Capítulo 43

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Cuando llegó a su casa ese día; creo que ni siquiera sus padres reconocieron a Harry.

Y por Dios... fue tan triste hasta lo molesto que estaba.

En serio fue realmente una tristeza la manera en que miró a Des, y éste se levantó de un salto del sofá y Anne no lograba entender mucho; sin embargo, se acercó a él para apoyar su mano en el hombro de su hijo y preguntarle preocupada:

—¿Estás bien? —lo miró de arriba hacia abajo—. Cariño, ¿qué sucede? ¿Por qué lloras?

Harry no podía hablar, y parecía todo un niño que acababa de lastimarse las rodillas y que, en este caso, necesitaba tanto un abrazo y que todas sus partes volvieran a unirse en su lugar. Dónde pertenecían.

Las partes de Harry, cada una de ellas, estaban completamente rotas.

El rizado estuvo apunto de responder pero la puerta fue golpeada con desesperación, y Des miró a su hijo con expresión confundida.

Cuando su padre estuvo apunto de abrir la puerta; Harry lo detuvo.

—¡No! —dijo—. ¡No quiero verlo! 

Sus padres no sabían si estar sorprendido por dichas palabras de éste o por lo de, realmente no querer verlo.

—¿Qué? —dijo Des—. ¿Qué pasa? ¿Qué está mal?

—No quiero verlo —habló con la voz completamente rota—. No abran.

Louis habló detrás de la puerta:

—¡Des! —llamó—. Quiero hablar con usted. Sólo...

Y Des estaba por volverse loco y Anne también.

—De acuerdo —dijo Anne—. Haremos esto. Deja pasar a Louis, y Des..., mi amor, tú hablas con él —se dirigió a su esposo con un asentimiento de cabeza—. Llevaré a Harry arriba para hablar con él. ¿Sí?

Harry estaba tan agitado y su respiración estaba irregular. Tal vez porque quería romper absolutamente todo lo que había a su alrededor.

—No quiero que pase —dijo y su mamá quería disimular su asombro—. No quiero que esté aquí. ¿Bien?

—¿Harry cómo...? —comenzó a hablar su madre, pero Des le interrumpió.

—Anne —dijo—. Ve arriba. Hablaré con Louis.

El rizado y su madre se marcharon hacia arriba dejando a Des un poco confundido pero decidido para abrir la puerta, y dejar que un Louis con lágrimas en los ojos y con su expresión más triste de lo que había visto alguna vez, entrara desesperado preguntando por Harry.

—¿Dónde está?

—Hey, hey, hey —dijo Des, y le tomó los hombros para que lo mirase a los ojos y calmarlo por completo—. Está bien. Cálmate, hijo. ¿Qué está mal? Vamos a hablarlo. De verdad. Tranquilo.

Louis miró a Des a los ojos, y tuvo tantas ganas de llorar que lo hizo.

No dramáticamente, sólo... las lágrimas comenzaron a recorrer sus mejillas y se estaba aguantando tantos los sollozos. Parecía que había hecho todo mal y tal vez pasó pero... había una explicación. Y Des la quería. 

—¿Qué sucedió? —preguntó Des mirando a Louis de una forma muy preocupada—. ¿Por qué Harry está así? Siéntate...

—No me quiero sentar —dijo apunto de llorar—. Sólo quiero a Harry. Necesito... necesito explicarle lo que hice mal. Yo no debí...

—¿Louis qué hiciste? —preguntó Des—. No puedo entenderte. Explícame qué estuvo mal.

El castaño respiró hondo e irregularmente. Luego de eso sus palabras fueron como escuchar a alguien que estaba apunto de romperse.

LOU | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora