Capitulo 2

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Acababan de terminar las clases de un día muy productivo. Tris y yo habíamos conocido a gente: posibles amigos dentro de un tiempo. Hablaba por mi cuando decía que había aprendido bastantas cosas, porque Tris no le había quitado ojo a ese chico tan perfecto que nos habíamos encontrado al entrar.

Estábamos estudiando la carrera de periodismo, y Tris ya había recogido información suficiente para hacer un artículo del chico.

Cuando salimos, alguien me tocó el hombro.

- ¡¡Heey!! ¿Qué tal? He visto que estamos en la misma clase. Te he visto un poco distraído, ¿quieres que te pase mis apuntes? -me dijo el chico de antes. Bien, puede que no haya prestado tanta atención como creía... Cuando lo vi por primera vez, creía que tenía los ojos marrones, pero con la luz del sol, eran color verde oscuro, algo precioso.

- Si, he estado bastante distraído. Ya sabes, el primer día cuesta -me reí al ver que él me sonreía-. Si me los puedes dar ahora y así te los devuelvo mañana...

- Aquí los tienes -abrió su mochila y me dió una carpeta de plástico con algunas hojas dentro.

- Muchas gracias -abrí mi mochila y puse con cuidado sus apuntes, no quería que se arrugaran-. ¿Por donde vives, si no es algo muy privado? Tris, mi amiga, tiene coche, te podemos acompañar, ya sabes, a cambio de este gran favor.

- Si no es mucha molestia... Yo voy hacia arriba.

- No, vamos hacia ab... -Tris casi mete la pata, pero la callé poniéndole la mano en la boca.

- Vamos hacia arriba también, ven que te llevamos. Por cierto, ¿cómo te llamas? -intenté que no se notara mi gran interés.

- Ah perdón, -una pequeña risita le salió de sus labios- soy Bruno Rodríguez.

- Yo soy Diego a secas y ella es Beatriz Delgado, pero le gusta más Tris.

- Encantado, Diego 'a secas' -mientras lo decía, se le notaba en los ojos que le sonaba divertido- y por supuesto, a esta bella dama, Tris -la miró como si fuera un caballero y le estuviera besando la mano, acción que me dió a entender que no seríamos nada más que amigos.

Acabábamos de llegar al coche y allí empezó el silencio, las únicas palabras que se pronunciaban, eran las direcciones que iba dando Bruno para llegar a su casa.

- Es esa casa de ahi, la blanca -dijo Bruno mientras abría la puerta para bajarse-. Hasta mañana, y muchas gracias por el paseo -me miró y sonrió, un par de segundos antes de cerrar la puerta.

Tris y yo nos fuimos a casa para pasar a limpio los apuntes. La verdad era que los de Bruno no eran muy organizados, pero tenia una letra preciosa.

¿Gay? Yo noNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ