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¿Cuánto tiempo llevaba ahí?

¿Cuántas veces había acabado ya?

Estaba cegado por la lujuria, eso estaba claro. Hace más de dos horas que había entrado a la habitación del ojos verdes en plena madrugada.

Cuando había entrado por la ventana como hacia cada noche — excepto cuando asesino al albino, esa vez se había cansado demasiado —, pero esta vez no esperaba encontrarse con el cuerpo semi desnudó de su amado. La sabana que se suponía que tenia que resguardarlo del frío de la noche estaba hecha un embrollo sobre el piso de madera, esta vez no dormía en su posición habitual, las extremidades de su cuerpo estaba extendidas por toda la cama matrimonial y sus labios estaban ligeramente abiertos, solo llevaba un par de shorts rojos, nada más.

Su mente le hacia jugarretas haciéndole fantasear como seria recorre todo su torso lleno de ligeros bultos que pretendían ser sus abdominales, eran pocos marcados pero igual le hacían lucir sensual.

Mordió con fuerza su labio inferior para reprimir un grito, sintió por tercera vez como ese liquido semi blanco bajo por su mano, justamente por encima de sus nudillos. Tenia la respiración agitada y sus mejillas ardían ligeramente, era frustrante que no pudiera ir directamente y abrir las piernas de su ojos verdes, hacerlo suyo por completo.

No. No, tenia que esperar. Esperar a que el ojos verdes le dejara acercarse, que le diera rienda suelta que sus manos para explorar su cuerpo...

Inconscientemente se movió del rincón en donde estaba y fue acercándose poco a poco a la cama en donde reposaba el cuerpo de su amado, sabia que no se despertaría; podría hacerlo.

Se subió a la cama y se posiciono encima del azul, se inclino un poco hacia abajo haciendo que su miembro aun erecto rozará contra la rodilla del contrario, estaba tibia por lo que eso le provoco una sensación agradable.

Comenzó a moverse despacio sin dejar de rozar su rodilla, sabia que no se despertaría con esto, tenia el sueño demasiado pesado como para que eso sucediera, solo la alarma lo despertaría.

Y eso seria en cinco horas.

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Levanto su mano y comenzó a tactear la mesa de noche que estaba a un costado de su cama, buscando en dichoso aparato que lo despertaba cada mañana, cuando lo encontró lo golpeo levemente haciendo que su molesto sonido se detuviese. Se restregó el rostro y se levanto de la cama con mucha lentitud, hacia lo mismo cada mañana, su vida era algo repetitiva, aunque eso no le molestaba, después de todo no le gustaba los cambios tan repentinos. Bostezo un poco un comenzó a rascarse el abdomen a la vez que bajaba por las escaleras, rumbo a la cocina.

Paro en seco cuando noto algo pegajoso en sus dedos.

— ¿Qué? — Miro con más atención su abdomen y se dio cuenta que había algo pegajoso por debajo de su obligó, reconocía esa sustancia pero, no había tenido ningún sueño húmedo como para que tuviera semen sobre su abdomen. O al menos no lo recordaba — Por estas cosas odio ser hombre, es tan asqueroso...

Mal diciendo entre dientes el ojos verdes subió al primer piso, directamente hacia el baño. No tenia calentador de agua por lo que estaba fría, eso mismo hizo que su piel se erizara. No era un buen comienzo de semana.

Luego de que se vistiera y desayunara el ojos verdes tomo el suéter del perchero, tenia que despejarse a toda costa, en definitiva este no era su día, se había cortado la mano mientras picaba unos trozos de manzana. Y para terminar, se había quemado un dedo con el agua para el café.

— Seguramente Silver hubiera dicho uno de sus chistes para animarme — Un pesado suspiro abandonó sus labios al recordarlo — Tal vez si hubiera hablado cuando me lo pediste... Estarías a mi lado.

— Oye amigo, no tienes buena cara — Miro hacia su izquierda y noto como un pequeño zorro amarillo lo miraba con preocupación, fruncio el ceño cuando vio que tenia dos colas, ¿por qué tenia dos colas? — ¿Sigues ahí? Hey.

— ¡Oh, s-si! Disculpa — Parpadeo un par de veces y enfoco su s ojos en el rostro del amarillo.

— Bueno... ¿Sabes donde se encuentra la librería? No llevo mucho tiempo aquí por lo que no conozco casi nada. — Realmente se le notaba que estaba perdido, solo que no lo admitía, le recordaba cuando apenas había llegado a la ciudad.

— Por supuesto, y dime, ¿Cómo te llamas? — Realmente le agradaba este zorrito, ¡y apenas lo había conocido!

— Tails Miles Power, pero dime Tails para dejar las formalidades. Se que sonara raro pero, creo que ya me agradas bastante — Una risa tonta abandono los labios del zorro amarillo cuando noto la gran sonrisa del ojos verdes, ¿cómo era posible esto? Apenas lo conocía...

Y ya quería ser su amigo.

Se Lo Que Piensas| +16Where stories live. Discover now