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De camino a casa pasé a la farmacia, quería hablar con alguien que me aconsejará sobre mi "problema". Entré y llamé a Regina.

-¿Qué haces aquí?- siempre usaba un tono de desagrado pero sabia que en el fondo, muy en el fondo le agradaba un poco.

-Hola a ti también, es un día hermoso ¿no crees?- comencé a dar vueltas por el lugar.

-¿Qué quieres?- me siguió hasta que paró frente a mi- Por si no te has dado cuenta, estoy ocupada- señaló unas cajas detrás de mi, supuse que era mercancía que tenia que acomodar.

-Me quedaré quieta, solo quiero hablar- 

-Muy bien, solo no toques nada- tomó una caja y la abrió- Entonces...-

-¿Entonces qué?-

-Querías hablar ¿no?, entonces hazlo- me miró un segundo y continuo con lo que estaba haciendo.

-Fui al aeropuerto a despedirlo pero, no tuve el valor suficiente para decirle, además, si se lo hubiera dicho, jamás me dejaría y toda su vida estaría arruinada, así que ¿cuál es el punto?- 

-¡Que linda! yo hubiera obligado al maldito a quedarse- ¿qué?, ¡claro que tonta!, no le había explicado quién era el padre. Regina tomó otra caja y se movió al fondo de la tienda, no me quedó mas que seguirla.

-Oh, no, no. Él no es el papá, es otro... perdedor-

-Estas resultando más interesante de lo que pareces- mientras acomodaba me miraba de manera divertida.-¿Por qué no solo te deshaces de eso?- cerró la caja y volvió a moverse.

-Mis padres son católicos, así que... no podría. ¡Lo tenia todo arreglado! ir a Boston, estudiar, tener un buen trabajo, volver a los 28, abrir mi propio hotel, casarme y tener hijos-

-Wow, toda una vida resumida en forma de puntos-

-Si y ahora es embarazo, ser mamá tiempo completo, despedirse de estudiar, vivir de los beneficios del gobierno, engordar y perder cabello- fui hasta el mostrador y Regina se acercó.

-Bueno, creo que seria mejor morir ahora, yo podría darte las drogas- sonreí un poco- Mira, hay un montón de gente que quiere un bebé pero no pueden. Dalo en adopción- ¡dios! como no lo había pensado antes.

-Aún podría mudarme a Boston- Regina soltó una pequeña risa y caminó hasta un estante- Puedo hacer de nuevo el examen a la Universidad o conseguir un trabajo, no importa- tomó una paleta y se la metió a la boca- no tendría que decirle a Killian, solo inventaría una excusa- sacó la paleta y habló.

-Oye. Eso es una significativa negación- me miró de manera acusatoria mientras me señalaba con el dulce.

-Si, pero creo que es el camino que debo seguir- estaba feliz porque aún había esperanza de continuar con mi vida- ¡Regina eres una genio!- crucé el mostrador y la abracé.

-¡Ok!, es mejor que me sueltes- quería usar su habitual tono de desagrado, lo que no funcionó porque su risa la delataba. Me despedí de ella y fui un poco más relajada a casa, todavía faltaba la peor parte. 

 Decirle a mis padres.      

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Un poco corto pero prometo compensarlo para el próximo capitulo. No olviden votar y comentar que les parece. 

Love, Emma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora