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Toco la puerta dos veces y espero alguna respuesta por parte del azabache, pero no había respuesta alguna. La idea de que se estuviera duchando surco su mente, decidió dejarlo así e ir a la cocina y para su sorpresa cuando se asomo en el marco de la puerta que daba a dicho lugar noto como los músculos de la espalda del azabache se contraen con cada movimiento de su parte.

Jamas tendria musculos asi de marcados debido a su flojera por hacer ejercicio.

De repente se dio cuenta de que el mayor había notado su presencia y ahora lo miraba de lado con una sonrisa, ¿Arrogante? Se giró completamente hacia el menor y cambió su sonrisa a una más amigable mientras hacía girar en el aire lo que había en la sartén, olía delicioso.

- Bueno días - Saludo el mayor, el otro no sabia que decir hasta ahora por lo que solo se dedico a sonreír con nervios y agitar su mano, realmente estaba avergonzado. - Como ayer te cortaste decidí que esta vez yo haría el desayuno.

- N-no debiste hacerlo, solo es un pequeño corte y... - Guardó silencio cuando el azabache se giró de nuevo a la estufa, su sonrisa había desaparecido.

- Esa pequeña cortada se puede infectar o abrir más si mueves constantemente, incluso pueden terminar en casos extremos por imputarlos cuando la circulación de corta, mejor prevenir que lamentar Sonic. - Realmente no quería que nada le sucediera. Saco los hot cakes/Panquecas de la sartén y los sirvió en un plato encima del mesón de la cocina, indicando con la mirada al ojos verdes que se sentara.

Se acercó lentamente a la silla de madera que estaba junto al mesón y tomó un bocado del plato, realmente tenía buena pinta con esas líneas de jarabe esparcidas por la superficie de los hot cakes.

Mientras tanto el mayor seguía preparando más a la vez que observaba de reojo la reacción del ojos verdes, el cual no pudo evitar sonreír de par en par al probar lo que había preparado. Si bien el ojos carmín no cocinaba mucho, tenía ese toque mágico que cautivaba a cualquiera.

- ¡Es increíble! Jamas habia probado algo así. - Comentó el ojos verdes con emoción mientras tomaba otro bocado, soltando un suspiro al percibir ese sabor tan delicioso en su boca.

— ¿En serio? — Pregunto un poco más calmado el azabache mientras se sentaba al lado de azul con su propio plato, había dejado más debajo de una tapa de metal para que no se enfriaran tan rápido.

— Bueno... la última vez que los probé fue cuando mi madre los hizo, desde entonces no he logrado hacerlo igual que ella. — Susurro el azul mientras una pequeña sonrisa se dibujaba en su rostro un poco melancólico. Todo los días desde su muerte, intentaba hacerlas pero siempre fracasaba todos los días, hasta que un dia se canso y dejo de intentarlo, se había dado cuenta que ella era la única que sabía darle ese toque especial — Ella era la única que sabía hacerlos con ese sabor especial.

—Si lo deseas puedo enseñarte. — Propuso el azabache mientras ponía una mano encima de su cabeza, revolviendo un poco las púas del azul, no dejaba de mirarlo a los ojos, no le gustaba verlos apunto de llorar.

Además estaba la necesidad de besarlo.

  — Eso seria muy amable de tu parte.  — Respondió, por un segundo bajó su vista a los labios de ojos carmín, cosa de lo que se arrepintió de forma repentina y volvió su vista a su plato; que ya se encontraba vacío.

Por un momento pasaron pensamientos de como serian los labios del mayor, cosa que logro hacerlo sonrojar y ponerlo incómodo. Nunca había sucedido esto con un hombre; no, mejor dicho, nunca le había sucedido esto, ¡Ni siquiera con una chica! ¿Estaba enamorado o solo encaprichando? No lo sabía, ¿El otro sentía lo mismo acaso?

Quería tomarlo del cuello con fuerza y besarlo, ¡Había mirado sus labios! ¿¡Por qué no lo beso de una vez?! Dejó escapar un pesado suspiro mientras que se levantaba hacia la cocina para lavar su plato, sabía que debía tener paciencia con él pero, quería besarlo ya, ¡Y si el venia y miraba y lo provocaba, para después arrepentirse no lo ayudaba mucho! 

Debía calmarse ahora, de lo contrario terminaría por acorralarlo en una pared besandolo.

  — Estaba pensando en salir a caminar a la noche — Mencionó mientras se secaba las manos con una paño que había cerca. Tal vez salir ayudaría a apresurar un poco más las cosas. — Me preguntaba si querías venir, ya sabes, para descargar un poco las tensiones aquí.

  — Bueno... — Titubeo unos minutos hasta que se dio cuenta de que si él se iba, estaría solo en la casa, ademas que tenia dias sin salir.

Termino aceptando.

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Para cuando el sol ya se había puesto en el horizonte los dos erizos estaban listos. Uno estaba más que feliz y el otro, bueno, el estaba que se lanzaba por la ventana por lo nervioso que estaba, sabia que solo era una caminata pero aun así no podía dejar de pensar en todo lo que había sucedido estos últimos días, y lo que había pensado durante el desayuno...

Dio un salto ante el repentino sonido de los nudillos chocando contra su puerta, respiró profundo una última vez y luego abrió su puerta, encontrándose con la imagen impecable del azabache, quien llevaba una chaqueta verdosa oscura, muy diferente a la suya roja. 

  — ¿Listo?  — Pregunto en un tono bajo el azabache mientras se ponía a un costado de la entrada para dejar salir al otro.

Solo asintió, sentía que si intentaba hablar saldrian puros balbuceos.

¿Estaba haciendo lo correcto al enamorarse de él?

Se Lo Que Piensas| +16Where stories live. Discover now