Capítulo 2

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Lauren's POV

28 de junio de 2016, 11:28 a.m.

Un año y un día habían transcurrido desde que descubrí mi verdadera identidad; Lauren Michelle, alfa del clan Jauregui. Muchos clanes me temen, algunos quizás no tanto, otros prefieren no mantener relación, pero nunca faltan los idiotas envidiosos que desean a toda costa tener todo lo que posees. Básicamente así es la cosa, desde que me transformé debo entrenar todos los días y 'descansar' los fines de semana, entre comillas porque siempre tengo que mantenerme atenta no importa qué día sea. Ser el alfa no es lo más relajado del mundo, casi que debo dormir con un ojo abierto, cualquier cosa podría ocurrir de un momento a otro.

Todo el mundo me conoce. Y cuando digo todo el mundo, me refiero a que literalmente soy conocida tanto en el mundo de los licantropos, como en el de los humanos. Soy Lauren Jauregui, la chica guapa y con dinero del instituto, la que todos aman e idolatran, la que sale a fiestas y molesta a los nerds junto con sus amigos. Siempre he sido así, incluso cuando no tenía ni idea de mis poderes. Mi padre de niña solía decirme que yo había nacido para ser una líder, y ahora por fin sé a lo que se refería.

"¿Tienes mi tarea, perra?" Zayn empujó al muchacho contra los casilleros, sosteniéndolo del cuello de su camisa a rayas.

"N-no todavía, s-sólo me faltan algunos detalles." El pelinegro rió amargamente y escupió en su rostro.

"Si no la tienes para mañana, me aseguraré de que nunca más veas la luz del día." Largué una corta risa, Zayn podía parecer muy peligroso con sus tatuajes, pero esa misma frase la utilizaba con todos los nerds del colegio.

"Ya vámonos, Z, tengo hambre." Dije, y se dio la vuelta, dejando al pobre diablo temblando en el medio del pasillo.

La hora del almuerzo era la única que disfrutaba en ese agujero infernal llamado escuela. Los recesos estaban bien, pero en general Jeremy y Zayn siempre me arrastran debajo de las gradas del campo para espiar las prácticas del equipo de porristas, cosa que no me interesa en lo más mínimo. No necesitaba espiarlas, ellas solas se lanzaban a mí como gatas en celo. Prefería mil veces más escuchar música y relajarme en el patio trasero.

"¿Has oído de la nueva que entró en tu clase de química?" Negué sin siquiera dirigirle la mirada, la verdad es que no me importaba, tenía cosas mejores que hacer antes que preocuparme por la chica nueva.

"Dicen que es una tragalibros, quizás podamos usarla para que nos haga la tarea, cualquier cosa es mejor que ese idiota del tercer año." Dijo, refiriéndose al muchacho que había molestado en los pasillos.

"No lo sé, me da igual." La fila de la cafetería no era algo de lo que tuviésemos que preocuparnos, podíamos sólo adelantarnos y nadie diría nada, por eso fue justo lo que hicimos.

"Lo mismo de siempre, Edna." La cocinera, que estaba en sus tempranos cincuenta, sabía sobre nuestras estrictas dietas carnívoras. No obstante, nadie tenía idea de por qué no teníamos permitido comer cualquier otra cosa.

"Aquí tienes, querida, buen apetito." Me sonrió cordialmente y yo devolví el gesto para luego darme la vuelta y caminar hasta nuestra mesa, la gente la llama 'La mesa negra' por como mismo lo dice su título, ser la única mesa negra en todo el comedor.

Zayn se sentó frente a mí y pronto Jeremy llegó para acompañarnos con sus aburridas anécdotas y chistes infantiles. No me malinterpreten, amo a mi manada, han sido los mejores y más fieles amigos desde siempre, pero son unos verdaderos idiotas.

"Entonces le dije que mi pene medía diecisiete centímetros y ella dijo-" Reí para mis adentros porque el mío era mucho más grande que eso, y yo era una chica. Hice oídos sordos al resto de su historia mientras comía mi almuerzo. Vero llegó justo antes de que Jeremy pudiese terminar de contar su gran hazaña, por lo que fácilmente le tomó la mano al tema.

Mates (Camren G!P)Where stories live. Discover now