolver eso.

Harry asintió, y los dos se propusieron a bajar.

Al bajar Harry saludó a Peggy. O más bien ella a él.

—Hola, Harry —sonrió emocionada—. Es genial volver a verte.

—¿Verdad que sí? —dijo Anne, y miró a Des con una sonrisa. Éste sonrió también pero Harry rió porque realmente era una sonrisa forzada—. Ven, cariño. Vamos a preparar las cosas —le dijo su mamá a Des—. Avisaré cuando todo esté listo.

Peggy asintió algo tímida, y en el momento en que Anne y Des se fueron, ella dijo:

—¿Sabes? Creo que aunque no digas nada, estás bien como estás.

Ya lo había oído. Todos querían hacerle sentir mejor diciendo eso. No funcionaba.

Harry asintió, y suspiró pesadamente.

—¿Es tu amigo el chico que estaba aquí la vez pasada?

—Lou —dijo Harry—. Lou.

—¿Le llamas Lou? —preguntó Peggy acercándose disimuladamente hacia el rizado, y éste último asintió—. ¿No es algo... aburrido?

LOU | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora