Capítulo 4

31.7K 2.7K 589
                                    

Sangwoo lo observó con fastidio.

--Sé lo que dije.

-...

--Tú me amas –Le sonrió, con ambas cejas hacia arriba--¿Por qué no dejarte tener a mi hijo? ¿No lo querías desde un principio? –En cinismo era palpable.

Bum miró hacia el piso, apretando ambos puños sobre el suelo. Sus labios temblaban.

--Tú no quieres esto –Le acercó nuevamente la píldora directamente en el entrecejo-- ¿O sí?

--...La quiero –Murmuró, haciendo acopio de todo el valor que le quedaba—Quiero la píldora...

-- Haha! no –Sangwoo se rió—tú no la quieres.

Guardó la píldora nuevamente dentro de su bolsillo.

--Arriba

Sangwoo se acercó y cargó a Bum a manera de cangurera, sosteniendo sus piernas con ambos brazos. De esta manera, sus piernas quedaban colgando a sus costados, y su rostro, incrustado de sangre seca, apoyado sobre el hombro del otro. Lo llevó escaleras arriba y lo dejó en el suelo del baño. Le quitó la playera y sin decir una sola palabra, salió, y momentos después regresó habiéndose cambiado de ropa, con una cubeta y una esponja nueva en la mano. Mientras la cubeta se llenaba de agua caliente, bum observó cómo sacaba la esponja del paquete y la remojaba para tallarla en el jabón y hacer espuma. Lavó sus brazos, sus piernas, su cabello, y finalmente, directamente con las manos enjabonadas, le fregó el rostro delicadamente. Con la destreza de un escultor removió las costras de sangre y frotó los moretones suavemente. Bum no quería soltar un solo quejido, aún cuando el jabón le ardía en las heridas de todo el cuerpo.

Una vez terminó, Sangwoo lo envolvió en una toalla.

--Sécate

Le dijo, mientras él comenzaba a remover los vendajes de sus pies para reemplazarlos con nuevos. Sin otra opción, Bum hizo lo que se le pidió. Pensaba en una manera. Cualquiera, para lograr que Sangwoo le diera la píldora de emergencia. Sin embargo, todos los escenarios posibles en su cabeza terminaban mal. Unos peor que otros. Lo único que le quedaba era intentar rogar por ella. Si podía decir algo razonable, tal vez también sería de utilidad para disuadirlo, pero todo era riesgoso.

--¿Aún no has terminado? –Espetó—No puedes hacer nada sin mí

Y arrebató la toalla de sus manos, secando su cabello a gran velocidad.

La truza de Bum estaba destrozada. También el faldón. La playera a rayas, sucia. Sangwoo le llevó un cambio de ropa diferente. Toda de él mismo, por supuesto. Bum nadaba en aquella sudadera de mangas verdes, y los pantalones deportivos, de haber tenido un resorte más holgado, le habrían caído hasta las rodillas cuando Sangwoo lo levantó.

Ya en la habitación, depositó suavemente a Bum en el colchón donde dormían. Pero antes de salir, éste lo detuvo de un tobillo, sentado en uno de los bordes, mirando hacia arriba.

--Sangwoo...

Éste lo observó

--Yo... No puedo tener un hijo.

--Huh? ¿Qué dices?

Bum tragó saliva

--Quiero decir... ¿Dónde nacerá? Tendremos que ir al hospital...

Sangwoo no se inmutaba

--Y es... costoso –Continuó, sin nada mejor que decir.

Sangwoo lo miró, divertido.

--Oh, nacerá bien –Dijo al fin

Una pequeña, casi imperceptible, risa nerviosa, corrió sobre los labios de Bum.

--Es posible que ni siquiera esté embarazado... Así que...

La sonrisa del otro se desvaneció periódicamente. Primero un poco, después totalmente.

--¿Qué?... –Preguntó, amenazador.

-- Por... ¿Por qué?...

Sangwoo liberó su tobillo del agarre de Bum, y abrió la puerta de la habitación.

--Ya lo verás

Y desapareció.

Tres días pasaron con... relativa normalidad. Sangwoo salía temprano y regresaba tarde. Después de aquél último día, no había puesto un solo dedo sobre Bum. La incertidumbre lo estaba matando. No sabía si estaba embarazado, por lo que pensaba en todo lo que podría hacer en caso de estarlo. Incluso llegó a considerar auto infringirse un aborto antes de que avanzara más, pero no sabía cómo. Si tomaba veneno, él podría morir también. Sabía que había ciertos alimentos que podían provocarlo si se consumían en grandes cantidades durante los primeros días del embarazo, al menos a un omega, pero el tiempo se le agotaba. Y si lo hacía, tomando en cuenta el desconcertador cambio de parecer de Sangwoo con respecto al tema, éste se terminaría enterando de una manera u otra y sólo dios sabía lo que habría hecho con él.

Al cuarto día, vigilaba el estofado sobre la estufa, cuando, como en un deja vú, Sangwoo entró con una bolsa en la mano, y de su interior, sacó una cajita rectangular y larga color blanco. Se la extendió a Bum.

--úsala –Le ordenó

-- Ah...

No tuvo que examinarla demasiado para saber que se trataba de una prueba de embarazo. Comenzó a agitarse.

--Tengo... tengo que vigilar el estofado –Se excusó. Aunque podía ser una buena oportunidad para saber la verdad de una vez por todas, tenía miedo.

--Yo lo haré por ti –Dijo, y jaló la silla de rueditas en donde se encontraba sentado hasta el baño. Bum perdió el equilibrio y por poco caía al suelo, pero se logró mantener en su lugar—Tómate tu tiempo.

Y regresó a la cocina.

Bum se quedó ahí, mirando fijamente la cajita. Leyó las indicaciones minuciosamente:

"úsese al menos tres días después del coito. De otra forma, podría arrojar un resultado erróneo. Orine sobre o sumerja la parte delgada de la muestra en orina que no esté diluida en agua u cualquier otra sustancia. Espere de 3 a 5 minutos. Cierto tipo de alimentos, consumidos en un rango de catorce horas antes de utilizar la prueba podrían causar que se arroje un resultado positivo. Consulte a su médico"

Con dos esquemas ilustrativos, uno para mujeres y otro para omegas, al reverso de la caja estaban los posibles resultados. Una cruz para positivo, dos líneas paralelas para negativo. Bum tragó saliva.

Con gran esfuerzo se acercó a la taza del baño, cuidando que la silla de rueditas no se deslizara, y bajó sus pantalones hasta las rodillas. Sacó la muestra del paquete y la colocó como se indicaba en el esquema explicado de la caja, y orinó.

Cuando estuvo completa la tarea, dejó la muestra a un lado del lavabo y se lavó las manos. La volvió a tomar, y con la cabeza hacia abajo, los ojos cerrados, y el corazón destrampado, no podía ver que en el pequeño círculo de la pieza, el resultado ya se comenzaba a dibujar.


KILLING STALKING OMEGAVERSE FICTIONWhere stories live. Discover now