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Cuando desperté lo primero que hice fue mirar la hora, iba super tarde a la escuela, me había quedado dormida. Rápidamente me adentré en el baño, hice mis necesidades, tome un baño super rápido y cuando salí me apresuré a tomar la ropa y arreglarme. Tomé mi mochila y las llaves del auto, me despedí de mis padres que me reprendieron por ser tan tardada y salí de casa.

Cuando entré al auto no pude evitar percibir un olor exquisito, me bastó con voltear al asiento del copiloto para darme cuenta de qué producía ese olor; era una docena de rosas rojas con una pequeña tarjetita blanca debajo de ellas. Sabía quien las había puesto aquí y también sabía la razón que en estos momentos, no me podía importar menos.

Con mi mano saqué la tarjeta y la leí como una chiquilla emocionada y totalmente enamorada.

Perdón por ser un idiota ¿por qué siempre tengo que arruinarla contigo?.

Espero que sigas queriendo que vaya al baile contigo, ya qué digo, me lo pediste con tanta insistencia. Sabes que no te puedo decir que no, te quiero. Att: Nate.

No pude evitar reírme, sabía que no quería ir al baile pero de todas maneras iría, ese es su encanto, su hechizo.

Mis mejillas permanecieron de un color rosado y mi humor perfecto durante el transcurso del día. Es increíble la forma en la que este chico maneja mis emociones.

Cigarette || Nate Maloley EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora