Love, Emma.

10

-¿Nos dejas ver?- Neal era muy curioso, le parecía genial la idea de que había alguien creciendo dentro de mi.
-¡Oye!, el cuerpo de una mujer nos es de propiedad pública, solo por estar embarazada- mamá siempre les decía que tenían que respetarme y no burlarse del embarazo.
-Date gusto- dejé descubierto mi abultado vientre y los tres se acercaron a verlo. Roland encendió una linterna y apuntó hacia el bebé, fue cuestión de segundos para que comenzara a moverse.
-¡Oh, dios!- la cara de Neal era de pánico, en verdad creía que mi vientre iba a explotar y que un alíen saldría para comerse su cabeza.
-Él tiene hipo, ¡la cosita tiene hipo!- mamá lo dijo de una manera tan tierna que hasta yo me quedé viendo como se movía, era muy lindo, miré a mamá y luego a mis hermanos, ninguno se movía.
-Da igual- lo dije de la manera más fría como me fue posible, tapé mi vientre y volví a tomar el bote con palomitas, solo que ésta vez sin dejarlo sobre el bebé. Más tarde subí a mi habitación y me acosté en la cama.
-Nene, ¿me oyes?- mientras le hablaba acariciaba mi vientre- trata de contener la respiración, así- aguanté la respiración y el bebé dejó de moverse- ¡Muy bien, Henry!- me quedé pensando en lo que acababa de pasar- ese tal vez no sea tu nombre, tus nuevos padres te pondrán uno que a ellos les guste- pensé en la posibilidad de quedarme con él, pero la idea se fue tan rápido como vino, no lo podía hacer, quería seguir estudiando, quería reconciliarme con mi papá. Ya había planeado mi futuro y en ese futuro no me quedaba con el bebé, además le estaría haciendo un favor, él podría tener una vida mejor. Un mes después cuando ya todos dormían comencé a sentir una molestia, me levanté y fui a la habitación de mis padres.
-Mamá- toqué la puerta un poco fuerte para que me escuchara, pero aún así, no había respuesta, volví a tocar más fuerte hasta que por fin abrió la puerta.
-¿Qué pasa?- mamá algo adormilada, justo cuando le iba a decir de la molestia que tenia supe lo que estaba pasando, me quedé quieta.
-Mi bolsa de agua se rompió- agarré mi vientre y la mano de mamá.
-¡¿QUE?!, ¡Oh por dios!, ¡DAVID!-
-¿ Qué?- papá dormía como oso, la casa podría incendiarse y él ni por enterado, pero con los gritos que daba mamá era difícil no despertar.
-¡Emma está por tener al bebé!- papá se levantó lo más rápido que pudo y me ayudó a llegar a mi cama.
-¡Mary Margaret quédate con ella, yo voy a llamar a la partera!- las contracciones comenzaban a ser muy fuertes, ya no me quejaba ahora gritaba de dolor, mis hermanos llegaron corriendo para ver que pasaba, al verme así fueron con papá a contactar a la partera, no se cuanto tiempo pasó, pero las contracciones ya eran muy seguidas y la partera aún no aparecía, yo solo gritaba de dolor.
-¡Ya viene!¡David trae toallas¡!Agua caliente! ¡¿Dónde está la partera!?- mamá también gritaba diciendo lo que debían traer para cuando la partera llegara.
-¡No lo se!- papá corría por toda la casa para encontrar lo que mamá pedía.
-¡Ya está aquí!¡La partera está en el pasillo!- Roland y Neal entraron corriendo con la partera, cuando ella entró cerraron la puerta.
-Respira, todo va a estar bien- fue la hora más lenta y dolorosa de toda mi vida, ya no podía pujar más, sentía que en cualquier momento iba a desmayarme, hasta que por fin escuche su llanto.
La partera y mi mamá lo limpiaron y lo taparon con una manta azul, cuando la partera estaba cargando al bebé mi papá y mis hermanos entraron, todos se quedaron viendo al pequeño con mucha ternura, yo solo quería que ya se lo llevarán, volteaba de un lado a otro evitando esa escena.
-¿Quieres abrazarla o ya lo llevo con el trabajar social?- me quedé pensando un momento y le hice un movimiento con la cabeza para que me lo diera. En ese momento supe que todos los planes que tenia se habían ido al caño, no pude evitar soltar unas lágrimas al tenerlo en mis brazos, era tan frágil y pequeño.
-Te prometo, Henry, que seré una buena mami- en ese momento no importó engordar, ni perder cabello, solo quería ser lo suficientemente buena para él.