Capítulo 7

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NOTAS DE LA AUTORA: no nada más lo lean y ya, alv. Jaja. Si les gustó déjenme un comentario, un voto, compartan. Leer sus comentarios me motiva y los votos me ayudan también a saber que hay alguien esperando el siguiente capítulo. Aunque no lo crean si motivan cañón <3 les amo <3 adoro ver que les está gustando la historia.

Por la mañana Sangwoo se había ido cuando Bum despertó. Eran aproximadamente las diez de la mañana. Todo seguía como en la noche anterior. Sangwoo seguía asesinando y hasta esa noche, Bum no se había percatado. No sabía cuándo ni cómo había llegado aquella mujer al sótano, e imaginárselo le daba escalofríos. Era consciente de que a la mayor parte de sus víctimas (al menos las que había conocido) eran engañadas y atraídas por el mismo Sangwoo para que entraran a su casa por voluntad propia, y esa era la parte más tétrica de todo. Él mismo había sido víctima de los encantos que mostraba en el mundo exterior. Había caminado directo a la boca del lobo y éste ni siquiera se lo había tenido que pedir. Qué grave error. Qué ingenuo había sido. Y todo por amor.

Las imágenes que habían quedado plasmadas en su memoria sobre la mujer de la noche anterior regresaron con la velocidad de un flash a su cabeza, y terribles náuseas lo abordaron. Se cubrió la boca con la manga de su playera y se estrujó contra las mantas que lo cubrían. Pero una vez el malestar se hubo ido, gateó, vacilante, hacia la compuerta del sótano. ¿El cadáver seguiría ahí? Para su sorpresa, aunque estaba cerrada, tenía la llave pegada al candado que la sellaba. Justo como la primera vez. Pero al abrirla, esperando lo peor, el cuerpo de la mujer ya no estaba. No había ni rastro de ella o de su muerte. Durante un segundo pensó que aquello podía haber sido un sueño, pero ni siquiera en él mismo podía confiar. Cerró la puerta y se apoyó con la espalda en la pared. Respirando Hondo. Aguantando renovadas ganas de vomitar.

Poco después se levantó con cuidado y se dirigió al comedor con pasos entorpecidos. En el suelo ya no había cristales. Tan solo la escobeta y el recogedor rojo en uno de los rincones del suelo. Tampoco rastros de su sangre. Miró la palma de su mano. Vendada, con una gasa en el lugar del corte. Se preguntó si en realidad habría sido más profundo de lo que pensó.

Tenía hambre. Mucha. Evidentemente su apetito se incrementaba progresivamente. En la mesa nadie más que Sangwoo podía haber dejado un plato con el desayuno listo, mientras que del otro lado estaban los platos sucios que él mismo tal vez había utilizado. Bum no sabía qué sentir al respecto, pues aquellos gestos lo hacían querer traicionar su conciencia y enternecerse con él. Pero hacerlo resultaría en algo doloroso. Literalmente.

Comió en silencio. Como siempre. Sin nada más que hacer en aquella casa, lavó los platos, arregló el dormitorio y se duchó, para después comenzar a preparar las cosas para el almuerzo. Esa rutina lo hacía sentirse como un ama de casa. Una confinada contra su voluntad.

Independientemente de si Sangwoo regresaba temprano o no. El refrigerador nunca faltaba de nada.

Por la tarde sobre la estufa hervía una olla con curry y en un sartén se sofreía un coctel de distintas verduras mientras Bum permanecía sentado a la mesa, con las manos sobre su vientre. Parecía sentir movimiento, ligeros espasmos. Apenas llevaba cinco meses de embarazo y faltaban cuatro más. Suspiró. Miró hacia la puerta de la entrada y se levantó, dirigiéndose hacia ella. La contemplaba largamente, con el anhelo a flor de piel. Hacía mucho tiempo que no respiraba aire fresco. Que no veía la luz del sol ni su sombra contra el pavimento. Recordó cómo eran sus viajes en tren de regreso a casa. Largos, tranquilos. Sin percances. Siempre solitario, sí, pero en paz.

Se vio tentado a salir. Terriblemente tentado. Quería ver el césped, los árboles, los coches. Quería saber que había más gente en el mundo además de él y Sangwoo. Y como hipnotizado por aquellos deseos, intentó girar la perilla. Pero claro, se encontraba cerrada, como siempre. Una sonrisa amarga se esbozó en su rostro, y al darse la vuelta, la puerta se abrió.

M@

KILLING STALKING OMEGAVERSE FICTIONWhere stories live. Discover now