Capítulo 33

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Me encuentro en frente de su puerta, quizá estará dormido, Marta dijo que estaría cansado, decido darme la vuelta pero mi subconsciente me lo impide y toco. Espero nerviosa hasta que la puerta se abre dejando ver a un Héctor solo en bañador.

-Marta...¿qué haces aquí? Creía que estarías en la playa.-Dijo con la mano detrás de la nuca, él también estaba nervioso.

-Solo venía a hablar contigo...-Dijo mirándolo.

-Pasa.-Dice haciéndose a un lado.-Quería pedirte disculpas por mi comportamiento de hoy.

-Gracias por disculparte.-Fue lo único que salió de mis labios. De nuevo un silencio incómodo invadió la habitación .-¿Por qué actuaste así de esa manera hoy en el restaurante?.-Esperé su respuesta pero no salió de sus labios. Me di por vencida. No íbamos a llevar a ninguna parte con esto, me di la vuelta y me decidí a irme. Él con cuidado cogió mi mano.

-Sabes porque actué así, Ari.-Dijo levantándose del filo de la cama lentamente.-Tú sabes que tú también te sientes de la misma manera.-Se acercó a mí.-Verte con otro hombre me está matando. Escuchar lo que dijo me hace darme cuenta que es él el que te merece, no yo.-Mi corazón se encogía en cada una de sus palabras. Me di la vuelta para verlo y sus ojos estaban húmedos y su voz era entrecortada.-No supe darte amor cuando era lo único que me pediste, tenía miedo, lo admito, tenía miedo de enamorarme de ti. Pero lo terminé haciendo Ariadna.-Mis ojos empezaron a cristalizarse también.-Soy un mal hombre por darme cuenta de la manera más estúpida, verte feliz con él me hace daño Ariadna.-Se acercó más a mí, cogió mis manos.-Sabes que lo que nos estamos haciendo nos hace daño a los dos, este juego de quien da más celos a quien cada vez es más estúpido.-Mis ojos y los suyos se perdieron los unos con los otros.-Ya no puedo más con esto.-Sus manos cogieron con delicadeza mi cara.-Tu eres la mujer que amo y por más que trate de olvidarte y dejarte ir no puedo.-Cerré mis ojos y negué, quitando lentamente sus manos de mi cara.

-Héctor no puedo, sufrí demasiado.-Aguanté mis lágrimas.-No sabes los días que pasé llorando por ti.-Él bajó la cabeza.-Fue demasiado, no quiero que esto vuelva a pasar de nuevo...

-Perdóname por mi estúpida manera de pensar Ariadna. Pero por favor no niegues esto que sentimos los dos. Entiéndelo, no somos felices.-Sus palabras me dolían, sabía que estaba en lo cierto.

-Héctor te perdono, pero no puedo...-Me di la vuelta y caminé hacia la puerta. Agarró mi brazo y me dió la vuelta pegándome a él. Unió sus labios con los míos y yo no tarde en responderle. Lo necesitábamos, sentía como sus labios devoraban exquisitamente los míos. Lo echaba de menos. Nos separamos al sentir la falta de oxígeno, se separó de mis labios como si le doliera hacerlo. Descansó su frente sobre la mía y cerró los ojos tratando de regular su respiración. Me abrazó dejándome escuchar los latidos de su corazón, eso se sintió de una manera inexplicable. Los dos no dijimos nada y nos abrazamos en silencio.

El socio de papá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora