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Neal y yo entramos a una habitación en el hotel, comenzamos a besarnos cada vez más intenso, el decidió sacar un condón, tengo que mencionar que ya no era virgen, había pasado 1 año antes con uno de mis ex-novios, que no tiene mucha importancia, no era una experta en el tema pero creo que   tardó mucho en ponérselo.

-¿Ya habías hecho esto antes?- 

-Si, ¿tú no?- 

-Claro, es como cepillarme los dientes- fue una gran mentira, pero no iba a decir que lo había hecho solo una vez.

-¡Mierda!- al parecer no sabia como ponerlo, lo estiró y se dio un golpe con la base del preservativo, ¡auch!

-Déjame... ayudarte-

-No, déjalo, creo que... ok, ya está. Muy bien, ¡rápido!- dicho eso me tumbe sobre la cama, él se acomodo entre mis piernas y entró en mi, lo curioso fue que no sentí nada, él gemía y ¿cuánto tardó?, si acaso fueron 15 segundos.

-Wow- Salió de mi y se recostó con la respiración agitada, ¿eso fue todo?, está bien que tenía buen cuerpo pero fue una gran desilusión.

-Lo sé, lo sé.- me abrazó por los hombros, pero yo tenia ganas de sentir algo esa noche, así que baje mi mano hacia su miembro y lo toque despacio, pero algo faltaba.

-¿Dónde está?-

-¿Qué?-

-La cosa- 

-No lo sé- viví el momento más aterrador de toda mi vida al oír esas palabras. 

-En serio, Neal ¿dónde está?- comenzaba a asustarme, creí que él me estaba haciendo una broma pero no fue así.

-¡Tú la tenias!-

-¡Mira, no pudo simplemente haber desaparecido!- fue cuando reaccione, ¡Oh no!, llevé mi mano sobre la sábana hacia mi entre pierna. - ¡Oh no!, ¡demonios!.

Entré al baño lo más rápido que pude y tomé un espejo, me acomodé abriendo las piernas lo más que pude para tratar de ver algo, pero no logré nada.

-¿Emma?, ¿lo encontraste?, ¿quieres qué te ayude a buscarlo?- en ese momento abrió la puerta del baño y me habló desde ahí.

-¿En serio?- fue raro que se ofreciera.

-Si, ponte en cuatro.-

-¡Vete al diablo!- cerró la puerta riendo, cada vez estaba más asustada y en lo único que pensé fue en Killian, me puse mis braguitas y tomé el saco de Neal, salí corriendo de la habitación, a medida que corría le marcaba a Killian.

-¡Emma!-

-¡Killian! ¡Gracias a Dios!, ¿dónde estás?- presioné el botón del ascensor mil veces para que abriera las puertas rápido.

-¡Estoy de camino a la salida!-

-No, espera, tienes que ayudarme, ¡ocurrió un accidente!- al entrar había un tipo enorme que me intimidó.

-¡Dios! ¿qué pasó?-

-No, no, no, no, lo siento. Todo está bien.-

-¡Me asustaste!-

-No fue un accidente real, eh, con la cosita... de Neal.-

-¡Esas cosas suceden, Emma!-

-No, no, Killian. Tengo que averiguar algo ahora mismo, necesito sacar este peso de encima. Se perdió y no puedo encontrarlo y no sé que hacer- no quería decir lo que pasó por el tipo alto que estaba detrás de mi.

-¡Emma no tiene sentido lo que dices!, ¿por qué no hablamos de esto después?-

-¡No, Killian, de verdad es muy importante!- 

-¡Sigo sin entender, vas a tener que ser muy clara y precisa!-

-¡Bueno!- ¡ay no! tendré que decirlo, no importa, no volveré a ver a ese tipo en mi vida- El condón, quedo atorado dentro de mi vagina ¡y por el momento no puedo localizarlo!.- En se momento se abrieron las puertas y frente a mi estaba Killian con Ruby.

-Es mucha más información de la que necesitaba.- Él se disculpó con  Ruby por no poder acompañarla a su casa y me llevó al hospital. El trayecto fue en un incómodo silencio hasta que llegamos, me hicieron llenar un formulario, nos sentamos en la sala de espera y me hicieron acostarme en una camilla con una cortina cubriendo de lado derecho donde había los instrumentos que se podrían necesitar, deseaba que fuera una doctora la que me atendiera, pero no lo fue.

-Hola, soy el Dr. Whale- estrecho mi mano y leyó el formulario que había llenado, solo lo miraba esperando su reacción a mi "problema", su cara fue de asombro.

-¿Es delantero o trasero?-¡Wow! esa pregunta si que no la esperaba.

-¿Qué cree que soy?- estaba algo ofendida.

-Lo siento, no estaba sugiriendo que fueras una cualquiera, ni nada.- Se puso unos guantes de látex y subió la camilla, pero se movía mucho, cosa que me hizo sentir más incómoda.

-¿No hay una enfermera?- me daba pena que un hombre me revisara.

-Creo que soy lo único que tienes- Hizo una seña para que abriera las piernas, fue muy raro e incómodo cunado me revisaba, pero tenia que solucionarlo, no iba a estar toda la vida con un condón atorado en mi vagina. 

       

          

Love, Emma.Where stories live. Discover now