16. Te lo advertí

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Ambos sonrieron y se besaron nuevamente disfrutando del vaivén de las olas contra su cuerpo, aquella sensación relajante los envolvió por completo nuevamente invitándolos a rendirse el uno ante el otro... ambos terminaron desnudos en el agua, en aquel lugar solo la luna era testigo de aquella entrega, Samuel la impulsó sobre su miembro y lo introdujo con delicadeza dentro de ella, la agarró por la cintura con una mano y con la que le quedaba libre agarró su rostro para mirarla, ambos comenzaron a moverse disfrutando de su encuentro, ella gemía levemente mientras él devoraba su cuello.

Samuel: Andrea...-murmuró y ella comenzó a moverse más intensamente mientras el vaivén de las olas impactaba contra sus cuerpos, ambos incrementaron el ritmo de sus movimientos a la vez que el de sus respiraciones-sigue por favor...-ella obedeció a Samuel y siguió hasta que sintió una serie de espasmos que embriago su cuerpo mientras no dejaba de moverse gimiendo hasta que la ola de placer la invadió a ella callando sus gemidos con el sabor de sus labios... ambos se quedaron unidos hasta que su respiración volvió a la normalidad.

Con lentitud salieron del agua, recogieron sus cosas y se fueron del lugar, ya casi amanecía por lo que tendrían que darse prisa para que no los vieran llegar en esas condiciones, el coche entró en la propiedad y bajaron del coche, Andrea llevaba su vestido en la mano y llevaba puesta la camisa de Samuel además de su chaqueta, él llevaba solo el pantalón del traje y los zapatos de ella en la mano. Entraron lentamente a la casa comprobando que en la mansión todavía dormían, subieron rápidamente y cuando Andrea iba entrar en su cuarto él la detuvo.

Samuel: ha sido una noche increíble.

Andrea: para mí también lo fue-se acercó a ella y tomó su mano.

Samuel: ven a dormir conmigo.

Andrea: no sé...-se sumergió en esos ojos que le hacían perder el norte.

Samuel: anda...-sonrió-quiero verte al despertar-ella cerró los ojos derritiéndose por aquellas palabras...

Andrea: está bien...

Nuevamente accedió a dormir con él como muchas noches atrás cuando si no era uno, era el otro, se habían acostumbrado a dormir juntos desde la primera vez que lo hicieron... ambos se acostaron envueltos en las sábanas y en sus brazos, Andrea permaneció un rato despierta pensando en todo lo acontecido esta noche, no lograba entender como Samuel decía esas palabras y le aseguraba no estar enamorado de ella, será que esta confuso con sus sentimientos... lo cierto es que sabía que la quería, pero no la amaba, no como para pedirle ser su novia, para tener un futuro juntos o incluso presentarla como algo más que una amiga... sintió una desilusión cuando su mente se dio cuenta de ello pero la ignoró totalmente cuando su corazón comenzó a gritarle que no se rindiera, que pronto conseguiría que Samuel la quisiera tal y como ella lo quiere a él. Sin más pensamientos que esos se dejó engatusar por los brazos de Morfeo y cerró los ojos débilmente para caer en el mejor de los sueños envuelta por el hombre que amaba.

A la mañana siguiente él se despertó y la vio a su lado con los ojos cerrados profundamente, acarició su rostro y observó cada rincón de su cara, como podía no amarla con todo lo que ella le ofrecía, con todas las palabras que le dedicaba, todo los detalles que tenía con él, porque todavía pensaba en los momentos que pasaba con Patricia, si al lado de Andrea todo era mejor... necesitaba olvidarse de ella, necesitaba darse una oportunidad con Andrea, trataba de convencerse de que algún día pasaría y a partir de ese día él sería feliz con una mujer al lado de la talla de Andrea. Sintió como ella se movió y abrió sus ojos lentamente.

Samuel: buenos días

Andrea: muy buenos-sonrió de nuevo y él la besó en los labios.

Samuel: ¿te apetece que vaya por el desayuno para los dos?

DULCE AROMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora