Capítulo 24. "Arrepentido"

1.6K 172 25
                                    

Desde el primer maldito día en que se conocieron, ella lo supo. Siempre lo supo. Pero siempre ignoró las advertencias, las señales, las cosas tan obvias que tenía justo frente a ella.

Y todo porque esos ojos mieles la hipnotizaron. La incitaban a ser rebelde y libre. Esos hermosos y peligrosos ojos mieles le gritaban que se arriesgara y viviera la vida; esos ojos mieles la miraban como si fuera una maravilla; esos ojos mieles que le provocaban miles de emociones.

Dawn poco a poco fue enamorándose de esos ojos mieles.

Por otro lado, esos inocentes pero no tan inocentes ojos azules lo atrajeron como un imán. Esos ojos azules le transmitían paz y tranquilidad; esos ojos azules junto con esa carita de ángel lograron atraparlo; esos ojos azules lo hacían sentir una buena persona.

Jason había caído rendido ante esos bonitos ojos azules.

Ambos habían caído muy, muy profundo.

—Sí nena, estamos jodidos. Pero podemos arreglar esta mierda —lamió sus labios, aún con sus ojos clavados en ella—. Dame una oportunidad.

—No —dijo rápidamente—, tú no la mereces.

—Tienes razón, pero te amo —su voz se rompió—. Te amo como un jodido loco.

—Si realmente me amaras, no me hubieses engañado —lo acusó.

—Estaba mal. No sabía lo que hacía.

—Basta de tantas excusas baratas, Jason —se cruzó de brazos, con una expresión neutra en su rostro, luchando para no derrumbarse—. Lo que hiciste no tiene perdón ni justificación. Cometiste un error, ahora asume las consecuencias de tus actos.

—Tal vez tengas razón —tomó aire profundamente—, pero de todas maneras quiero que escuches lo que tengo que decir. Prometo no quitarte demasiado tiempo.

Dudó en hacerlo, no obstante, pensó que si lo escuchaba él ya no la molestaría más. Pero si eso era lo que quería... ¿Por qué estaba alargando tanto las cosas? Quizás era la necesidad de volver a tenerlo tan cerca de ella.

—Bien, te escucho —contestó fríamente.

Asintió despacio con la cabeza y se tomó un momento antes de empezar a hablar.

—Nunca te lo dije pero cuando era muy, muy joven estaba metido en negocios sucios, ya sabes, drogas y esas mierdas ilegales. Lo dejé cuando cumplí dieciocho años y conseguí un trabajo decente que cubría mis gastos personales. Cuando nos hicimos novios, no te conté sobre mi pasado turbio porque tenía miedo de que no quisieras estar más conmigo —suspiró pesadamente—. Así que te lo oculté. Y cuando me pediste que nos escapáramos juntos... Supe que debía buscar la manera de darte todo lo que necesitaras, que nada te faltara. El trabajo que tenía no me lo iba a permitir nunca y yo no quería te arrepintieras de tu decisión.

Hizo una breve pausa, provocando que a la castaña se le desbocara el corazón.

—Contacté a un viejo amigo en Red Bank para que me ayudara a conseguir un trabajo, ya te puedes imaginarte qué tipo de trabajo —hizo una mueca—. Lo acepté sin dudarlo dos veces, obviamente. Empecé a vender droga, me encargaba de las algunas cuentas y otras cosas. Mentí acerca de trabajar en una empresa porque sabía que si te decía la verdad, te enojarías. O algo incluso peor que eso. Nunca quise que trabajaras por dos cosas; la primera era porque quería ser yo quien se encargara de todo y segundo porque no conocías a nadie en New Jersey y no quería ponerte en peligro. Estaba ganando buen dinero, lo suficiente para que pudieras ir a la universidad y estudiaras una buena carrera. Pero entonces los problemas empezaron a llegar. Empezaste a sospechar de mí, nos ocultábamos cosas, guardábamos secretos y poco a poco nos fuimos distanciando, yo empecé a ser cortante y frío contigo. Si todo empezó a ir mal en nuestra relación fue por mi jodida culpa. Lo acepto.

He's a scam Where stories live. Discover now