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Durante todo el camino ninguno de los dos dijo palabra alguna, Ethan me conocía lo suficiente como para saber qué cuando me enojó prefiero el silencio ante todo. Porque así era yo, hasta el enojo aprendí a reprimirlo y callarlo.

Aparcó frente a su casa, sus padres se podría decir que tenían un nivel de vida privilegiada. De hecho su casa parecía casi una mansión, las pocas veces que había ido (digase dos veces) pude notar lo grande y espaciosa que era, no es como si pasara desapercibida. Caminamos hasta la puerta, lo observé abrir ésta y posteriormente hacerse a un lado para qué yo pasará.

— ¿ Y tus padres?. — Pregunté observando la casa que estaba desierta.

— Están de viaje. — Respondió, caminó hasta mí. — ¿ Quieres ver una película?.

Asentí, caminó hasta la sala de Star y le seguí. Empezó a entresacar películas de todas las qué habían.

— Cero terror.— Anuncié observando la qué sostenía en sus manos.

Me acerqué a él y empecé a buscar también, nuestros dedos se rozaron varias veces pero lo apartábamos como si el tacto del otro quemará.
Tomé una película en mis manos, convencida de qué era excelente para ver.

— Cero romance, drama o cursilerías. — Masculló observando la peli en mis manos.

— Estúpido.— El rió, se tiró sobré el sofá haciendo un drama al hacerlo como si acabará de correr un maratón.

— Ven aquí. — Parmeo un lado del sillón, me senté a su lado.— Creó qué debemos comprar nuevas películas— susurro mirando la enorme televisión apagada frente a nosotros.

— Aún podemos ver una en Netflix.— Repliqué.— ¿ Qué tal, Love Rose?.

— Ni lo intentes.

— Ni siquiera la has visto.— Me defendí.

— Puedo imaginar de que trata.— Reí. Coloqué mí cabeza sobré su pecho, tomando esté como almohada. Lo sentí tensarse unos segundos, pero luego su cuerpo se relajo.
Enredó sus dedos en mi cabello, dejando pequeñas caricias sobré esté.

Suspire dejándome llevar por esa comodidad tan sobrecogedora, siempre me sentía así en brazos de Ethan, no importaba cual fuera la situación, él siempre me daba paz.

— Fer.— Musitó.

— ¿ Sí?. — Mis párpados estaban empezando a pesar.

— Yo...

Levanté el rostro en busca de sus palabras al ver que se había detenido, sus ojos se encontraban fijos en los míos. Ninguno de los dos apartó la mirada, nos estábamos disfrutando con ella. Llevó su mano hasta mí barbilla, colocando mi rostro a su altura.

Estábamos a escasos centímetros de distancia, rosó nuestros labios y dejé de respirar en ese momento, le di espacio a mi boca, tomó mi rostro entré sus manos y lo acercó al suyo, cerré los ojos instintivamente esperando el ansiado beso pero no llegó al menos no a mi boca , sí lo hizo, pero en mí frente.

Mordí mi labio inferior al sentir sus labios sobré mí frente, las cosas se estaban complicando. En unas horas pase de ver Ethan como casi un hermano por el cual tenía cierto enamoramiento de niñez a verlo como un hombre por el qué mataría para qué me besará.

— Creó qué debes ir a dormir. — Se levantó del sofá, lo observé confundida. — Mañana tienes instituto.

Me levanté ignorando o haciendo el intento de hacerlo al torbellino que tenía en mi interior, subimos las escaleras en silencio. Entramos a la habitación, qué era un poco más grande qué la mía y mucho más organizada.

YO: SOY LA GORDA ©Where stories live. Discover now