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No dude en aceptar su invitación, soló tenía que dejar a Henry con alguien para que lo cuidara. En cuanto les mencioné a mis padres que iría a visitar a Killian se ofrecieron a cuidar al niño, Mary Margaret y David Nolan eran las personas más encantadoras en todo el mundo, al menos es lo que decían las personas del vecindario, además de que amaban a su único nieto. Cuando estaba en sus posibilidades ayudar a quien lo necesitara, lo hacían sin importar si recibían algo o no a cambio.

Regina me llevó hasta el aeropuerto y aún sin salir del auto comenzó a cuestionarme.

-¿Qué le dijiste al pobre niño?¿qué llegarías a casa con un papá?

-¡No!, él me envió un boleto. No tengo expectativas- salimos del auto y abrió el maletero para sacar mi equipaje.

-No te hagas ilusiones, porque él tiene novia.

-Ya lo se, pero es raro que no la haya mencionado ni una sola vez.

-Pero eso no significa que no siga con ella. Hablando en serio, ¿qué le dijiste a Henry?

-¿Desde cuándo te preocupas tanto por mi hijo?

-Desde siempre, es cómo un hijo para mi.

-Sólo le dije que visitaría a mi mejor amigo, quien es su padrino y que además es la única persona que me conoce perfectamente bien en todo el mundo- mientras conversábamos caminamos hasta la zona de abordaje.

-¿Crees necesitarlos? - me mostró un paquete de condones, la miré y moví lentamente la cabeza de manera negativa, nos reímos por un momento y me despedí de ella.

Al llegar al aeropuerto de Boston él me estaba esperando, llevaba un ramo de rosas. Salí corriendo hacia él y lo abracé con todas mis fuerzas, di un brinco y enrollé mis piernas a su cintura.

-¡Es bueno verte!, ¿éstas cansada?¿hambrienta?

-No, ¿por qué lo preguntas?

-Quiero llevarte a un lugar- con una mano cargó mi equipaje y con la otra tomó mi mano y nos llevó hasta su auto.

-¿A dónde vamos?

-Es una sorpresa.

Mientras él conducía escuchábamos la radio y me hacía miles de preguntas.

-¿Qué tal el vuelo?, ¿Cómo está mi ahijado?, ¿Cómo van las cosas en Storybrook?, ¿Cómo...

-¡Wow! Killian, respira. Es difícil contestar tantas preguntas, en especial si no me dejas hacerlo.

-Tienes razón, lo siento.

-Todo ha ido de maravilla, Henry crece muy rápido para mi gusto y sobre el vuelo, estuvo muy bien, no se porque todos se quejan de la comida. ¡Killian!- creo que grité un poco fuerte porque frenó muy rápido.

-¿¡Qué pasó!? ¿¡Está todo bien!? ¿Te sientes mal, te duele algo?- me miró preocupado.

-¿Por qué no me dijiste que iríamos a una fiesta?- su cara cambió por completo.

-¡Dios, Emma!- se pasó las manos por el pelo, despeinandose un poco y apoyó la cabeza sobre el volante -Casi haces que me de un infarto, ¿gritaste por eso?

-Si

-¿Por qué?

-No vengo vestida para ir a una fiesta, además acabo de bajar de un avión y es...

-No me vengas con que estás cansada, porque te lo pregunté recién aterrizaste.

-Pero...

-Sin peros, ahora baja que nos están esperando.

Dejé mi equipaje en el maletero y lo seguí hacía dentro de la casa. Había muchas personas y ni no supe de quien era la fiesta, o la casa. Killian llegó con bebidas y comenzamos a bailar, como si de nuevo fuéramos adolescentes.


Love, Emma.Where stories live. Discover now