41.-

1.6K 202 173
                                    

POV Omnisciente

Nicolás llegó dos días después a Santiago completamente drogado. Sus nuevos amigos lo dejaron en el edificio donde estaba su departamento. Sus amigos ahora tenían su número para que se junten alguna vez y luego se fueron.

El moreno entró al edificio y se dirigió al ascensor no más para luego apretar el número del piso donde estaba su departamento. Cuando ya llegó al piso, salió del ascensor y sacó sus llaves de repuesto que tenía escondidas por si acaso abajo de una planta al lado de su departamento, luego abrió la puerta y entró a su hogar.

Para que mentir, ese no era su hogar, hace mucho que ya no era su hogar si es que no estaba Jaime en este.

Cerró la puerta y se acostó en el sillón ya que estaba completamente cansado para luego dormir por varias horas. Todavía le quedaba unos pocos porros para después, así que estaría bien por ese día. Luego vería donde comprar drogas más fuertes y así hasta su muerte. Jaime tenía razón, uno se sentía mucho mejor cuando se drogaba y casi no sentía dolor.

De hecho a veces cuando se drogaba podía escuchar a Jaime decirle "te amo" haciendo que se sintiera un poco mejor para luego recordar la realidad. Había engañado a la persona que más amaba en el mundo y este ahora debe estar feliz con ese weón llamado Alfredo que era más pasivo que él.

Con ese pensamiento estuvo soñando o mejor dicho teniendo pesadillas por esas horas que durmió. Cuando se levantó, se sacó toda la ropa y la dejó esparcida camino al baño para luego darse una buena ducha y colocarse solo un boxer.

Después de media hora ya estaba listo y se había colocado su boxer. Se arrepintió de haber dejado su celular allá pero de todas formas no hablaba con nadie importante como para necesitarlo.

Fue a buscar su pantalón solo para sacar un porro y un encendedor. Cuando volvió a su cama, iba a encender el pito cuando escuchó que tocaban la puerta haciendo que gruñera y dejara sus cosas ahí para levantarse y ir a abrir la puerta. Cuando la abrió, vio a todos sus amigos ahí con sus cosas, hasta Jaime estaba ahí. Nicolás tomó sus cosas rápidamente y cerró la puerta, dejando a sus amigos afuera.

-Nico ábrenos!.-Dijo Gustavo con una voz seria. Era obvio que ya sabían que se había comenzado a drogar.

-No, no gracias!.-Dijo Nicolás dejando sus cosas en el sillón para luego sacar su celular y ver sus notificaciones.

-No nos iremos de aquí.-Dijo Edgar con un tono bastante neutro y demandante.

-Bien, al menos pueden decir que acamparon en alguna parte.-Dijo el moreno lo suficientemente alto para que ellos escucharan.

-Nicolás tenemos que hablar contigo.-Dijo Gus con un tono casi enojado por la actitud de Nicolás.

-Bueno, yo no quiero hablar con nadie, así que tendrán que esperar.-Dijo el pequeño moreno viendo que primero lo habían llamado para luego darse cuenta que había dejado su celular allá.

-Ni conmigo?.-Preguntó Jaime de repente, haciendo que todos se quedaran callados.

Se escuchó un silencio en el departamento para luego escuchar como abrían la puerta.

-Pasa Jaime.-Dijo el pequeño travieso, listo para cerrar la puerta si es que alguien más quería entrar.

Jaime de inmediato pasó y Nicolás cerró la puerta de su departamento.

-De qué quieres hablar?.-Preguntó el profesor Gaulle sentándose en su sillón mientras que Jaime miraba todo el departamento.

-De todo.-Respondió el enojón ahora posando su mirada en él.

-No hay nada de que hablar, te engañé y la cagué profundamente y ahora debes estar feliz con ese weón llamado Alfredo. Fin de la charla.-Dijo el profesor moreno mirándolo directamente a los ojos.

-No, ese fue tu monólogo, no sabes lo que yo pienso.-Dijo el ex drogadicto observándolo. A pesar de haber dormido, tenía unas ojeras notorias.

-No es muy difícil saber lo que piensas de mí, me odias y no te culpo, yo también me odio.-Dijo el profesor de Lenguaje mirándolo unos segundos más para luego desviar su mirada.

-Nico...

-Esta bien Jaime, de verdad, voy a desaparecer de tu vida si es eso lo que quieres.-Dijo el recién nombrado todavía sin mirarlo.

-Nicolás espera...

-Jaime yo espero que algún día me puedas perdonar.-Dijo Nicolás con una pausa.-Aunque sé que no lo merezco y tal vez nunca lo merezca pero lo siento, de verdad. Jaime...

-Nicolás cállate, por favor.-Dijo Jaime mirándolo directamente a los ojos.-Sí Nico, te odio. Odio tanto tener que amarte demasiado y odio que no pueda dejarte ir aunque me hayas hecho daño, pero lo que más odio de ti, sabes qué es realmente? Que en verdad creas que te odio.

-Jaime yo...

-No Nicolás, déjame hablar.-Dijo el enojón acercándose a él para luego colocarse en cuclillas y verlo directamente a los ojos.-Te amo Nico, aún lo sigo haciendo y lo seguiré haciendo, por siempre y para siempre.

-Y-Yo también te amo.-Dijo el moreno con los ojos llorosos y con una pausa.-Pero?

-Pero qué?.-Preguntó el ex drogadicto mirándolo con atención y sin saber a que se refería este.

-Siempre hay un pero en estas cosas, nunca es tan fácil como esto.-Dijo el pequeño moreno viendo como Jaime bajaba la mirada y sonreía tristemente.

-Claro, como olvidarme del gran pero.-Dijo el ex alumno de Nicolás con una pausa.-Pero no puedo estar contigo Nico, al menos no por ahora.

Nicolás lo miró unos segundos y asintió mientras sentía sus ojos arder.

-Si era eso todo lo que querías hablar, creo que te deberías ir.-Dijo el pequeño travieso no queriendo llorar al frente de nadie.

-Nico, podemos seguir hablando.-Dijo el futuro profesor de Matemáticas, no queriendo que fuera así.

-Otro día si quieres Jaime.-Dijo el profesor de Lenguaje, sintiendo esa necesidad insaciable de drogarse.-Otro día hablamos lo que quieras pero quiero dormir ahora.

Claro que había mentido en la última parte, no quería decirle a Jaime que se quería drogar y por eso quería que se fuera.

-Nos vemos Nico.-Dijo Jaime alejándose de él y sintiendo un dolor en su pecho, como si lo que estuviera haciendo estaba completamente mal.

-Adiós.-Dijo Nicolás viendo como Jaime le sacaba el seguro a la puerta, abría esta y se iba. Apenas hizo esto, cerró la puerta con pestillo y fue corriendo a su cama solo para drogarse.

Si tenía suerte, no vería a Jaime otro día.

I Want YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora