26: Foissard.

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Dos semanas después de tanta investigación, dan el caso por cerrado. Nadie protesta en absoluto y parece que a nadie le importa demasiado la muerte de Samuel, sin embargo, a mí eso me tiene casi a punto de morir.

Sueño con él, a veces aparece en mi cabeza y me siento atrapada, como si hubiese sido mi culpa que alguien lo haya matado, de vez en cuando, me siento aterrada, pero eso solo ocurre en los momentos en los que nadie está conmigo y casi corro, hacia donde sea.

No salgo, no puedo respirar el aire del pueblo porque siento que me volveré loca. Amelia y Branden me visitan de vez en cuando, y Sean lo hace casi todos los días, mientras a Adam no le moleste. A veces, Adam ni siquiera se da cuenta de que Sean ha venido a visitarnos y me duele el que me ignore tan mal. Se ve algo demacrado, pero tampoco parece querer hablar conmigo y cuando quiero que lo haga, se siente presionado y se va.

Como justo ahora, que el frío me atenaza las entrañas y yo espero que él se decida a regresar a la mansión. Se ha ido hace al menos tres horas y puede que no sea un tiempo realmente largo, pero... pero me tiene los pelos de punta. Chunky nuevamente es mi único acompañante en los escalones de la mansión y lo único que se puede oír es el aullido de los lobos en la madrugada. Temo que venga borracho, aunque nunca lo ha hecho, y temo que todo termine por completo.

No me besa, no duerme conmigo, no me muerde, prefiere comer en la oficina. Y no soy la única a la que no desea tener a su alrededor; Nanette y Naiely son también ignoradas por él. Y quisiera saber qué pasa, pero no me lo ha querido permitir y he decidido dejar de insistir.

A las dos de la mañana aparece en la mansión. Y al subir los escalones, solo me mira y continúa subiendo. No cierra la puerta principal, pero no me invita a pasar y solo se encierra en su cuarto. Eso me hace sentir peor que todos los últimos días y termino por llorar sentada en la grada al lado de Chunky, que llora conmigo.

Me habían hablado sobre el dolor en el corazón, cuando te lo rompen. Significa que amaste, que lo hiciste de verdad y que el corazón está lo suficientemente vulnerable como para sentirse en las nubes cuando lo aman y aplastarse cuando lo quieren dañar. Mi corazón está aplastado.

A las tres de la mañana regreso adentro. Me encierro en el cuarto y procuro dormir un poco, pero no lo consigo. Cuando algo no me deja tranquila, cuando me siento atormentada por algo, cuando no puedo finalizar nada; no puedo dormir y hoy no estoy bien del todo.

A las cinco me levanto de la cama, me doy una ducha y me pongo un vestido largo de playa. Ni siquiera me tomo la libertad de peinarme y así ayudo a Emeliette con la preparación del desayuno.

Por la tarde, me encargo de las rosas y me encanto de solo saber que han empezado a tener un poco de crecimiento; que en poco tiempo se abrirá una maravillosa rosa y eso me hace sentir aquel orgullo que sentí por mi primer jardín de rosas.

Juego con Nanette y Naiely, que me dicen que se sienten un poco solas gracias a su padre y luego nos sentamos un rato a ver la televisión. A mitad del programa, alguien aparece en la casa. Al abrir la puerta, es nuevamente Sean, que trae un rostro decaído y parece muerto con la cara pálida.

-Amaia... -me abraza con fuerza-. Se ha muerto, Amaia, ha muerto papá.

El dolor que en ese justo instante siento es casi demasiado y las lágrimas no tardan en llegar. Nanette y Naiely me abrazan con fuerza y me piden que deje de llorar, que por favor no lo haga, pero me es imposible no hacerlo.

Cuando los tiempos eran buenos, yo siempre fui su hija mimada, no me llenaba de regalos como a Amelia y a Anabelle, no me daba viajes a campamentos caros como a Samuel, Saint y Sean, no, él me daba amor y con eso me sobraba. Siempre fui su mimada en ese sentido, y nunca pude agradecerle todo eso.

Adam se aparece en el lugar y por primera vez en casi dos semanas y media, me vuelve a tener entre sus brazos. Tal vez no se siente igual, no siento su verdadero amor y eso me hace llorar un poco más, pero también me siento bien; a pesar de todo, Adam me acompaña.

- ¿C-Cómo sucedió? -la pregunta sale de mis labios.

-Cirrosis -suspira-. El alcohol lo tenía mal, solo debías verlo antes de morir, Amaia. ¡Gritaba tu nombre y el de mamá!

El dolor que antes sentía, se convierte en algo insoportable y lloro aun más. Sean y yo lo hacemos. Me explica que todo ha sido de repente, que de pronto estaba en el piso desangrándose y que la autopsia ha sido realizada ya; él definitivamente murió de cirrosis. Me dice que apenas ha tenido tiempo de venir a mí, ya que Amelia lo ha tenido a su lado siempre y no ha querido dejarla sola, pero ahora Branden se ha encargado de ella. Y me avisa que mañana será el entierro por la mañana.

Le pido que por favor no se vaya, y Adam toma eso como que le pido a él que se vaya. Me duele demasiado el corazón para poder soportarlo, así que nos quedamos un rato en el jardín.

Hablo con Sean sobre cosas triviales y no me contengo de decirle todo lo que me ha pasado en este lugar. Me confieso con él; desde la primera noche hasta ahora, evitando entrar en demasiados detalles acerca de mi amor por Adam. Le cuento lo mal que me encuentro por su lejanía y lo terrible que me sienta el que todo pase tan de prisa.

A las cinco de la tarde, Sean se va. Me avisa que pasará por mí muy temprano para ir al entierro de papá y a su último tiempo de vela. Anhelé poder ir con él, sin embargo, supe que no podía simplemente irme. Había algo que no me lo permitía definitivamente, así que preferí acostarme y dormir.

No conseguí dormir, pero al menos, logré estar centrada en la oscuridad en cosas que me mataban. El dolor es bueno de vez en cuando; te recuerda que eres humano, que también hay malos sentimientos y que pronto estaré bien, no dolerá por siempre y está bien. Yo sé que estará bien pronto.

Belleza y RencorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora