Capítulo 14: ¿Has Fallado?

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Salgo del instituto con el pensamiento de Farren aún reciente, es algo que me ha dejado marcado. Es cierto que en las novelas juveniles no se puede ser amigo de los populares, y puede que pase en la realidad, pero Ricky ha querido estar conmigo todo este tiempo sabiendo que me gustan los chicos, sabiendo que no soy popular, bueno, ahora lo soy al parecer. Él no me haría daño, no me haría nada malo.

¿Es cierto que le ha fallado a varias personas? No hay pruebas que yo sepa, no hay nada que me lo afirme, así que por ahora confiaré en él y haré caso omiso de las palabras de ese chico solitario.

Me sobresalto al oír un fuerte claxon al lado del que proviene del coche de Ricky. Ahí está, sonriendo, hipnotizando mis sentidos para que solo me fije en él. Baja la ventanilla y saca la cabeza.

-¿Subes o no?

Meneo mi cabeza levemente y me encamino a la puerta del copiloto. Al entrar pone en marcha el coche hacia su casa, bueno más bien nuestra calle. Lo he dicho como si fuera nuestra, como si fuéramos los dueños de la calle. Cada vez voy a peor. Lo miro aveces de reojo, su figura sexy está a mi lado y mis ganas de besarle no paran de incrementar. Al final voy a acabar besándolo mientras conduce.

-¿En qué piensas?

En ti, en mis ganas de besarte, en mis ganas de echarme encima de ti y no dejar que hagas nada más que pasear tus manos por mi espalda. No lo he dicho, pero bueno, en mi mente parece mejor que en voz alta.

-Nada importante.

-Entonces puedo saberlo -sus ganas de saber lo que pienso se notan bastante.

-No, no puedes saberlo.

-Oh, venga, no seas malo.

-Vale -tengo que inventarme algo-. Que echo de menos a Zulo.

-¿Solo eso? ¿No piensas en mis besos y en mis caricias?

-¿Debería? -lo miro cómplice y él me sonríe de una forma pícara.

-Deberías. Es algo muy importante si te voy llevando a mi casa.

-¿Es que me vas a volver a acariciar?

-Haré lo que quiera contigo mientras estés en mi casa.

-No sabía ese lado tuyo, da miedo y, a la vez, pone un poco.

-¿E-En Serio? -titubea de repente, eso le ha incomodado un poco o puede que tan solo le haya sorprendido-. Pues lo verás con más profundidad esta tarde.

Llegamos a nuestra calle y bajamos del coche. Todo está muy tranquilo y eso significa que algo malo puede pasar, o tal vez no. Seguramente son paranoias mías. Entramos en casa y nos da la bienvenido el guapísimo Zulo, quien viene cargado de energía.

-Hola, pequeño -me agacho y le acaricio el pelaje que tiene, tan suave, tan bonito.

-Voy a preparar la comida. Si quieres puedes estar con Zulo o jugando a la consola.

-Vale.

Intento encontrar algo con lo que entretenerme, pero los juegos que tiene de la consola ya me los he pasado. Sí, soy un viciado cuando quiero, tengo mis momentos. Zulo me lanza un par de ladridos que me piden algo, pero no sé el qué.

Trota por la casa hasta que trae una muñeca con la boca.

-¿Quieres jugar? -me ladra y entiendo que sí quiere-. Pues muerde.

Le doy suaves golpes con la muñeca para que se ponga enfadado y luego lo muerda cuanto quiera. Es divertido verlo así, me causa ternura. Oigo la freidora desde aquí, eso es que las patatas se están preparando. Al final dejo a Zulo con la muñeca, con lo que se entretiene bastante, y camino hasta la cocina, donde veo a un Ricky cocinero.

Popular NO Busca Pareja (Gay)Where stories live. Discover now