35. ¡NO!

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Miró su reloj una vez más y por con siguiente miró hacia la puerta, ya era casi mediodía y Andrea no daba señales de llegar, era increíble lo rápido que se acostumbró a la presencia de ella, a verla todos los días y a echarla de menos cuando no la tenía, sintió una presencia detrás de la puerta y su cara se iluminó pensando que podía ser Andrea, pero no, a pesar de sus explícitas órdenes, Patricia, volvió irrumpir en su oficina como siempre con una actitud altanera.

Samuel: de verdad que ya no se en que idioma decírtelo o si es que de verdad hay algo en tu cabeza que no conecta y la información no llega a su destino-se cruzó de brazos.

Patricia: vengo a advertirte... y no te estoy mintiendo.

Samuel: bla, bla, bla, lo mismo de todos los días-señaló la puerta-¡Lárgate!

Patricia: ¡escúchame! Ella te está mintiendo... La vi hace dos semanas en el despacho de Pablo... le estaba dando unas fórmulas o no sé qué sobre la nueva fragancia que sacó estos días-Samuel soltó una carcajada.

Samuel: eres patética... tenemos las grabaciones de seguridad en las que se ve a alguien sacándole fotos a las fórmulas, no trates de engañarme que no soy tonto ni me chupo los dedos antes de dormir, reina-señaló nuevamente la puerta-no te lo repito más.

Patricia: ¡¡Samuel!! Te está engañando, créeme...

Samuel: ¡Basta! No voy a consentir que sigas ofendiéndola-se aproximó a ella velozmente y la agarro de un brazo-te vas ya de mi fábrica, no quiero escuchar tus mentiras-comenzó a tirar de ella sacándola prácticamente a rastras de su despacho.

Patricia: yo la vi en la oficina de Pablo... los dos te están engañando-la soltó en medio del pasillo y camino nuevamente a su despacho-¡ESTAN JUNTOS!-pero Samuel ya había golpeado la puerta cerrándola por completo, ella soltó un gruñido y un pisotón en el suelo, se giró y bajo en el ascensor-¡Maldita sea! Tan ciego como siempre... pero esto no se queda así-bajó al parking encaminándose hacia su coche, lo abrió, entró y dio un golpe al volante-¡De que os separo, os separo!-encendió el coche y entonces la vio.

Iba cruzando el parking de la fábrica demasiado ensimismada en sus pensamientos, había tardado demasiado en ir a la fábrica, Samuel le haría preguntas e iba pensando en las posibles respuestas o en el posible discurso que le daría para explicar su repentina ausencia... llevaba el sobre en sus manos para apoyar con pruebas sus palabras.

Patricia no se lo pensó dos veces, quitó el freno de mano, levantó el embrague lentamente y de pronto piso el acelerador a fondo en dirección a Andrea, la cual seguía su camino hacia la puerta del ascensor que la llevaría a las oficinas, el inconfundible chirrido de las llantas contra el asfalto la sacaron de sus pensamientos y una expresión de miedo se dibujó en su cara cuando vio al coche a escasos metros de ella, no le dio tiempo a reaccionar cuando su cuerpo impactó contra el cristal del coche provocando un fuerte estallido contra el mismo, el parking fue invadido por el sonido de su cuerpo impactando contra el coche y luego contra el suelo, lo siguiente que se escucho fue nuevamente el chirrido de las ruedas del coche que huían del crimen que acababa de cometer.

Andrea permanecía inconsciente en el suelo, tenía un golpe en la cabeza además de varias heridas en la cara por las que sangraba y su brazo derecho se había salido completamente del sitio, su bolso estaba tirado en el suelo, de él salían todas sus cosas y su móvil que vibraba continuamente reflejando en la pantalla el nombre de Samuel, mientras que el sobre con los resultados se teñía con su sangre.

Samuel colgó nuevamente el teléfono con resignación, se estaba empezando a preocupar, volvió a marcar insistiendo pero recibió la misma respuesta.

DULCE AROMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora