Capítulo 30

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Le cuento a Miriam lo innecesariamente detallista Matt al obsequiarme unos chocolates en San Valentín. 

—Te dio chocolates de café —puedo jurar por todo lo que tengo que Miriam está con una máscara verde en la cara y limándose las uñas mientras me habla.

— ¿Cómo sabe que me gusta el café? —reprocho tirándome a la cama.

—Porque quizá te ve todos los días —suelta un bostezo, como si fuera obvio. Revuelo los ojos. 

—Ajá —me quito mis zapatos y me acomodo el celular en mi hombro y a oreja para que no se caiga mientras me cambio al pijama. —no se ni porque te cuento esto

—Porque soy tu prima y para serte sincera aunque que parezca hipócrita, April no es muy buena tipa que digamos —dice atreves de la línea. No me sorprende.

— ¿Por?

— ¿Sabes que lo engaño a Matt con el gordito que se sienta con los cerebritos? —casi chilla y por mi parte, me atraganto con mi propia saliva.

—Si Miriam, creo como dos veces—miro por mi ventana que está cerrada. Como si pudiera ver a Matt. 

—Bueno, te lo voy a contar de nuevo —suelto y suspiro a escucharla relatar. —Se acostó con él en mi fiesta, estaba llorando —me llevo a mano a la boca reprimiendo una risa. —bueno no lo engañó porque no son nada, pero se supone que si quieres a alguien no le harías eso

—Si no te preocupes, justifícala estaba borracha —aseguro jugando con mis manos para poner mi celular en la cama con altavoz, solo por la salud de mi cuello y no amanecer con una torticolis. 

—Bueno, pero lo que le hizo a Matt, no me gusta, pero ese chico es de muy buenas intenciones —Miriam habla suave, con un tono tan persuasivo, digno de indirectas.

—Si lo que sea 

—Ahí tú, ¿vienes a mi casa? —lo que me faltaba.

—Es de noche, estoy cansada, fui a entrenar esta tarde como no tienes idea para que a una chica terminara con una contusión en la cabeza por el balón de basket —refuto.

—Te voy a ver y a dejar, solo que mi padre no llega del trabajo como siempre —mi tío es un adicto al trabajo, pero si no fuera por él Miriam no tuviera todo lo que quisiera ni vivaría en esa Dream house. —y mi mamá se acaba de ir con dos de sus amigas a una reunión como cada viernes 

—Ya —suspiro cansada, porque no se va a rendir por más que diga una eternidad que no.

—Gracias eres la mejor —cuelga y me voy en pants ya que no tengo ganas ni de ponerme mis zapatos de nuevo.

Miriam me pasa viendo y se queda viendo mi vestuario. Ya que ella lleva un vestido hasta las rodillas de diamantinas plateadas y unos tacos largos.

—Con eso no vamos a ir a Q Nightclub —hace una mueca de desagrado una vez que subo al carro y le poner seguro al instante. Ya no hay escapatorias.

—Eso queda en Seattle, estás bromeando —digo golpeando mi cabeza en el respaldar unas veces.

—Te explico —ella dice cuando comienza a manejar. —Cómo te iba a decir, ayer con Aline pensamos algo para celebrar que en unos días se acerca el campeonato de los equipos deportivos y ya que algunos se van por las becas no van a tener tiempo de quedarse, adelantamos la fiesta —sonríe. Que consideradas. —así que llamé hace unos días al club y accedieron alquilar el local por una noche

— ¿Cuánto te costó? —pregunto tronando mis dedos al vez que alza una ceja, chasquea la lengua.

—Eso no importa, lo hicieron y el trago corre por mi cuenta, así que compré como no tienes idea, solo son para los del colegio —me sonríe.

¿Eres tú? o ¿Soy yo?Where stories live. Discover now