Capitulo 32

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Para cuando el niño se nos unió e hice las presentaciones del caso, yo ya había terminado de contarle a la Farfalla lo sucedido. Al pequeño se le notaba bastante apagado, cosa que a ella la animó a dedicarle más atención de la que habitualmente le hubiera prestado a cualquiera. Debo confesar ahora, que esa actitud me sorprendió. 

- Quieren algo?- Les pregunté al entrar al hall del cine 

- Yo quiero palomitas - Exclamó ella de pronto- Por qué me miran con esa cara? Como hace años que no vengo al cine, pues me provoca y punto 

- Años que no vienes?- Le preguntó Mauro sumamente extrañado - Cuántos? 

- Pues muchos, como 12 por lo menos 

- Auuch. Donde has estado tú? En la luna o algo así? 

- Pues ... - Me miró- algo así. .. 

Después de escuchar la considerable lista de bebidas y golosinas, decidí, para no quedarme en la ruina total, comprarlo todo fuera del cine. A mi regreso, nos acomodamos finalmente en la sala, conmigo en medio de los dos y tras algunas bromas iniciales que lograron distraer al niño, terminamos por meternos de lleno en la película.

Fue extraño, estar ahí en el medio de ellos dos, por un lado Mauro con sus poquitos años y su inocencia y por el otro lado, ella y toda su complejidad. Y luego yo, haciendo de nexo entre dos personas tan distintas, aunque, pensándolo bien, no lo éramos tanto. 

Cuando ya íbamos por más de la mitad de la proyección, noté que ella comenzaba a moverse en el asiento repetidas veces sin poder encontrar ninguna posición que le acomodara. Algo preocupada, deslicé una de mis manos hasta la suya. Ella la apartó y me miró negando con la cabeza. 

Segundos después, volteaba constantemente como buscando la salida. Fue en el preciso momento en que empezaba levantarse, que me volví hacia ella y capturé su mano. Me miró.. Yo lo hice también, como rogándole que por favor no fuera. Sus ojos me hablaron en ese momento, de la lucha a la que se estaba constantemente sometiendo al estar conmigo. Fue apenas un segundo en el cual ella, podría haber salido corriendo, sin embargo se quedó. Respiré despacio, mientras entrelazábamos nuestros dedos y volvíamos a mirar hacia la pantalla. Al salir del cine y tras caminar los tres en silencio por varias calles, terminamos en un restaurant chino cercano. Más que por hambre, era una manera de prolongar ese estado provisional, donde se nos estaba permitido olvidarlo todo. Comimos, bromeamos, soñamos un poco hasta que tocó traspasar la puerta de mi edificio y regresar a la realidad. 

Acomodé al niño en mi cama y esperé a que se durmiera para regresar con ella. Me acerqué hasta el balcón y me apoyé en la barandilla a su lado. No dijimos nada por un rato, aunque se podía sentir tan claramente, esa incertidumbre que poco a poco iba llenándolo todo. 

- Estás preocupada verdad?- Me preguntó y yo asentí en silencio, con los ojos aún clavados en el edificio del frente. 

- Si doña Rosa se muere, no sé que va ser de Mauro ... - resoplé- Y me da mucha coraje a la vez. Donde carajo está su madre? 

- Nunca lo ha visitado? 

- No, Mauro me lo hubiese contado. Pancho está haciendo averiguaciones - La miré- ese niño es tan especial Farfalla, tan inteligente

- Tal vez no es tan malo al final Camila

- No es tan malo? - La miré extrañada- Un orfanato nacional, soportado por la beneficencia pública? ... no me hagas reír- Aguantando las lágrimas- Además, quien querría adoptar a un niño de 8 años hum? 

- No te pongas así -dijo acercándose- ese niño ya tiene algo de suerte 

- No entiendo a que te refieres 

- El que tú te preocupes por él, hace que no esté solo ... y eso es más de lo que tú y yo tuvimos alguna vez a su edad no te parece?- La quedé mirando atentamente- Vamos a pensar que su abuela se va poner bien, no te preocupes antes de tiempo, si? ... luego ya se verá ... 

- Difícil pero - cogí sus manos- haré el esfuerzo ... -Me abracé a su cintura, como buscando refugiarme en ella- Por qué volviste? 

- No preguntes 

- Farfalla, a veces necesito saber ... - Me volvió a besar con tantas ganas que me fui olvidando de la pregunta 

- Anda, vamos a los cojines ... aquí hace frío - me dijo bajito al oído

El cuento de la mariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora