Capítulo 16

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Un par de ojos que no había visto desde hacía mucho tiempo lo miraban en esos momentos. Dos pupilas reducidas a un punto negro en el iris que casi desaparecía bajo las sombras de su rostro. A Bum le dio un vuelco en el corazón. 

--¿Qué? 

Su voz casi parecía hecha de concreto. El otro tragó saliva. Una presión en el aire no le permitía decir lo que había pensado en decir. Como si su instinto le dijera a cada fibra de su ser que fuese prudente con su boca. Sus ojos pararon en el sollozante bebé. 

-- Cómo... --Vaciló largamente -- ¿Cómo está? --preguntó al fin

Sangwoo levantó ambas cejas, y miró de reojo al bebé.

-- ¡Muy saludable! --exclamó, y una sonrisa se pintó en su rostro. Sus blancos dientes relucían.

Bum suspiró por lo bajo, y también sonrió.

Sin dejar de sonreír, Sangwoo,  procedió a eludir el debilitado cuerpo de Bum que yacía en el suelo. Levantó una pierna y después la otra para pasar al otro lado del pasillo, y se dirigió al baño. Bum, aún tendido en medio  del charco de fluídos y sangre que lo rodeaba, lo siguió con la mirada levantada hacia arriba sin siquiera parpadear. Solo cuando el otro hubo emparejado la puerta tras de sí, a bum le golpeó la idea..

Sangwoo se había llevado al bebé al baño.

En un sobresalto y como si sus adoloridos miembros fuesen movidos por fuerzas externas ajenas a su comprensión, logró ponerse de pie apoyándose en el muro del pasillo a una velocidad impresionante para una persona que acababa de dar a luz hacía pocos minutos. 

-- Sangwoo, ¡Espera! ¡No! --Gritó 

Ni siquiera dándole importancia a los pulsantes dolores que atacaron sus caderas en el momento en que plantó los pies en el suelo, se dirigió a trompicones al cuarto de baño. Escuchaba un pequeño chapotear y el llanto del bebé no era audible. 

-- ¡Sangwoo! 

Sus ojos se llenaron de lágrimas incluso antes de poder alcanzar la puerta. 

Al abrirla de un empujón, sin decir nada, contempló aquello que alcanzaron a ver sus ojos tan abiertos como era humanamente posible y se desplomó de rodillas al suelo sin dar crédito a lo que miraba. 

___

Atorado en el tráfico matutino de la hora pico en Seúl, Yang seungbae permitía que el bramido de los cláxones y motores de los autos a su alrededor le hicieran compañía a sus pensamientos. Fuese por el smog de la contaminación, por las nubes en el cielo o por ambos, la luz anaranjada de la puesta de sol era apenas reconocible en el horizonte citadino. Inundado de rascacielos y aturdidores anuncios digitales que figuraban en las enormes pantallas apostadas por encima de sus cabezas. Aunque habitualmente aquél paisaje le resultaba estresante, en esos momentos no tenía cabeza para otro tipo de estrés que no fuera causado por su propio raciocinio. 

El comportamiento de Oh Sangwoo era el de un alfa sin lugar a duda. El mismo Seungbae recordaba la fuerte presencia de sus feromonas cuando el ex oficial Park los había presentado aquella vez meses atrás durante el patrullaje de rutina. El mismo día que había visto al otro muchacho, el que era más menudo y de rostro demacrado, asechando y finalmente entrando al apartamento que le pertenecía. 

-- Su primo... --recordó lo que había dicho. 

Habían pasado cuatro meses después de aquella vez que vio al muchacho en el centro comercial. Regresando a aquel día, aunque aún cabía la posibilidad de que lo estuviera confundiendo, ese debería de haber sido el supuesto primo de Oh Sangwoo. Las circunstancias en las dos veces que se lo había topado eran sospechosas. También debía de vivir en Seúl. Y a esas alturas su embarazo debería de haber terminado ya. No obstante, aunque él mismo aún no era policía cuando los padres de Oh Sangwoo fueron asesinados, le parecía extraño el que jamás se hubiese involucrado a su demás familiares por su custodia y que ni siquiera la prensa los hubiese mencionado. Después de todo, aún era menor de edad al suceder los eventos. En cualquier caso, el hecho de que Oh Sangwoo no había levantado ninguna denuncia por allanamiento a su morada el día que por primera vez vio a aquel chico entrar a su apartamento le decían que sí existía una posibilidad de que fuese, en efecto, su familiar. Debía de estar registrado en los documentos del caso del asesinato en el archivo de la policía. Siempre es rutina tomar ese tipo de datos cuando se elabora el expediente de un menor que queda huérfano en caso de que los familiares deseen tomar la custodia. 

Tomó su teléfono de la guantera.

___

Su larga cabellera le golpeteaba la espalda baja a medida que caminaba por la calle. El sonido de sus tacones resonaba a lo alto y la cantidad de hombres, tanto alfas como betas cuyas miradas eran atraídas hacia ella era impresionante. Pocas veces se esmeraba tanto en su apariencia. Se pusiera lo que se pusiera, siempre se veía bien en ella. <Las ventajas de ser bonita> pensaba. Sangwoo la esperaba en su casa. Ambos eran alfas. Era una combinación que no tenía falla alguna. Las familias formadas por mujeres y hombres alfas lideraban la sociedad. Se sentía satisfecha consigo misma. Poderosa. Un sentimiento habitual para una mujer alfa acostumbrada al éxito. 

Al parecer no haber ido a Australia fue la decisión correcta. A partir de ese día, en el que ella había estado sentada en la jardinera del centro comercial y que Sangwoo había ido (POR FIN) en resuesta a todos sus mensajes, había salido con él tan frecuentemente que sólo les faltaba formalizar su relación. Ponerlo en palabras y hacerlo tangible. El que la hubiese invitado directamente a su casa en la tarde no podía tener otro significado más que ese. Una sonrisa inconsciente se esbozó en sus labios. Estaba tan feliz que los ojos brillantes lo expresaban todo. 

<Voy al karaoke con mis amigas> Era lo único que había puesto en una nota antes de salir de su casa. Desocupada en esos momentos pues su padre se hallaba en el trabajo y su madre haciendo la compra para la cena. Su familia, conservadora como era,  era la razón por la cual debía mantenerse bajo la luz blanca en la que siempre la habían tenido sus padres. Al menos, hasta que formalmente estuviese saliendo con Sangwoo. Por supuesto que las amigas que  no habían ido a Australia con el grupo de la universidad no sabían nada de esto ni de sus encuentros con Sangwoo. ¿Por qué habría de decirles? Era consciente de que todas tenían amores platónicos con él. Así que las tomaría por sorpresa cuando, de vuelta a las clases, les diera la noticia de su nueva relación. Una estrategia perfecta. Sangwoo todo para ella. Así tenía que ser.

Perdida en sus pensamientos, pronto se dio cuenta de que el paisaje se hacía cada vez más conocido. Se acercaba a la casa de Sangwoo. En la última avenida, dobló la esquina y se adentró en aquella pacífica calle que jamás hacía un ruido. Casi envidiaba lo silenciosos que eran los vecinos de Sangwoo. Los de ella eran tan ruidosos y molestos... en fin. Ahora lo único que escuchaba eran sus tacones en el pavimento. "Tap, tap, tap..." y por fin vislumbró a lo lejos aquella puerta color rojo que pertenecía al patio de la casa de Sangwoo... 

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NOTA DE LA AUTORA: 

o.O

K pex





KILLING STALKING OMEGAVERSE FICTIONजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें