26. Adiós

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Patricia: ¿y bien?-le sirvió una copa de whisky-¿sacaste algo?-él le mostró el móvil.

Pablo: tenían las fórmulas en el laboratorio, le saqué un par de fotos, tenemos que darnos prisa...

Patricia: ¡perfecto! No te preocupes, trabajaremos en todo a partir del lunes, obvio soy la modelo de campaña ¿no?

Pablo: ¡por supuesto! Tenemos el éxito garantizado con esto-sonrió.

Patricia: ya tengo ganas de verle la cara a esa estúpida cuando vea que sacamos su perfume antes que ellos-soltó una carcajada.

Pablo: veremos a ver qué hace Samuel cuando se dé cuenta que su ternurita lo está traicionando no solo laboralmente si no también sentimental-se unió a la carcajada de Patricia mientras brindaban por el primero de sus éxitos obtenido.

Andrea: mmmmmm...-metió un trozo de lasaña en la boca-puedes seguir cocinándome, esto está buenísimo.

Samuel: gracias-sonrió.

Andrea: ¿hay algo que no sepas hacer Gallardo? Eres bueno en todo-le guió un ojo.

Samuel: que loca eres...-sonrió comiendo.

Andrea: no comprendo que se le puede pasar a alguien por la cabeza como para hacerte daño...-él endureció el rostro, sabía que se refería a Patricia.

Samuel: no sé, pero tampoco quiero saberlo... Solo me importas tú y lo que nos queda juntos.

Andrea: gracias, por darme la oportunidad de estar a tu lado, de quererte y sanar tus heridas.

Samuel: mis heridas ya están sanadas gracias a ti-acarició su mejilla-te quiero, cielo y no hay nada más importante que tú en estos momentos-ella sonrió.

Andrea: que pena que esto se termine, mañana volvemos a la cruda realidad-pasó una mano por la frente.

Samuel: pero lo haremos como pareja-besó sus labios.

Andrea: cierto... ahora tendrás que presentarme como tu novia... ¿no?

Samuel: en cuanto tenga oportunidad de hacerlo, lo haré, no me termina de convencer que Víctor Ramírez y Pablo sigan creyendo que estas soltera...

Andrea: vaya, vaya, apreció un cierto olor a celos... ¿será eso?

Samuel: del Junco no juegues...-sonrió mirándola.

Andrea: sí, sí, son celos... ¡oh! Pobre Gallardo.

Samuel: ¡Ahora verás!-se levantó de la mesa y la cargó sobre su hombro, dejando su trasero a la altura de su cara, acto seguido le dio un azote en el mismo y ella soltó una carcajada, sin apenas terminar de cenar se la llevo nuevamente a la cama, la postró en la misma y comenzó a quitarle la ropa mientras ella reía-voy hacerte el amor tantas veces esta noche que no te quedará duda de lo que siento por ti.

Con un gesto de aprobación ella acepto encantada aquella proposición indecente de los labios de su novio, disfruto de cada caricia, de cada beso y de cada vez que él le hizo el amor, sin dudarlo fue la noche más corta de su vida pero también la más intensa en la que Samuel no dejo por un momento de amarla y de hacérselo sentir.

Ambos conocieron cada rincón de su cuerpo, cada lunar y cada cicatriz, conocían cada herida que marcaba su cuerpo y la historia que se hallaba detrás de la misma... cada gesto, cada mirada, cada susurro les pertenecía a los dos, aquella noche, fue la más idónea para dejar claro que él era de ella y ella era de él...

A la mañana siguiente Samuel y Andrea recogían sus cosas para volverse de nuevamente a la ciudad, aquel viaje había sido idílico para los dos, ninguno quería volverse pero tenían que hacerlo para ocuparse nuevamente de sus vidas, con una pequeña diferencia, ahora lo hacían juntos... como pareja. Andrea miraba por última vez aquel bello paisaje antes de meterse en el coche.

DULCE AROMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora