Capitulo 22

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《Narra Tris》

- Sí que eres buen cocinero, Aiden -dije medio riendo-. Este vaso de leche es el mejor que he probado nunca.

- Me alegra que te guste. Ha salido de las mejores vacas para estar tan solo en tu estómago.

Salimos riendo de la habitación, yo aun con mi pijama. Mi madre estaba sentada desayunando, pero solo nos echó un vistazo y apartó la mirada. Siempre he pensado que Aiden no le gustaba.

- Buenos días, señora Delgado -dijo él con una sonrisa en los labios, aunque se le borró al segundo, cuando mi madre ni siquiera lo miró a la cara.

- ¿Habéis dormido juntos? -dijo mi madre, rechazando completamente el comentario de Aiden-. Creía que él dormiría en la habitación de invitados, como lo hizo Diego.

- He dormido en el suelo -siguió él, intentando profundamente que mi madre le hiciera caso-, señora Delgado.

- Supongo que te tengo que creer, igualmente me tengo que ir -dijo, en todo momento mirándome a mi-. Adiós cariño.

- ¿Por qué? ¿Por qué no te gusta? -mi madre se paró, de espaldas a nosotros-. Aiden es perfecto, es todo lo que he estado buscando en estos años, lo mínimo que podrías hacer es mirarlo a la cara cuando te habla...

- Tris, no importa -me interrumpió-. Ya se acostumbrará a mi algún día. Ya sabe que te quiero y que no haría jamás nada para hacerte daño.

Mi madre siguió hasta la puerta y la cerró de un portazo.

- Lo siento, Aiden. No sé que le pasa últimamente.

- No te preocupes, amor. Algún día me aceptará, ya verás.

《Narra Diego》

Miré a mi derecha y Milo seguía dormido, con un brazo debajo de la cabeza y el otro pegado al cuerpo cual militar.

Me puse a pensar en qué estaría haciendo Tris, hacía tiempo que no la veía. Puede que ni se hubiera despertado aún, pero seguro que estaba feliz con Aiden. Seguro que la cuidaba muy bien...

Volví a girar la cabeza al oír a Milo despertarse. Se desperezó como solo él podía hacerlo y se sentó en la cama. Aún parecía estar medio dormido, pero me miró con su cara de alegría suprema, los ojos casi cerrados por el sol y el pelo totalmente despeinado.

- Buenos días, pastelito -dijo peinándose un poco con los dedos y frotándose los ojos-. ¿Qué tal tu primera noche en el hotel del amor?

- Fantástica, la mejor de todas -dije con una sonrisa.

Él asintió y se metió en la ducha, dejando la puerta abierta por si me quería unir, pero preferí esperar. De mientras, recogí lo que habíamos destrozado la noche anterior.

- ¿Quieres quedar con Tris? Pero los tres, sin Aiden. Como hacíamos antes.

- Me encantaría, pero tengo trabajo que hacer, ya lo sabes. Podéis quedar los dos solos -me miró y una sonrisa le salió involuntáriamente-. No me pondré celoso, tranquilo.

- ¡Eres el mejor! Ahora se lo digo.

《Narra Tris》

Mi madre podía llegar a ser insoportable cuando algo no le gustaba. Como cuando descubrió que Diego era homosexual, o que yo estaba saliendo con Aiden, o que tendría un hijo con Aiden, o que me casaría con Aiden... y ahora le tenía que decir, en algun momento, que me iría a vivir con Aiden. Todo era más senzillo cuando solo éramos Diego y yo con ocho años, jugando, diciendo gilipolleces... cuando estaba enamorada de él, tan guapo, con las gafas que le ocupaban media cara, dientes separados y ojos enormes y brillantes. Entonces, el movil empezó a sonar.

- ¿Diego? Sí, claro que nos podemos ver. ¿A solas? Bueno, en cinco minutos donde siempre. Allí estaré.

No podía parar de pensar en qué quería decirme Diego, pero tenía que vestirme rápidamente e ir aun más rápido al parque. Me puse unos leggins con botas marrones y una camiseta, degradada de azul a blanca, de manga corta que ponía: Girl Power. Me hice un moño por el camino para estar un poco más presentable.

Cuando llegué en seguida lo vi, sentado en uno de los bancos, mirando hacia un árbol que tenía cerca.

- ¡Hola! -me dijo volviendo al mundo-. Tranquila, acabo de llegar también.

- Y... -dije mientras me sentaba en el banco, bastante cerca de Diego-. ¿Qué querías?

Miré hacia el árbol en el que, hasta hacía unos segundos, Diego prestaba tanta atención. Había un pájaro dándole de comer a sus hijos. Estos, reclamándole la comida como si se estuvieran muriendo de hambre, la madre o el padre, en cambio, dándoles como si tuvieran todo el tiempo del mundo.

- Bonito, ¿verdad? -dijo Diego sin mirarme. Sus ojos se fijaban en la escena de los pájaros-. Llevo diez minutos mirándolos.

- Sí -dije yo imnotizada, aun mirando a la familia pájaro-, muy bonito. Y, ¿qué querías?

- Solo verte y que me contaras cosas. Hace siglos que no nos vemos.

Me cogió del ombro y me acercó a él, un gesto típico de amigos. Me empezó a hacer cosquillas pero me supe defender muy bien, esta vez no grité.

- ¡Qué pareja tan bonita! -oí en la lejanía. Me asusté y me separé.

Durante unos segundos estuvimos observando a la familia pájaro, totalmente cortados.

- ¡Buu! -gritó una voz conocida por detrás. Me asusté y pegué un salto.

Era Milo. No sabía qué hacía en el parque, pero era mejor que estuviera allí.

- ¿Os he asustado, eh? -dijo riendo-. Diego me ha dicho que si podía venir y... ¿Pasa algo?

- No, nada -saltó Diego rápidamente.

Milo asintió, pero de una forma rara, como si no estuviera muy convencido. Seguimos hablando durante gran parte de la mañana. Luego, nos fuimos cada uno a su casa.

Abrí la puerta y Aiden estaba en el sofá, al lado de mi madre.

《Narra Diego》

- ¿Y me vas a contar qué pasaba en el parque?

- Ya te lo hemos dicho, no ha pasado nada -cogí aire para contarle la verdad-. Simplemente, hemos oído a alguien que decía: ¡qué pareja tan bonita! -pero cambié de opinión-. Y ya sabes como es Tris, quería saber a quien se refería...

Milo me besó. Fue corto, pero cariñoso. Se lo había creído. Nos fuimos al sofá y pusimos la primera película que vimos. Yo apoyé la cabeza en su hombro, como siempre, y él sonrió. Otra vez se le reflejaba las imagenes en los ojos, casi podía seguir la película con solo mirarlos.

¿Gay? Yo noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora