8.

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Repasa las líneas.
Las curvas,
las tildes,
el tirabuzón de la l.

De pronto se detiene.
No.
Oh, no.

Observa el cigarrillo aplastado en la esquina, con las cenizas esparcidas a lo largo de la pared.

Se seca las lágrimas con rapidez, coge su mochila. En el último instante se acuerda de tirar de la cadena y bajar la tapa. No puede evitarlo. Es demasiado amable.

Y se va sin mirar atrás,
a clase.

Alguien había invadido su refugio.
Y lo había convertido en el suyo por unos instantes.

efímera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora