Capitulo 41

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" .. Dos días después, le daban el alta y tras un gran esfuerzo, logré convencerla, con la ayuda de Reina, quien se inventó que su edificio estaba siendo fumigado, que se fuera a mi casa hasta que estuviera totalmente recuperada. Ni bien entramos al departamento, se quedó mirando las paredes y yo enrojecí al darme cuenta que había olvidado por completo, quitar las cartas. 

- Pensé que la loca era yo ... pero ya veo que tu estás mucho más trastornada aún- negó con la cabeza. Luego se dirigió hacia la ventana y sonrió levemente- Se han apoderado de un rincón de tu casa por lo que veo 

- Si ... se puso muy triste cuando supo que su departamento era alquilado y ya había sido devuelto y no quería que tuviera sus cosas en tres cajas miserables- Me acerqué al estante de Mauro- el tema es que ya no quiere ir a ningún otro lado, cuando voy por él los domingos, se la pasa aquí, sentado entre sus libros, puzzles y demás cosas ... - Me volvió a mirar 

- Ya... necesita un hogar ... mirando por la ventana- como todo el mundo supongo ... 

- Si...- Reprimí mis ganas de acercarme a ella, por miedo a agobiarla- bueno, ¿porque no te vas a recostar? mientras yo me encargo de ordenarlo todo y luego hago algo de cenar. 

- Si lo voy hacer... la verdad me duele un poco la cabeza 

- ¿Quieres que te ponga la tele en el cuarto? 

- Me da igual... total, seguro que me duermo enseguida, con la cantidad de pepas que llevo encima.

- Bueno, la pongo igual y cuando te provoque, pues ahí la tienes - asintió, dirigiéndose a la habitación. 

Eran cerca de las 5 de la tarde cuando decidí despertarla, llevaba ya varias horas durmiendo y no había probado bocado. Dejé el plato de sopa al costado y me senté a su lado. 

- Hola- Le dije al ver que habría los ojos 

- Hola, mierda, me siento como si me hubiese pasado un bus interprovincial por encima 

- Hice un poco de sopa de pollo y verduras, así tenemos tranqui a tu estómago. 

- Camila no tengo hambre 

- Anda, está buenísima, yo me he tragado ya dos platos, un poquito solo ¿Si?- Me quedó mirando- Ven siéntate y te ayudo 

Haciendo esfuerzo se sentó, apoyando la espalda contra la pared, yo acomodé un poco una de las almohadas y cogiendo el plato le di una primera cucharada 

- ¿Que tal? ¿Muy caliente? 

- No, está bien 

- ¿Y de sal? Si quieres voy y ... 

-Camila, esta bien carajo, no te pongas pesada 

- OK 

Le seguí dando de comer en la boca mientras la contemplaba feliz de tenerla bajo mis cuidados 

- Eres el colmo 

- ¿Eh? - Saliendo de mi ensimismamiento- ¿Y ahora que hice? 

- Quita ya esa cara de babosa- no pudo evitar reírse 

- Bueno si esta cara de babosa sirve para que te rías, pues ni modo, la sigo poniendo 

-Ya ... - Volvió a reírse negando con la cabeza 

Al terminar puse todo sobre la silla del costado y cogí sus manos, comenzando a jugar con sus dedos. Nos quedamos así varios segundos hasta que ella estiró sus dedos y rozó mi mejilla. Yo casi me muero en el acto, pero lo resistí como pude, quedándome quieta, dejando que fuera ella la que marcara el ritmo y la evolución de lo que fuera que tenía que evolucionar entre las dos. 

- Me voy a bañar- hizo un ademán de querer levantarse por lo que yo me puse de pie y la ayudé- Si quieres búscate una película y la vemos, lo más probable es que me quede dormida pero mientras tanto ... 

- ¿Algo como que? 

- Quiero reírme ¿eh? Ni se te ocurra ponerme esas cosas raras que te gustan a ti 

Mas tarde, en medio de ese barrio de mala muerte, en mi viejo departamento, ella y yo, echadas en la cama, nos cagábamos de risa viendo lo único cómico que encontré, y no precisamente entre mis cosas: Shrek II .. "

El cuento de la mariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora