20

124 8 0
                                    

Los meses pasaron volando, Neal y yo nos llevábamos mejor que antes  y fue cuestión de tiempo para que él se me declarara. Cuando les conté a mis padres la noticia de mi boda, no les agradó mucho la idea, pero al ver la adoración que Henry le tenia a Neal y lo feliz que estaba cada vez que veía a su papá, terminaron aceptándolo, además de que me dijeron que si yo era feliz con él, ellos también serian felices.

Le conté a Neal sobre la pequeña discusión que tuve con Killian en Boston y me convenció de invitarlo a la boda, para poder arreglar nuestra amistad; y así fue le mandamos la invitación con dos boletos, uno para él y el otro para su molesta novia.

El día de la boda llegó más rápido de lo esperado, mi madre y Regina fueron las encargadas de que me viera radiante el día de mi boda, al llegar a la iglesia yo no podía con mis nervios. 

-¿Quieres parar de saltar de arriba a abajo?- Regina parecía fastidiada, pues yo no dejaba de moverme y ella tenia que acomodarme el vestido una y otra vez. Cuando le pedí que fuera mi dama de honor, casi enloquece, fue divertido ver a la Regina emocionada, aunque sea una vez cada cien años.

-Sólo estoy revisando si todo el mundo esta aquí- entreabrí la puerta para poder ver mejor, pero lo único que pude ver fueron cabezas.

-¿Exactamente, quién es todo el mundo?- ambas nos miramos, pues sabia a quien me refería, en ese momento mi papá entró por la puerta, provocando que Regina y yo diéramos un brinco del susto.

-¿Cómo está la hermosa novia?-

-Igual que un conejo enojado- mi papá tomó mi brazo y Regina alisó por ultima vez el vestido al mismo tiempo que salia del pequeño cuarto dejándonos a mi papá y ami solos, ya era hora. 

-No lo tomes a mal, cariño, pero si hay una parte de ti que no esté segura, incluso ahora, solo dilo. Saldremos de aquí con la frente en alto- acomodé su corbata y alisé el traje, estaba muy nerviosa, no se porque, pero lo estaba.

-¿Te agrada Neal, cierto?- me miró a los ojos y sonrió.

-Vamos a llevarte, entonces- 

-De acuerdo-

Salimos hacia el altar, todo era perfecto, Henry iba delante de nosotros tomado del brazo de mamá y delante de ellos iba Regina con un pequeño ramo de flores. Yo volteaba de una lado a otro buscando un par de ojos azules y cuando los vi me sentí tan feliz, pero al verlos bien no eran los que yo anhelaba encontrar, era Liam, acompañado de una chica, la cual estaba embarazada, mire por todas partes pero no logré encontrar a Killian, al parecer nuestra amistad no era tan fuerte como pensé.

Mi vista se posó en la persona que me esperaba al final del pasillo, iba vestido con un traje negro, se veía muy bien; sentí que por primera vez todo en mi vida era perfecto, excepto por una cosa, mi mejor amigo no estaba conmigo en el día más importante de mi vida. 

Un par de semanas después de la boda nos tuvimos que mudar, pues el departamento en el que antes vivíamos era muy pequeño, afortunadamente conseguimos una casa cerca del lugar donde vivíamos, así yo no tendría que renunciar a mi antiguo trabajo y Henry podría seguir en la misma escuela. Uno de tantos días, mientras terminábamos de desempacar, mi teléfono empezó a sonar, era una llamada de Killian, miré la pantalla unos segundos y la rechacé, no tenia ganas de hablar con él, además de que no tenia tiempo, había muchas cosas por hacer.   

Un fin de semana, Henry invitó a la casa a su mejor amiga, Violet, al verlos me recordaron a Killian y a mi cuando teníamos su edad; lo que me hizo pensar en que seria buena idea hablar con él.

Tomé un pequeño descanso en el trabajo y aproveche para llamarlo.

-¿Hola?-

-¡Milah!

-¡Emma!¿qué puedo hacer por ti?

-¿Eh, Killian está allí?

-¿No te lo dijo?

-¿Decirme qué?

-Killian y yo nos separamos.

-¿Qué?¿Cuando?

-Hace...¿unos dos meses? mas o menos el día de tu boda.

-Oh, yo...

-¡Oh, Dios!

-¿Qué?- un silencio corto hizo que me preocupara un poco- ¿Milah, sigues ahí?-

-¡Creo que mi fuente se acaba de romper!

-¡Oh, Dios!, ¿estas segura?, tal vez solo te orinaste encima.

-¡No, no me orine! ¿Donde esta Gold?-

-¿Gold?, ¿el artista?

-¡Gold!, ¡Esta sucediendo, él bebé ya viene!, ¡Gold!- solo pude oír sus gritos a través del teléfono, ¿por qué Gold estaría con ella?, a menos que... el bebé no fuera de Killian, ¿por eso se separarían?, no cabía duda, tenía que hablar con Killian cuánto antes. Esperé hasta la noche para mandarle un mensaje, supuse que así tendría un poco de paz para hablar con él.

-Oh, Killian, si hubiera sabido...¿Sobre Gold?

-Milah tenia un amorío con él. Resulta que no soy padre.

-¡Oh, Killian! 

-Está bien, de cualquier manera, no estaba preparado para ser papá- en ese momento no podía ver a Killian, pero estaba segura que al mandar los mensajes no pudo evitar derramar una lágrima y ¿quien no lo haría?

Después de la platica que tuvimos no pude conciliar el sueño muy bien, me sentía tan mal, todas esas veces en las que me llamó era porque en realidad me necesitaba y yo aquí sin poder perdonarlo por haber faltado a mi boda. 






Love, Emma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora