Capítulo 10: Una mini Luna y un Mini Matteo

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Narra Matteo:

— Papá —  escuché que mi hija más pequeña me llamaba, mientras que yo estaba leyendo una revista me dí vuelta para prestarle atención — ¿Podríamos salir hoy a cenar? — me consultó saltando y abrazándome.

— ¡Claro preciosa! Si quieres después de cenar te compró tu batido helado preferido — dije luego de pensar un rato, hacía bastante no salíamos en familia.

— Si... Pero mamá y Tomás también van ¿verdad? — me preguntó y yo solo sonreí y asentí.

— ¡Si! Anda y llamalos así les explicamos cómo vamos a hacer —ella asintió y salió corriendo.

Fue cosa de esperar solo unos cuantos minutos para poder encontrar a Luna bajando, de la mano, las escaleras, con Tomás.

Con Sol les dimos las indicaciones de que íbamos a hacer, a donde íbamos a ir, como iríamos y yo les dije que vayan a vestirse y que no tarden mucho.

— ¡Niños! Corran a bañarse, luego nos cambiamos y nos vamos — exclamó Luna, se la veía entusiasmada.

Se notaba que ella quería salir a cenar afuera, de hecho, hace mucho no salíamos entre los cuatro, debido a que en casa estaba la cheff y cuando ella por alguna razón no podía, venían los padres de Luna o llevábamos los niños a casa de ellos.

Miguel y Mónica vivían muy cerca de la mansión, generalmente Sol, Tomás y Luna vivían yendo y pasando largas horas allí. Yo trabajaba, entonces era muy difícil ir a verlos, a veces caía de sorpresa y ellos se ponían contentos de poder verme.

Me adoraban desde que se dieron cuenta el amor que sentía por su hija, de cuánto nos queríamos y que daría todo sólo por ella. Les comenté todo lo que sentía y que nunca iba a defraudarla. Ambos inmediatamente me tomaron cariño y ahora siempre se ponen felices al verme.

Miré mi reloj, había pasado aproximadamente una 1 hora. Tomás ya estaba listo sólo faltaban las chicas de esta casa.

Primero bajó, de su habitación, Sol. Traía un vestido y unos zapatos preciosos, su cabello estaba peinado y tenía una vinchita de pequeñas flores. El vestido era rosa oscuro con detalles blancos. Se acercó a mí y me dijo que Luna se estaba arreglando debido a que tardó mucho con peinando y vistiendo a ambos niños.

Acomode a Sol y se sentó al lado mío en el sofá, del otro lado a mi par estaba Tomás jugando con mi teléfono.

Al cabo de unos minutos apareció ella, la chica delivery, bueno en realidad MI chica delivery. Observé sus grandes ojos verdes, los cuales tenían un radiante brillo en las pupilas, su cabello estaba ondulado y sus pequeños rulos caían por sus hombros. Me miró con una sonrisa gigante, en sus manos traía el abrigo de nuestros hijos y una cartera. Sonreí al verla tan feliz.

Una vez listos los cuatro, subimos al auto. El camino fue silencio puro, solo se escuchó uno que otro murmullo de los niños, quienes estaban jugando con quién sabe qué. Luna por su parte iba concentrada mirando un rato por la ventana y al otro miraba su celular y reía.

— ¿Con quien hablas chica Delivery? — pregunté sonriendo al verla reír.

— Con el grupo de las chicas, me estoy riendo por las cosas que escriben. Estaban cobrando cosas sobre sus niños y sobre los chicos — me comentó.

— ¿Están todas en el mismo grupo? —

— ¡Si! Ahora se conectaron todas, algunas están medio durmiendo ya — dice sonriendo.

Miró un segundo a la ventana y me doy cuenta que ya habíamos llegado, decidimos ir al lugar que Luna y Sol aman venir. Es un restaurante al que yo traía de chica a Luna, luego de tener a los niños también veníamos aquí y a Sol se le contagió el fanatismo  por ir allí a comer.

Sin Principio Ni Final (Soy Luna)--Editando--Where stories live. Discover now