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No se como comenzar, tal vez portándome bien aligerará un poco la noticia... no, mejor pienso otra cosa. El tiempo pasaba muy rápido y no encontraba la manera de decirles a mis padres sin que quisieran echarme de casa. Tenia que ocultar muy bien las náuseas que tenia cada vez que mamá cocinaba y las extrañas mezclas de comida que se me antojaban. 

Pasaba la mayor parte del día en mi habitación, solamente salía cuando quería tomar aire fresco y este era uno de esos días. Iba caminando cerca de un parque cuando comencé a sentirme un poco mal, creí que era algo típico en un embarazo y lo ignoré, caminé un poco más y lo volví a sentir, era un dolor agudo en el vientre, respiraba con dificultad y temblaba de miedo, tomé mi celular y llamé a Regina, uno, dos, tres pitidos...

-¿Ahora qué Emma?-

-Regina... tienes que ayudarme, me siento muy mal... me duele mucho...-

-¿En dónde estás?-

-En el parque... como a dos cuadras de la farmacia ¡ay!-

-Siéntate y respira ¡ya voy para allá!-

-¡Regina!-

-¿Si?-

-¡Tengo miedo!, por favor date prisa- colgué y ahí estaba de nuevo el dolor, me senté y respiré profundo pero la molestia no se iba, en menos de dos minutos llegó Regina en su auto, me ayudó a subir y fuimos al hospital. Al entrar una enfermera me llevó en silla de ruedas hasta un cuarto blanco, me sentía horrible, escuchaba a Regina llamándome a lo lejos, pasamos por la puerta y todo se volvió negro.

Me desperté en un cuarto blanco con mucha luz, a mi derecha estaba Regina hablando con una enfermera.

-Regina-

-Al fin despiertas- se acercó a mi y la enfermera salió- Fue a llamar al doctor, no creo que tarde-

-Muy bien Emma ¿cómo te sientes?- el doctor Whale entró, tomo algo que estaba a los pies de la cama y lo comenzó a revisar.  

-Un poco cansada, ¿qué pasó?-

-Te desmayaste, Emma- dejó lo que estaba haciendo para verme fijamente- tuviste suerte, si hubieras llegado un poco más tarde habrías perdido al bebé, pero tranquila ya ésta bien. Debes alimentarte bien y cuidarte, recuerda que ahora alguien más depende de ti. Te mandaré unas vitaminas, estarás un par de horas aquí y después te podrás ir a casa, si me disculpan tengo que seguir trabajando- salió del consultorio y Regina se quedó conmigo. Pasaron un par de horas hasta que la enfermera regresó y me dio de alta, pasamos a la farmacia de Regina y me dio lo que el Dr. Whale me recetó, me acompañó hasta mi casa, por suerte no había nadie que comenzara a preguntarme en donde había estado.

Ya habían pasado dos días desde que estuve en el hospital, había estado comiendo más y tomaba mis vitaminas, todo parecía estar yendo bien. Iba bajando las escaleras y mi mamá estaba revisando el correo, fui a la sala de estar y vi que mi papá estaba leyendo un libro.

-David...-

-Dime, cielo-

-¿Has tenido que llevar a Neal o a Roland al hospital?- ¡oh no!

-No, ¿por qué preguntas eso?-

-Llegó una cuenta a cargo del Dr. Whale por un... ultrasonido- mamá volteo a verme y le entregó el papel a papá que, cuando dijo ultrasonido dejó el libro y tomó lo que mamá le daba.

-Emma ¿estas...?- papá me miró, de todas las maneras en que mis padres podían haberse enterado, ¿debería ser así?. No contesté.

-Emma tu madre te preguntó algo- ninguno me quitaba la mirada de encima-¡Emma!- me sobresalté, papá jamás gritaba.

-Perdónenme- comencé a llorar, papá se paró- no sabia como decirles...-

-¡Te hemos dado todo, Emma! ¡¿tenias qué llegar al hospital para poder sincerarte con nosotros?!- no era la única que lloraba, mamá también lo hacia.

-Tenia miedo de que me echaran de casa- 

-¡Tuviste que haber pensado en eso ANTES de quedar embarazada!¡Dios!- volvió a sentarse frente a mi- No se a donde iras pero te quiero fuera de mi casa.-

-¿Qué?, ¡no papá por favor!- en ese momento lloré con más fuerza, tenía más miedo que nunca. 

-¡David basta!, nadie se va a ir de ésta casa-

-Pero Mary Margaret...-

-Estas diciendo algo que no sientes, es mejor que lo pienses con la cabeza fría- papá tomó su abrigo y salió azotando la puerta.

-No tengas miedo, cariño- mamá se sentó junto a mi y me abrazó, lo único que podía hacer era llorar, había decepcionado a mis padres, aunque mamá no lo dijera, me sentía la peor hija de todo el mundo- Todo va a estar bien, tranquila-

Fue pasando el tiempo y le conté a mamá de mis planes sobre dar en adopción al bebé, ella dijo que me iba a apoyar en cualquier decisión que tomara. Mi padre no hablaba conmigo desde que supo lo del embarazo y Neal... mágicamente consiguió trabajo lo suficientemente lejos en cuanto se enteró.

Era diciembre y mis hermanos y yo veíamos una película, estaba recostada en el sofá con un bote de palomitas sobre mi vientre y llegó un mensaje.

-¿Quien es?- 

-Es Killian, mamá- respondí con la boca llena de palomitas mientras contestaba el mensaje.

-¿Ya lo sabe?-

-Lo único que tiene que saber es mi hora de llegada a Boston-

-Algún día él sabrá todo, cariño-

-Imagina que eso te pase a ti-

-¿Qué cosa Roland?-

-¡Que todo tu vientre explote y haya sangre y tripas por todos lados!- Neal lo veía con cara de espanto y se abalanzó sobre él.

-¡Paren, los dos! ¡el embarazo es un estado sagrado!-

-Pero eso no puede oírnos, mamá- Roland siempre protestaba por todo.

-Si puede y no le llames "eso"-

-Es un niño, por si quieres saber- 

-¿Cómo lo sabes?- mamá parecía emocionada.

-Pregunté en el último análisis- no le di mucha importancia- creí que seria mejor para que el trabajador social comience a buscarle familia- mamá se acercó muy rápido y acariciaba mi cabeza.

-¿Has pensado en algún nombre?- últimamente era muy cariñosa y era raro, al menos para mi.

-No, dejaré que los nuevos padres decidan eso- no quería ponerle nombre o llamarlo de alguna manera para no encariñarme con él, si lo hacia no podría separarme de él cuando llegara a hora de entregarlo a alguien más.

Espero que les guste el capítulo, comenten que les pareció. Trataré de actualizar mañana. Besos.    

  

        

  



       

             

Love, Emma.Onde histórias criam vida. Descubra agora