El pueblo de Campbellville, Ontario, Canadá siempre ha sido el hogar de Lauren Jauregui, donde dio sus primeros pasos al año y bebió su primera cerveza a los catorce. Cosas extrañas ocurren en ese pueblo desde la época de sus tatarabuelos, cosas de...
N/A: Disculpen la demora. Este capítulo va dedicado a halcyonxxvii por su cumpleaños que fue hace muy poco ;)
Lauren's POV
No había podido dejar de pensar en lo que había dicho Camila, mucho menos con su sabor aún cosquilleando sobre mis labios y lengua. Me sentía aliviada y ya no quería poner excusas para largarme del entrenamiento diez minutos antes como la semana pasada. Me sentía fresca, aunque todavía no sabía bien cómo interpretar el mensaje de la ojimarrón. ¿Sólo buscaba hacer que mis celos disminuyeran? ¿Por qué haría eso? Quizás sí había sido demasiado dura con su amigo y ella solamente dijo eso para que la dejase en paz... O tal vez ella quería hacerme saber que no tenía nada de qué preocuparme. La verdad es que prefería inclinarme a la segunda opción.
Lancé dos golpes veloces al saco, uno de cada lado, y volví a cubrirme. Por suerte mi dolor de espalda ya no me molestaba como antes. De hecho mi cuello tampoco dolía, era un milagro y yo no podía tener más energías porque explotaría.
"Oye, tranquila, vas a caer rendida a la noche si continúas con ese ritmo." Bromeó el moreno. Reí agarrando la botella de agua de su mano. Me alegraba que dejase pasar la pequeña disputa de hacía unas horas, él era mi mejor amigo y no quería que actuáramos como desconocidos por algo así.
"No lo creo." Alzó una ceja inquisitiva, pero no le di importancia y comencé a practicar mis patadas.
"¡Ha llegado el rey!" Anunció Jeremy mientras bajaba por las escaleras con una toalla colgada de su hombro. "Y la sirvienta." Murmuró tapando su boca de lado con el dorso de su mano, Vero llegando detrás de él.
"Cierra el pico idiota." Vero pegó al costado de su cabeza.
"Auch." El rubio se sobó con un falso puchero.
"Ya maduren." Rodé los ojos y regresé a mi tarea, propinando fuertes golpes al pobre saco.
"Cállate, tú sigues conservando a el peluche del rey león." Detuve mis movimientos y fulminé a Jeremy con la mirada
"Se llama Nala."
"Whoops, yo mejor me largo." Vero se dirigió hacia el tatami, un salón al fondo del gimnasio con el piso cubierto de paneles de goma que utilizábamos para luchar. Jeremy rió incómodo, rascó su nuca y la siguió.
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