Capitulo 16

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[Unos días después, cuando ya me recuperé del todo y me dieron el alta.]

- No te pongas nervioso -dijo Milo mientras me pasaba la plancha por el pelo, podía sentir el calor que desprendía esa cosa-. Ni que fueras a conocer a mi padre o algo por el estilo. Es sólo su novio, ya ha tenido antes.

- Lo sé, pero no de esta forma -contesté yo. Sentía como un hormigueo me mataba por dentro-. Los demás eran simples novios de 'hoy está y mañana ya no'. Éste la ha dejado preñada y... ¡se quieren casar! Y Tris le ha entregado su virginidad... -añadí la última frase con un poco de temor mezclado con alegría y tristeza.

- ¿Algo que me quieras contar sobre tu virginidad? -Milo paró de estirar mi pelo con la plancha para preguntar algo más serio- ¿Cómo la perdiste?

- No quiero hablar de eso ahora -contesté con el ceño fruncido. A él no le tenia que importar para nada cómo la había perdido. Yo no se lo había preguntado-. En dos horas tenemos que estar en un restaurante y ni nos hemos vestido, aun vamos en pijama.

- Cuando me crezcan dos brazos más, me vestiré mientras te plancho el pelo. Pero hasta entonces, tendrá que ser así -dijo él con su maravillosa sonrisa que hizo que todos los músculos de mi cara se relajaran y mis ojos lo miraran a través del espejo.

Me reí. Me tuve que sentar en el retrete para no caerme de la risa. Milo también se estaba riendo. Los dos nos habíamos imaginado a un Milo Amorós con cuatro brazos, vistiéndose con dos de los brazos mientras que con los otros dos me iba cogiendo mechones de pelo para plancharlos.

- También te faltarian un par de ojos más -intenté decir entre risas-, porque mientras te pones la camisa, me estarías planchando las pestañas.

- Vale, vale. Cuando me reencarne le pediré eso al genio de Aladdin pero de momento aún tengo mucho por vivir y quiero terminar de plancharte el pelo.

- Esta bien -contesté mientras me levantaba, aún entre risas.

Al poco rato ya me había planchado el tupé y empezó la guerra de la ropa. Él tuvo muy claro desdel principio qué ponerse, lo más colorido y llamativo posible: una camiseta que le llegaba hasta las rodillas, degrada de lila a blanco y unos jeans rojos. Yo en cambio, a pesar de que no tenía ni la mitad de ropa que Milo, no sabía qué ponerme. No quería parecer muy gay pero tampoco un liante de la calle cani y heterosexual. Después de una larga espera entre dos conjuntos escogí el de la camiseta azul de tirantes y los pantalones negros rotos por las rodillas. No los había comprado rotos, un día me caí jugando a baloncesto algunos años atrás y les hice un tajo. Sin duda, eso era lo más informal que tenia.

Milo y yo llegamos los primeros. Pero Tris y su novio no tardaron mucho más.

- Hola, yo soy Aiden. Aiden Brander. Y supongo que vosotros sois Milo y Diego.

- Sí -le contesté yo. Estaba medio distraído analizándolo, tenía la mania de hacerlo cada vez que conocía a alguien nuevo. Tenía una voz muy grave y su nariz era puntiaguda. Sus cejas eran finas, igual que su mirada. Sus ojos eran de un azul puro, como si se tratara de un ángel y sus labios eran grandes y redondos-. Yo soy Diego, su mejor amigo. Ya la estas tratando bien, como me entere de que...

- Yo soy Milo, encantado -Milo me interrumpió y tuve suerte que lo hizo, no sé que hubiera dicho, me quería llevar bien con ese chico, pero era difícil-. ¿Entramos? Tengo hambre.

Aiden sonrió. Parecía buen chico, educado, puede que nos lleváramos bien en un futuro.

La comida estaba deliciosa. Seguimos hablando de cómo nos iban las cosas, trabajo, estudios... Aiden era cirujano y tenia una buena familia. Nos contaron que llevaban un tiempo saliendo y que el hijo lo habían buscado, no había sido un error de esos.

- Y respecto a lo que me has dicho antes de que la cuidara -dijo Aiden sonriendo-, puedes estar tranquilo que lo haré. Tu mejor amiga es lo mejor que me ha pasado en la vida.

En ese momento me di cuenta de que me estaba hablando como si yo fuese su padre: "Tu hija es lo mejor que me ha pasado en la vida". Milo dijo eso o algo parecido a Shawn cuando quedamos en aquel bar.

- Yo no soy su padre, puede que la cuide como si lo fuera, pero no tienes que darme explicaciones. En el tiempo que llevamos en este restaurante, sé perfectamente que la quieres mucho y lo acepto.

Tris estaba sonriendo. No la había visto sonreír desde que me caí contra la mesa, y eso me hizo sonreír también. Estaba seguro que serían felices.

Me fui un momento al baño para refrescarme la cara y Aiden me siguió.

- Diego, sé que no eres su padre. Pero ella te vé como si lo fueras. Me ha estado contando que eres un gran pilar para su vida, siempre está hablando de ti. Así que ni se te ocurra pensar que la voy a alejar de ti; al revés, os voy a juntar más si eso es posible. Podemos salir más veces como hoy, los cuatro. Milo es un buen chico también, y se alegra de cada cosa que haces. Tendrías que haber visto la sonrisa que ha hecho antes. Él te quiere, y yo también la quiero a ella.

Con esa última frase ya no pude aguantarlo más. Me sequé las manos y lo abracé.

- Ya sé que la quieres -le dije al oído mientras me separaba-. Se te nota en la cara, en la forma en que la cogías por la cintura y luego por la pierna -Aiden se sonrojó, pero yo seguí-, en todo. Y sé que ella también te quiere.

- Gracias, Diego. ¿Volvemos?

Yo asentí y salimos por la puerta. A lo lejos podía ver cómo Milo y Tris se reían, se les escuchaba por todo el restaurante. Aiden y yo nos miramos y nos sonreímos.

He visto las 300 visitas en a penas dos días y no he podido aguantarlo, tenía que publicar otro capítulo😂 Muchas gracias, de verdad.

¿Gay? Yo noWhere stories live. Discover now