Capitulo 19

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Cuando el puto timbre al fin sonó, yo ya había perdido todo vestigio de lógica, mis planes de hablar con ella, mi necesidad de respuestas, todo se había ido literalmente a la mierda. Corrí a abrir y apenas entró con su desenfado de siempre, respiré.... 

- Me cago de hambre. Tienes algo? O hay que ir a comprar? 

Yo seguía mirándola en silencio desde la puerta sin atinar a nada más que a contener el temblor de mis manos. Ella al verlo, me sonrió. Que buena mierda- pensé- me mira dos segundos y ya sabe lo que me pasa, sabe que me tiene comiendo de su mano y yo, parada cual imbécil, sin poderlo evitar. 

- Estás temblando otra vez ... - me dijo en un susurro mientras sus dedos dibujaban mi rostro- que voy a hacer contigo uhm? 

Me volvió a mirar con esos ojos que ya adoraba y me besó, terminando por despertar a ese animal interior, ese animal con el que ella ya estaba familiarizada y que sabía como calmar. Le arranqué literalmente la ropa que llevaba puesta, ni siquiera llegamos al dormitorio, mis ganas, mi necesidad de sentirla no podían esperar más y cayendo sobre los cojines de la sala, me volví a perder en su cuerpo y no volví a la realidad hasta que la sentí estallar en mis brazos. Me relajé entonces, echada sobre su pecho, tratando de normalizar mi respiración. Ella tras unos minutos, me hizo girar y comenzó a desnudarme. 

- Como sigas así de desesperadita, me vas a tener que comprar ropa nueva te lo advierto -dijo mientras se acomodaba sobre mí. 

Esta vez lo hizo despacio, tomándose todo el tiempo que le daba la gana en cada prenda, concentrándose en cada caricia, cada roce ... ¿y yo que podía hacer ante eso? Morir tal vez? ... Morir y resucitar otra vez en sus brazos. 

Llevábamos no sé cuanto tiempo echadas sobre los cojines, ambas desnudas, ella sobre mi pecho, leyendo una escena de mi ultima historia. En un momento se sentó y masajeando suavemente su cuello, continuó concentrada en la lectura mientras yo la observaba con detenimiento, un hábito que está demás decir, me producía total placer. Tras varios minutos, finalmente cerró el cuadernillo y me quedó mirando en absoluto silencio. Yo, comencé a impacientarme hasta que le pregunté: 

- Y? 

- Nada, está bien - me dijo levantándose para ir en busca de algo que beber 

- No te gustó verdad?- agregué con desconcierto 

- Si ... - Me miró- Bueno ... es que no es mi estilo 

- Cuál es tu estilo si se puede saber? 

- No sé algo más divertido, gracioso ... - Notando la expresión de mi rostro- Camila no te lo tomes tan a pecho. Qué quieres que te diga a ver? Que me encantó cuando no es así? El hecho de que nos acostemos no quiere decir que me tenga que gustar lo que escribes no? 

- No pero si me gustaría saber tu opinión, algo más que "Bien" 

- Ya ... - Mirándome con duda- uff a ver ... yo no es que lea mucho Camila y lo sabes- Volvió a sentarse y cogió el cuadernillo, abriéndolo en una de las escenas- Alejandro, es el personaje principal verdad? – asentí - Pues me parece un tipo de lo más aburrido, se la pasa filosofando desde que empieza la historia hasta que termina 

- ¿y que tiene de malo? Ese personaje es así 

- Es un tarado Camila. Cuantas personas que conoces se pasan así toda la vida?, Acaso el tipo no come, no caga, no tira, no chambea? ... -Comenzó a reírse- Si alguna vez te encuentras a una persona así, habría que nombrarlo... Como era eso de... "Patrimonio de ... cultural, del país? .... Ah si! Patrimonio de la humanidad! , eso, porque en un país donde un huevo de gente se caga de hambre, alguien que pueda darse el lujo de pasarse la vida entera pensando, sería único, un bicho raro vamos- Me miró de pronto y sonrió mientras yo trataba de controlar mi fastidio- mira que loco, acabo de darme cuenta que puedo patentarte Bichito... aunque tu - se acercó provocativamente- eres mucho más interesante que el tal Alejandro- trató de besarme pero yo la esquivé- ¡Ay Camila! Que sensible eres, no te puedo decir nada carajo, que al toque te ofendes 

- Estamos hablando de mi trabajo Farfalla, algo que yo considero bastante serio ... no sé para que te pregunto la verdad ... –terminé de decir furiosa 

- Claro... Que de valioso puede aportarte una puta ignorante como yo verdad? ... 

- No he dicho eso... yo 

- Hay cosas que no se necesitan decir cariñito, pero sabes que?, yo no soy tan sensible como tú, a mi me resbalan estos comentarios. Tus historias las veo algo irreales pero si a ti te gusta que más da lo que yo o cualquier otro pueda decirte no? Ubícala que se yo... en otro país y listo, asunto arreglado- Volvió a levantarse - Me voy a bañar, se me hace tarde... 

La seguí con la mirada hasta que desapareció tras la puerta, miré mi cuadernillo y comencé a ojearlo, leí un párrafo, leí otro, para terminar lanzando todo contra la pared antes de comenzar a vestirme.

El cuento de la mariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora