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«Dulces mentiras que no te conté, bellas palabras que te ocultare

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Habían pasado dos días desde el incidente con el ojos ámbar, Sonic no estaba molesto con él, bueno, si estaba un poco molesto. Pero no entendía exactamente el hecho de que él hubiera tomado todas sus cosas y se fuera ido, tal vez volvió a su país, Canadá, había intentado llamarlo un par de veces pero él no contestaba.

Dio un suspiro de casación antes de dejar en celular sobre la baranda de la cocina. Tenia que despejarse un poco.

Tomo su abrigo de perchero y comenzó a caminar hacia el parque. Cuando llego se sentí en un banca favorita; estaba en frente del lago por lo que tenia una linda vista, aun a pesar que este estuviera congelado debido al invierno.

A los pocos minutos sintió como la banca de madera humedecida se hundía un poco debido al peso de alguien, miro de reojo hacia su izquierda y se encontró con el rostro de ese erizo azabache... Shadow, llevaba un gran suéter de color marrón acompañado con una bufanda roja sobre su cuello, tenia unas ojeras algo notables. Al parecer no había dormido bien, aunque ni él mismo podía decir que si lo había hecho, durante la madrugada se había levantado y de forma extraña se sentía solo...

Poco si alguien que siempre había estado ahí se fuera ido. No era su madre, no, ya estaba acostumbrado a su ausencia, ¿Silver? Un poco pero no tanto como para que le dieran ganas de llorar a pesar de la angustia que tenía por él debido a que no sabia nada de su paradero.

Era extraño...

— ¿Sonic? ¿Te encuentras bien? — La voz ronca del azabache lo había sacado de sus enmarañados pensamientos, giro su cabeza completamente para verlo, parecía algo inquieto. Se había sorprendido un poco al ver que no había olvidado su nombre.

— Ah, si, me encuentro bien gracias — Respondió él con algo de torpeza, estaba demasiado distraído últimamente, tal vez era toda la presión.

— Puedes decirlo pero no lo demuestras, pareces estresado — Definitivamente se le notaba a leguas que no estaba bien. — ¿Qué te ocurre?

No sabia exactamente si debía contárselo a él, era básicamente un extraño, a penas sabia su nombre y había intercambiado unas palabras; y siempre era él quien respondía sus preguntas, nunca se había interesado por saber algo más.

Pero por otro lado sabia que no podía guardarse todo para sí, eso le haría mal, le crearía más tensión. No se había contado a alguien por el hecho de que no se había concentrado en hacer amigos desde que llego a la ciudad, era básicamente un ermitaño.

— La verdad es que ando muy preocupado por un amigo — Dijo. Tal vez era hora de tener un amigo. — Nos peleamos por algo que él hizo y se fue de la casa, todavía no ha vuelto y no se nada sobre él.

El ojos rubí sólo se dedicó a oír su relato, tenia que acercarse a él, aunque tuviera que escuchar la historia de nuevo. Solo si hubiera sabido más detalles de los que había hecho el albino al ojos verdes, unas ganas de poder revivir al erizo invadieron su cuerpo, así podrías torturarlo como debía y no lo hubiera matado de una simple cortada en la garganta.

Cuando el ojos verdes termino de contarle lo que había sucedido entre él y el abono sus ojos se cristalizaron y empezó a llorar. Unas ganas feroces de abrazarlo lo invadieron. Aun así no hizo nada para no espantarlo, había conseguido que se abriera hacia él, no iba a estropear ese avance por unos estúpidos impulsos.

— Se que apenas nos conocemos y todo eso pero, ¿Podrías darme un abrazó? — Pidió el ojos verdes mientras secaba sus lágrimas, hace mucho que no pedía una abrazó, ahora lo necesitaba más que nunca, así fuera de una persona que no conocía casi nada.

Apenas lo dijo sintió como los brazos de azabache lo rodeaban por la espalda y los atraían hacia él con fuerza, paso sus manos con cuidado por debajo de sus brazos y las apretó entre sí con un poco de fuerza. Se sentía extrañamente cómodo con este abrazó.

Por otro lado el azabache se sentía en el cielo mismo, él mismo le había pedido que lo abrazara, no tuvo que hacerlo él mismo, ¡se lo pidió voluntariamente! Aspiro de forma simulada las espiras del azul y se le erizo la piel. Desprendía un olor a menta.

Reprimió sus deseos de acariciar su espalda y besar su cuello. Debía esperar. Hizo una mueca cuando sintió como el cuerpo del ojo verde se alejaba del suyo.

— Bien... Creó que ya debo irme, esta oscureciendo — Se restregó la cara con sus manos y luego le dedico una sonrisa al ojos rubí, ofreciéndole su mano en forma de despedida. — Realmente te agradezco que me allás escuchado, debió ser aburrido.

Sonic soltó una pequeña risa ante su propio comentario e inmediatamente el otro negó.

— Para nada, nunca es buena idea guardarse todo — Esa frase era tan hipócrita para él mismo, nadie mas que su conciencia sabía lo que había hecho con sus propias manos — ¿Te acompaño hasta tu casa?

— Oh, no es necesario, gracias — El ojos verdes se levanto del banco de madera húmedo y se poso en frente del azabache con una sonrisa en su rostro. — Muchas gracias Shadow — Susurro él mientras abrazaba rápidamente a azabache y se separaba al momento. Se alejo unos centímetros del ojos rubia y empezó a caminar pero algo sujeto su muñeca, haciéndo que se detuviese.

— Recuerda que siempre estaré cerca de ti.

Un escalofrío recorrió su espalda al oír en tono de voz que había utilizado el azabache, era algo sombrío. Le sonrió de forma nerviosa cuando lo soltó y empezó a caminar a paso rápido.

¿Qué había sido todo eso?

Se Lo Que Piensas| +16Where stories live. Discover now