Capítulo 7: Malena a Ballet

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Narra Delfi:

Desperté después de una larga siesta. La casa estaba callada, no había ruidos ni desorden. Lo que me espanto es que ni Pedro ni Emma estaban en la habitación.

Apoyé mis pies con algo de pereza sobre el duro y frío suelo, caminé despacio hasta la cocina. Solo pude encontrar galletas con chispas y algunos restos de estas.

Seguro fue Malena, ya que ella ama esas galletas, son sus preferidas.

Observé el reloj, faltaba poco para el turno, todavía teníamos una hora y media para arreglarnos y luego poder estar allí para que atiendan a Emmita, como solíamos decirle.

Entré a todas las habitaciones de la casa. No me asustó tanto eso, si no que me sorprendia de que no aparezcan por ninguna de las salas ni habitaciónes.

Entré al cuarto de mi hijita mayor, el último ya que que había recorrido toda la casa en busca de ellos.

Morí de ternura al ver aquella escena, todos estaban acomodados sobre la cama de Malena, acostados y durmiendo. Era un momento demasiado tierno y dulce.

Sonreí al ver la forma en que se habían dormido. Emma estaba a la par de Pedro, al otro lado Male estaba a la par de su hermana abrazándola, la bebé estaba en el medio de ellos dos.

Me dió muchísima pena tener que despertarlos, pero teníamos turno ahora y no había forma que lo cancele, ya lo había confirmado.

— Pedro — susurré moviendolo un poquito así se levantará pero no daba resultado, le tiraba del brazo pero tampoco abría sus ojos.

Agarré a la bebe y la puse en el coche, a Male la alcé despacio y la lleve a la cama de mi habitación, ella podría dormir un poco más hasta que nos vayamos.

Volví a la habitación y Pedro seguía tendido en la cama, realmente era difícil despertarlo, lo había llamado ya como cinco veces.

— Cariño — decía acariciando su cabello para que se levante.

— ¿Qué pasa? — pronunció una  vez despierto.

Le mostré la hora, nos dirigimos directamente a nuestro cuarto, Malena aún seguía dormida, tuve que despertarla para que la pudiera peinar y le dijera donde estaba su vestuario.

Pedro se estaba cambiando y yo me encontraba en la sala de juegos, tuve a Emma un rato ahí y decidí cambiarla allí.

Vestí a Emma, quién no dejaba de llorar porque odiaba que la vistiera. Me terminé de arreglar y peiné a Male, que tenía todos los pelos parados así que me costó un poco.

Alcé a la bebé y la acosté en el coche, la cubrí con una suave manta y me dirigí a la puerta.

— Adios chicos —  saludé a Male y a mi esposo, estaba a punto de irme cuando sentí unos brazitos rodeando mi cintura.

Era mi pequeña hija mayor, me abrazó tan fuerte que sentí el amor que me estaba transmitiendo a través de sus brazitos. Pedro vino por atrás y me abrazó al igual que ella, correspondí y sonreí. Ahora sí me había despedido y debía irme.

Caminé un poco, no era lejos el centro médico, era a unas cuadras. Así que en 20 minutos ya estaba allí. Le hicieron el check-in correspondiente a su edad, me dijeron que estaba en perfecto estado de salud y que se encontraba muy bien. Me recomendaron que le dé más leche ya que probablemente a esta edad empezarían a tener más hambre que antes, además me dijeron que ya podíamos salir a lugares más lejos.

Cuando son muy bebés no te dejan sacarlos mucho y menos a lugares donde hay bastantes personas, ya que podrían contraer alguna enfermedad y a veces ellos no son tan fuertes como para defenderse de esos virus y terminan internandolos.

Había salido ya del lugar y empecé a caminar tranquila, decidí ir por el centro de Buenos Aires y toda la zona de Palermo, no era tampoco lejos y como tenía a Emma en su coche me resultaba más fácil, así no debía cargarla.

Era temprano, tenía que hacer tiempo hasta que Pedro retire a Male de su clase de ballet y venga a buscarme, había tomado la decisión de ir al Shopping y estar un rato allí.

De pronto siento que alguién me agarra del brazo y me sacude levemente, por un momento me asusté pero luego giré para quedar cara a cara con esa persona y realmente me sorprendí, una felicidad invadió mi cuerpo.

Narra Pedro:

"Llegó el momento de arreglarla vamos a ver cómo nos sale" pensé mientras caminaba hacía donde estaba Male.

— ¡Vení! vamos arriba — ordené agarrando su mano y ella siguió conmigo.

Le dije que ella se cambiase, no era difícil, ella ya sabía hacerlo. Yo me encontraba en mi habitación ajustando mi camisa, ya estaba listo.

Sentí que alguien abrió la puerta y se sentó sobre la cama, al estar yo parado, me giré y me encontré con mi pequeña.

— ¿Me ayudas Papi? — cuestionó mientras se acercaba con la pollerita en la mano.

— ¡Claro princesa! —

Le puse el tutu, las zapatillas y le acomode las trabas del pelo, ya que las tenía todas desordenadas y colgando.

— Papá voy abajo y te espero, el bolso mamá ya lo dejó listo mamá ¡sólo faltas tú! — me indicó a lo que yo sonreí.

— Bonita, aguantame unos minutos a que termine de arreglar algo y salimos directo al estudio, iremos más temprano así ni tu mamá ni tu profesora se preocupan — le dije.

Me senté en la cama y me aliste, agarré el celular e hice unas pequeñas cosas del trabajo además de mandarle un mensaje a Delfi avisándole que ya estábamos saliendo con Male.

Habré tardado unos 10 minutos y me dirigí al living, donde Male estaba jugando con un libro. La alcé y nos fuimos al Salón de Baile.

Sin Principio Ni Final (Soy Luna)--Editando--Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora