Capítulo 9: Lourdes

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Narra Jim:

Faltaba poco para nuestro vuelo ya habíamos empacado todo sólo nos quedaba 1 día en España. Ya teníamos valijas listas y todo preparado para irnos del país, la felicidad de volver a ver a todos mis amigos era gigante, los extrañaba muchísimo.

Nico y yo no dejábamos de hablar del tema, él se encontraba igualmente feliz que yo. En cambio, a Lourdes no la veía muy contenta. Estaba apachuchada. como así decirlo, más bien decaída, a veces se pone así cuando está por enfermarse o cuando está triste.

Baje un rato al piso de abajo, Nicolás no estaba fue a buscar lo poco que nos faltaba para el viaje, lo más raro fue que Lulu no lo quiso acompañar, ella siempre va con él a cada lugar.

Me quedé sentada en una de las sillas con el celular  a ver si los chicos informaron algo sobre lo del viernes pero nada. Se ve que ya habían arreglado todo y ya estaban preparados para verse.

Escuché uno pequeños ruidos, provenían de la sala de arriba. Apresure el paso mientras caminaba y entre a la habitación de mi única hija, la cual, al verla, pensé que estaba dormida... Pero en realidad al acercarme, estaba llorando.

Lo primero que se me vino a la cabeza al verla así, era que se había caído o se había raspado su rodilla o alguna parte de su cuerpo, y que le dolía. La tomé en brazos suavemente y la posicione en mi pecho.

— Lourdes, tesoro ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras? ¿Te golpeaste, te caíste, te duele algo? — cuestioné de manera rápida y observando su carita.

— No — afirmó mientras comenzaba a respirar de manera rápida tratando de dejar de llorar — No quiero irme — al oirla quedé paralizada, ella fue la que nos rogó irnos de vacaciones para ver a sus amigos.

— Pero ¿Por qué? Sabes que van a estar todos tus amigos, vas a conocer a una nueva primita, vas a pasar ratos con Male y también con tus Tíos — dije tratando de calmarla y eso logré.

— Si, pero yo no quiero que papá se quede — me dijo mirándome directamente a  los ojos.

Bueno, esa fue la gota que colma el vaso... No entiendo a lo que se refiere, ahora se me viene a la mente que ella tal vez habrá escuchado conversaciones que yo tenía con Nicolás y ahora cree que él se quedará en España y no viajará con nosotras.

— Cielo, no entiendo a qué te refieres si  los tres íbamos a viajar — sus ojos se iluminaron y de la mamá su expresión era una de sorpresa mezclada con felicidad.

— Pensé que no íbamos a ir juntos — confesó mientras se sentaba a mi lado.

— ¿Por qué pensaste eso si sabes que a donde vayas, nosotros estaremos contigo? — dije

— Porque pensé que el vuelo era hoy y como papá se fue, no vendría con nosotras, por eso no lo acompañe a donde sea que se haya ido — me respondió y ahora todo tiene más sentido.

— Bueno, que te parece si dejamos la charla y te pones un abrigo, nos peinamos y salimos a dar una vuelta ¿vale? — dije animandola sabiendo que esa vuelta también tendría una merienda sólo para ella en su lugar preferido como hacíamos siempre.

— Vale — me dijo con su típico acento de español, mezclado con argentino.

Ya nos habíamos cambiado y arreglado. De hecho, ya estábamos listas, así que inmediatamente salimos y fuimos a recorrer el barrio, como solíamos hacerlo antes.

Nos detuvimos en su lugar preferido por una suplica de ella, quería comer algo ahí y bueno no me resisto a las caras que me pone, debería dejar de malcriarla pero es imposible es mi nenita.

Entramos y ella pidió la merienda que mas le gustaba, licuado de frutilla con una porción de torta de chocolate yo pedí un licuado de banana con leche y comí de su torta, ya que era muy grande.

Luego de terminar todo nos quedamos charlando un rato y salimos a una plaza que había cerca
Íbamos llegando a sentarnos en un banquito y me suena el celular, no me gustaba atender en la calle por el miedo a que me lo roben pero como era Nico lo atendí, seguro quería preguntarme donde estoy o esas cosas.

— Jim ya estoy en casa ¿Donde están? — preguntó por el celular, mientras que yo alzaba a Lourdes para empezar a caminar e ir más rápido.

— Estoy con Lourdes en la plaza, la lleve a merendar y a dar una vuelta para que se despida del poco tiempo que queda —

— Bueno dale, ahora voy con ustedes espérame en dónde están vendiendo siempre esos carritos de comida, para el lado de la feria — me ordenó y yo miré un poco a los costados para ubicarme donde era... Hasta que ví los carritos.

— Bueno, vale, para ahí vamos, besos — dije y corté la llamada, guardando el celular en mi bolso y empezando a caminar mientras tenía a Lourdes acostada en mi hombro.

Al llegar me senté en un banquito y baje a Luli, ella se fue como, toda niña, a jugar y espantar palomas. Le encantaba hacer eso además ¿Quién no hacía eso de pequeña?

— ¡¡¡PAPAAAAAAAAA!!! — gritaba Lulu mientras se tiraba sobre él para abrazarlo y estirandole las manos así la alzara.

Me levanté del banquito, agarré mis pertenencias y me acerqué hacia donde estaban ellos.
Luego de todo ese momento de ternura, de caminar un rato y de llevar a los juegos del parque a Lourdes, nos fuimos un poco cansados.

Al llegar, decidí comenzar poner la cena, la cual ya estaba lista en dos minutos, debido a que era calentar comida que quedaba del mediodía.

Estábamos cenando, Lulú se fue a jugar un rato en su cuarto así que Nico y yo nos quedamos hablando y comentando las novedades que teníamos o algo así, como cuando todos hablamos con alguien, siempre le contamos que nos sucedió tal día y eso.

Le conté por lo de Lourdes, lo que la encontré llorando, y la razón por la que supuestamente ella estaba así. Él me miró extrañado porque le resultó raro que saqué esa idea de su pequeña cabeza.

— Yo creo que sé que le sucedió o porque pensó eso — me dijo e inmediatamente me entró la curiosidad de saber.

— ¿Que paso? — le consulté dándole tiempo a que me responda contándome que había sucedido.

— El otro día hablé con Simón, le comenté que viajariamos y que nos iríamos a Buenos Aires por unas supuestas "vacaciones". Le dije que el viaje era este sábado o lunes que no teniamos confirmada la fecha — hizo una pausa para tomar aire y seguir tranquilamente — Recuerdo que tú, ese día, estabas durmiendo o haciendo algo en el patio y que Lulu entró a la cocina y me abrazo algo triste — me dijo y yo miré con la boca abierta.

— Entonces tu dices que ella escuchó la conversación y entendió todo mal ella vio que hoy que tú te habías ido, y pensó que tuviste el vuelo y que te fuiste — dije mientras analizaba la charla.

Lo observé asentir con la mirada y yo sonreí, ahora todo tenía mucho más sentido que antes.

— Bueno rojita mía, te recomiendo que nos vayamos yendo a dormir porque tenemos bastante sueño y porque mañana debemos despertar temprano — dijo como si me tratará de una niña pequeña.

Reí ante como hablaba y sonreía y dejé todo para subir directamente a nuestros cuartos, cambiarnos, ponerle la pijama a Luli y hacerla dormir, y luego acostarnos nosotros a descansar. Fue un largo día.

Sin Principio Ni Final (Soy Luna)--Editando--Where stories live. Discover now