4. Quiero tu habitación

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Vestía un traje negro, había dejado la chaqueta en la sala, se aflojó la corbata y desabrochó los primeros botones de la camisa y suspiró con una sonrisa, se dio cuenta de la presencia del bolso de su novia en la sala así que acudió al cuarto para darle la noticia de que la primera muestra del pintalabios que tanto quería ya casi estaba lista, subió las escaleras despacio y abrió lentamente la puerta, su expresión cambio por completo cuando vio a su novia desnuda cubierta solo por sus sabanas envuelta en unos movimientos rítmicos mientras gemía lujuriosamente, a su merced se encontraba su gran amigo y vicepresidente en su fábrica agarrándola de las caderas mientras la embestía una y otra vez con pasión y deseo.

Samuel: ¡NOO!-lanzó un grito y se incorporó de la cama envuelto en sudor. Soledad entró en la habitación-fue una pesadilla-respiró agitadamente-tranquila-trató de normalizar su respiración mientras tragaba en seco.

Soledad: por dios, hijo...-se acercó a su cama-¿Qué soñaste?

Samuel: nada que merezca la pena recordar-se levantó y fue al baño a lavarse la cara-bajaré a por algo de beber, ve a dormir-besó su frente y ambos salieron del cuarto.

Samuel bajó directamente a la cocina y observo la nevera abierta y por lo tanto la luz de la misma iluminaba la cocina, se acercó y pudo ver de nuevo el maravilloso trasero de Andrea, estaba inclinada sobre el congelador buscando algo, se acercó a ella y carraspeó, ella dio un bote que casi cae al suelo, pero Samuel la sujeto con delicadeza.

Andrea: estás loco-susurro-casi me matas.

Samuel: ¿Qué haces?

Andrea: buscaba un poco de helado-trató de incorporarse y al hacerlo se acercó bastante al rostro de Samuel, quien la miraba detenidamente, aspiró su aroma.

Samuel: que rico hueles...-Andrea abrió los ojos con sorpresa al igual que Samuel que no comprendía en que momento su cerebro dio la orden de pronunciar esas palabras, ambos reaccionaron y se separaron.

Andrea: es... Es... el perfume que te comente a la mañana-abrió el cajón de los cubiertos y sacó dos cucharas-¿lo compartes conmigo?-Samuel la miró dudoso y Andrea se sentó dejándole un lugar, desconfiado se sentó-caramelo, ¿te gusta?

Samuel: está bien...-Samuel se percató de la presencia de unos papeles encima de la encimera-¿De qué se tratan?

Andrea: son composiciones de perfumes-le acercó los papeles-tienen algunos años, las hice con mi padre cuando era más joven.

Samuel: ¿en serio?-tomó una cuchara de helado mientras leyó las notas-tienen buena pinta.

Andrea: dijo que algún día me harían falta y creo que ese día llego-se aproximó a él-ahí tienes el perfume "Andrea"-chasqueó los dedos continuamente y con energía, él la miró atentamente-tengo una idea, podíamos comercializarlo, puedes cambiarle el nombre si lo deseas.

Samuel: te estás esmerando, Andrea-sonrió, para ella aquello parecía una aprobación, un pequeño logro, se sentía muy optimista-¿Has estudiado?

Andrea: me planté en tercero de económicas...

Samuel: ¿puedo saber el motivo?

Andrea: la muerte de mis padres...

Samuel: oh-tomó otra cuchara de helado-lo siento-ella lo miró con una sonrisa.

Andrea: no es momento para estar tristes, los recuerdo con mucho amor-tomó del helado-se acercan nuevos y grandes cambios, lo presiento-dejó la cuchara en el fregadero-hasta mañana, Samuel.

A la mañana siguiente Samuel llegó a su despacho y encontró un buen trabajo por parte de Andrea, había cambiado todo el despacho excepto el color de las paredes, se veía más habitado y con un ambiente cálido, se sentó en su sillón cómodamente y se puso a trabajar en contactar con antiguos compradores de la fábrica para realizar una reunión y reavivar nuevas relaciones, abrió el cajón encontrándose una foto de Andrea en un marco echando la lengua.

DULCE AROMAWhere stories live. Discover now