Capítulo 4: Aprendiendo a dividir

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Narra Yam :

Estaba en mi habitación con Ignacio intentándolo enseñar a dividir, le costaba muchisimo, ya era como la 6ta vez que le explicaba y aún no lograba entenderlas. Estábamos solos en casa, Ramiro y Lautaro habían ido de compras.

— Mamá no las entiendo — dijo casi enojado y triste al mismo tiempo.

Lo observé con una mirada aliviadora, para que él sienta paz y tranquilidad.

— Nacho, ¡Tranquilo! Seguro que las entendés, pero si te pones con la cabeza en estado avión nunca podrás resolverlas, concéntrate amor — le pedí mirándolo con cierta dulzura.

— Está bien pero espera — me ordenó, yo solo me limité a asentir.

Mientras él luchaba por resolverlas, yo me puse a ver unos trabajos en mi computadora, además, estaba eliminando ciertos archivos que ya no tenían uso y eran inservibles.

Al cabo de unos diez minutos, me pasó el cuaderno, comencé a controlar cada operación y extraordinariamente la tenía a todas correctas, no se había confundido en ninguna. Mire sorprendida y él solo sonrió.

— ¡Ves! Sos algo durito pero inteligente — dije provocando sonrisas en su rostro — ¿Quieres que vayamos a la plaza y te compro un helado y también te cuento una noticia que te va a encantar? — consulté.

— Dale má, pero... ¿Papá y Lau? — recordé que ellos no estaban, así que creo que no habría problema alguno.

— No pasa nada, cualquier cosa vienen ellos también — confesé restándole importancia.

Él corrió a su habitación, yo solo agarré mi bolso y empecé a guardar las cosas necesarias para ir ahora hasta la plazita. Me puse un abrigo y me maquille un poquito.

Éramos conocidos tanto en el barrio como en la ciudad donde estábamos, no todos recordaban el pasado pero en la calle solían reconocernos a Ramiro o a mí.

Ignacio bajó con una sonrisa y saltando de par en par las escaleras, agarré su mano y caminé directo hacía la puerta, la cual, por acto seguido, cerré con llave.

Íbamos llegando a la plaza, ya que ya habíamos comprado los helados. En esos momentos ví una banca y no tuve mejor idea que sentarnos ahí y tomar nuestro rico helado.

— Y... ¡No me dejes con la intriga mamá! ¡¡¡Quiero enterarme de esa sorpresa!!! — exclamó con ansias a lo que yo reí por su entusiasmo.

Me decidí a explicarle que la semana próxima nos iríamos de Chile, y que directamente viajariamos a Argentina, donde bien vería a todos sus amigos.

Sabia que el se moría de ganas por verlos. Me pidió desde hace mucho poder ir a visitarlos, pero estábamos en épocas escolares y laborales. Al fin podría cumplir su deseo.

Se puso muy feliz y comenzó a saltar tuve que tranquilizarlo, porque la gente lo miraba algo raro. Me podía tan alegre que él estuviese con una felicidad tan grande y que reaccionará de esa forma.

— Mi tesorito ¿Vamos yendo? Porque hoy armamos las valijas y acomodamos la casa — le indiqué y él solo tomo mi mano para así poder dirigirnos tranquilos a casa.

Ya era algo tarde y en Chile a estos horarios se ponía algo fresco, por eso había que volver en estos horarios a casa antes de que haga mucho frío y corra un viento algo helado.

Volvimos caminando y justo llegaron los demás, cuando abrimos la puerta Lautaro corrió a saludarme y Nacho hizo lo mismo pero hacia Ramiro.

Abracé fuertemente a Lautaro mientras le sonreía, acaricié sus rulos y él hizo lo mismo con mi cabello, lo que me causó risa.

Los cuatro entramos y nos sentamos en la mesa a charlar sobre el viaje. Habíamos decidido viajar ahora, Ramiro ya tenía los pasajes en mano para todos, era espléndido, ninguno podía creer que volveríamos a vernos. Además nuestra vida cambiaría porque ahora viviríamos allí.

Optamos por empezar a empacar todo de a poco, y llevarnos la mayoría de las cosas de la casa, hasta el más pequeño adorno.

Me quedé revisando el celular, estaba tan feliz de todo lo que estaba viviendo, mis hijos, mi esposo, mi trabajo, todo y ahora que nos íbamos a mudar y ver a todos los amigos de nuestra adolescencia luego de tantos años, nos iríamos a reencontrar.

Después los chicos fueron a su habitación, Ramiro y yo preparamos la merienda para luego empezar a guardar todo.

Sin Principio Ni Final (Soy Luna)--Editando--Donde viven las historias. Descúbrelo ahora